El iceberg gigante A-68A, desgajado de la Antártida, podría tocar tierra este mes cerca de las aguas de la isla de San Pedro –también llamada Georgia del Sur, en el Océano Austral–, «lo que supondría una amenaza» para la rica flora y fauna de la zona, incluidos pingüinos y focas, según la Agencia Espacial Europea.
En contexto: el iceberg, que se separó en 2017 de la barrera de hielo Larsen C, ha recorrido miles de kilómetros hasta situarse a unos 120 kilómetros del archipiélago de las islas Georgia del Sur y, si continúa su trayectoria actual, «podría encallar en las aguas poco profundas del litoral de la isla San Pedro».
Durante los últimos tres años se han empleando misiones por satélite para seguir al iceberg durante su viaje, entre ellas la Sentinel-1 del programa Copernicus, que ha sido fundamental para cartografiar las regiones polares en invierno.
Cuando el iceberg se desprendió de la barrera de hielo, tenía aproximadamente el doble del tamaño de Luxemburgo y fue uno de los mayores jamás registrados, aunque con solo un par cientos de metros de espesor, lo que cambió el perfil de la península Antártica para siempre.
Llamado originalmente A-68, al poco de separarse perdió un fragmento de hielo, lo que redujo su tamaño y se cambió su denominación por la de A-68A.