El autor del estudio, Alberto Posso, del Royal Melbourne Institute of Technology, analizó los datos de los estudiantes y realizó exámenes reconocidos internacionalmente, que son administrados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El estudio examinó la correlación entre los resultados académicos y los intereses personales de los niños y las actividades fuera de la escuela, incluyendo el uso de Internet. Según Posso, «el análisis muestra que los estudiantes que juegan en línea obtienen puntuaciones más altas en las pruebas», y como explicación a este fenómeno intuye que «al disfrutar de videojuegos en línea están resolviendo incógnitas que les permitan pasar al siguiente nivel, lo que implica el uso de algunos de los conocimientos generales y aptitudes en matemáticas, lectura y ciencias que se les han enseñado durante el día». Sin embargo, no es posible afirmar que los videojuegos sean la clave para sacar mejores notas, ya que es posible que los niños y jóvenes que estén más dotados para las matemáticas, la ciencia o la lectura sean más propensos a jugar, o que los estudiantes más competentes, capaces de trabajar de manera más eficiente, tengan más tiempo libre para jugar.