Cuatro magrebíes violaron el pasado viernes 24 de octubre a una joven que volvía de una fiesta universitaria en Pamplona. La violación fue de una crueldad extrema. Los agentes de la Policía Municipal se encontraron a la chica en el suelo, junto a un árbol, semiinconsciente y con la ropa descolocada. Los violadores tenían una orden de expulsión del país por estancia irregular y llevaban tiempo generando conflictos en la zona, pero el Ayuntamiento, gobernado por Bildu, desoyó las advertencias que anidaban en los informes policiales.
La violación se ha producido precisamente en Pamplona, donde una manada hizo que media España saliera a las calles en 2017 y que la izquierda preparara la infame ley del sólo sí es sí, que terminó volviendose en favor de los agresores, por cierto. En esta ocasión, como en otras anteriores entre 2017 y 2025, los violadores no eran ni blancos ni españoles. Por eso, no habrá grandes manifestaciones en apoyo a la víctima y el feminismo institucional seguirá, como hasta ahora, callado.
