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Videojuegos

'Harold Halibut': un gran trabajo de diseño para un juego lento

La trama adopta un ritmo demasiado lento a pesar de su bello acabado y de su exquisito tratamiento

Momento del videojuego 'Harold Halibut'.

Arduo trabajo el de la desarrolladora independiente Slow Bros, creando a partir de maquetas tanto de escenarios como de personajes un título exquisitamente diseñado, con una ambientación cuidada al detalle y un protagonista que se hace querer de lo buenazo e inocente que es. Lo de la técnica stop-motion no es nuevo en la industria del videojuego. Durante la década de los noventa, era habitual que de vez en cuando se lanzase un título creado con dicha fórmula de desarrollo, con títulos como: The Neverhood o Skullmonkeys. Hoy en día los alumnos de primaria pueden aprender fácilmente esa técnica gracias a programas informáticos. Tienen la posibilidad de recrear una pequeña película a partir de fotogramas de objetos o personajes estáticos cuyas imágenes reproducidas una tras otra dan la sensación de movimiento.

El ejemplo más claro son los personajes de plastilina que han protagonizado filmes como La oveja Shaun, Wallace y Gromit o las timburtonianas Pesadilla antes de navidad y La novia cadáver, entre otras. Realmente, una meticulosa tarea absolutamente detallada y artesanal donde la recreación de una pequeña escena implica mucho tiempo de trabajo. Tanto es así que las primeras ideas sobre lo que sería Harold Halibut datan de 2012. Ha llovido desde entonces hasta ahora, su momento de estreno. No es lo mismo diseñar digitalmente personajes y escenarios que fabricarlos físicamente para capturar sus imágenes y posteriormente digitalizarlas para crear el juego. Sin lugar a dudas está latente el mimo con el que se ha realizado el trabajo; otra cosa es la sensación de lentitud que se le queda al jugador tras un rato de juego.

Con una ambientación retro-futurista de plastilina, nos adentramos en una especie de nave ciudad denominada «Fedora» gobernada por la corporación «Todo Agua». Se creó 250 años antes, para escapar de la tierra amenazada con una guerra fría que posiblemente acabaría con el planeta. Su objetivo era encontrar un planeta habitable para continuar la andadura de la especie humana. La nave acabó anclada en las profundidades de un planeta líquido y el objetivo de sus habitantes es poder conseguir un efectivo sistema energético para que la nave pueda elevarse lo más rápidamente posible hacia la superficie del planeta y abandonarlo antes de que empiecen las tormentas solares y sea imposible el intento hasta muchos años después.

La nave dispone de diversas estancias diferenciadas por distritos comunicados entre sí por un sistema de tubos acuáticos para trasladarse de uno a otro. El distrito energético, la estación central, el distrito del laboratorio y otros que se irán abriendo conforme avancemos en el juego además del denominado «galería Ágora» en donde encontramos una especie de centro comercial con tiendas, restaurantes e incluso un salón de recreativas con las que podemos jugar a sencillos juegos de vuelo entre anillos. La forma de manejar al personaje es extremadamente sencilla, movemos a Harold con el joystick y accedemos a los puntos de interés pulsando un botón para avanzar en los diálogos o para que Harold interactúe con objetos, como por ejemplo un estropajo que le ayudará a limpiar grafitis a base de mover el mando a uno y otro lado o un destornillador con el que abrir el panel de control de la impresora 3D.

Disponemos de una pequeña agenda electrónica en la que podremos ver los mensajes y objetivos que nos encomienden y, mientras avanzamos en la historia, se va reflejando lo ocurrido en unos dibujos de trazos infantiles que se quedan archivados en ella. Harold es el encargado de mantenimiento de la nave, pupilo de la anciana investigadora cuyo objetivo principal es mantener a la población con vida hasta que puedan salir del planeta. Irá descubriendo a los demás personajes a base de realizar los recados que le encargan: ir a la unidad de filtrado para limpiar la maquinaria, hablar con un personaje para llevarle o pedirle alguna información determinada, llevar muestras de minerales a la encargada del laboratorio para examinar las bacterias alienígenas y, en definitiva, todo lo que pueda hacer para ayudar al resto de personajes que habitan en tan particular nave-ciudad.

Nos enfrentaremos a momentos misteriosos, a sencillos minijuegos, a un pesado policía encargado de la seguridad de la nave para quien prácticamente todo el personal es sospechoso, e incluso a la aventura amorosa de una pareja cuyo hijo Félix prefiere aprender los misterios de la vida en Fedora deambulando por allí y alejándose de los libros de texto. La inocencia de Harold es tan aguda que hasta Félix es capaz de reírse de él. Es la reencarnación del buenazo del que todo el mundo se aprovecha, pero sin llegar a la maldad, porque ahí todos están a una, luchando por su porvenir y supervivencia. La idea de la trama mantiene el interés por el «¿Qué pasará?». Pero el constante ir y venir por los mismos pasillos una y otra vez o alternar entre un distrito y otro para realizar las misiones ralentiza el juego convirtiéndolo en tedioso y repetitivo, por lo que los más creciditos jugadores no durarán mucho manejando al pobre de Harold.

Al final, lo curioso de la trama se convierte en algo lento a más no poder a pesar de su bello acabado y de su exquisito tratamiento del idioma inglés. Está subtitulado al castellano. Para los jugadores mayores Harold Halibut se convertirá en una agradable pero mera anécdota sin chicha ni limoná, una lástima porque el pobre de Harold se hace querer y al fin y al cabo es todo un canto a la amistad. Harold Halibut está disponible para PlayStation 5, Xbox series y game pass además de PC.