The Objective

La viñeta animada sobre Robert Redford

Se nos ha muerto el equivalente hollywoodiense a Marylin Monroe, pero en tío, rubio y despampanante. Todo en Ordinary Bob era oro, como su pelo. Y es que Ordinary Bob es como le llamaban todos los que tuvieron el privilegio de trabajar para él en el Festival de Cine Independiente de Sundance, por lo tranquilo, educado y natural que era con todo el mundo. Tocado por la mano de Dios, ha tenido una vida… de cine.

El éxito le visitó pronto y encadenó una de las rachas de taquillazos más tremendas que se conocen. Tuvo dos parejas en la pantalla de plata: Jane Fonda, con la que hizo, como secundario, La Jauría Humana, dando la réplica nada menos que a un Marlon Brando en plenitud y al poco tiempo Descalzos en el Parque, con la que reafirmó su estrellato. Y después con el grandísimo Paul Newman, con quienes haría Dos Hombres y un Destino y El Golpe, dos obras maestras del viejo Hollywood. También Jeremiah Johnson, una de las cumbres del Western. Y la ironía reside en que el actor que mejor encarnó ese sistema de los grandes estudios, pasaría a ser el mayor valedor del cine independiente, cuando creó su festival de Sundance.

No hay sitio en esta pequeña reseña para repasar la interminable lista de éxitos. Tras los anteriores, llegarían dos de los mejores thrillers de los 70: Los Tres días del Cóndor y Todos los Hombres del Presidente.

En los 80 sorprendió a todos dirigiendo la maravillosa Gente Ordinaria y ganando cuatro Oscars, incluyendo mejor película y mejor Director. “La industria siempre me trató bien” recordó al recoger los galardones, y por ello se aventuró a crear su grandioso festival, que, como todo lo que tocó, Rey Midas de la Meca del Cine, se convirtió en oro. Hoy es la gran lanzadera del cine independiente made in the USA.

De mayor, resucitaría como galán: Memorías de Africa o la ridícula Una Proposición Indecente, que sólo él podía encarnar decentemente y sin provocar risa. 

Tuvo una vida regalada, feliz. Fue un galán a pesar de si mismo, nunca lo intentó, jamás trascendieron ligoteos ni tonterías, al igual que su compi Newman y como este, conocería al final de su vida la tragedia de perder un hijo.

Rest in peace, Mr. Redford.