Trump elogia a un excolaborador acusado de violencia doméstica
Para muchos demócratas -como la congresista Nydia Velázquez que ha criticado que Trump no haya hecho alusión alguna a las mujeres afectadas- esto es una muestra de la «cultura de misoginia» de la Casa Blanca.
Un escándalo sacude la Casa Blanca por acusaciones de violencia doméstica contra un exasistente del presidente Donald Trump, a quien el mandatario ha elogiado el viernes desatando una oleada de cuestionamientos sobre su ética y la de su entorno, informa AFP. «Lo aprecio. Le deseamos lo mejor. Trabajó muy duro», ha dicho Trump a periodistas sobre su excolaborador Rob Porter.
Porter ha renunciado el miércoles como secretario de personal de la Casa Blanca tras conocerse las denuncias de agresión física y abuso psicológico de sus dos exesposas, una de las cuales ha divulgado una foto suya con un ojo morado del que lo responsabiliza.
Porter, que ha negado las acusaciones, trabajaba junto a Trump y manejaba material altamente confidencial, aunque no había pasado los filtros de seguridad requeridos para su puesto por esas mismas denuncias.
En el centro de la tormenta por el caso están también dos figuras próximas a Trump: su jefe de gabinete, John Kelly, y su directora de comunicaciones, Hope Hicks, esta última vinculada sentimentalmente con Porter.
¿Kelly no lo sabía? Y si estaba al tanto, ¿por qué no hizo nada? ¿Y por qué Hicks, una de las más cercanas colaboradoras de Trump, ha permanecido en silencio hasta que el asunto se hizo público? ¿Acaso porque tenían una relación?
El debate, ya encendido luego de la Casa Blanca reconociera a través de su subsecretario de prensa, Raj Shah, que muchos podrían haber hecho las cosas mejor para manejar la situación, se ha avivado con las declaraciones de Trump.
Desde la Oficina Oval, Trump ha asegurado que supo «recientemente» de las denuncias, de las que se «sorprendió». «Fue muy triste cuando nos enteramos».
El mandatario ha saludado el «muy buen trabajo» de Porter en la Casa Blanca. «Esperamos que tenga una carrera maravillosa (…) una gran carrera por delante», le ha deseado.
Porter, un egresado de Harvard, era respetado y se lo consideraba bueno en su trabajo.
Hasta horas antes de que dejara su puesto, la Casa Blanca lo elogiaba por su integridad y rectitud.
Pero sus exesposas no pensaban lo mismo. Una de ellas, Jennifer Willoughby, ha dicho haber vivido su matrimonio bajo un estado de «terror constante».
En una entrevista con CNN, ha considerado «preocupante» que el debate se haya centrado en el aporte laboral de Porter y no en «un hombre con problemas que necesita ayuda».
«¿Podemos separar el trabajo de un hombre de su vida privada?», se ha preguntado.
Para muchos demócratas -como la congresista Nydia Velázquez que ha criticado que Trump no haya hecho alusión alguna a las mujeres afectadas- esto es una muestra de la «cultura de misoginia» de la Casa Blanca.
Su colega Ann McLane Kuster ha considerado «alarmente» que Porter mantuviera un «papel influyente» si altos funcionarios conocían las acusaciones en su contra.