Un accidente de coche rompió la relación laboral y amistosa entre la actriz Uma Thurman y el director Quentin Tarantino. Todo ocurrió en el rodaje de Kill Bill: Vol. 2, en 2004, cuando –de acuerdo con el testimonio de la afectada– se vio presionada para grabar una secuencia de alto riesgo al volante de un coche. Thurman cuenta que conserva lesiones de aquel choque, que Tarantino le mintió sobre el circuito a realizar y que los productores, entre ellos Harvey Weinstein, ocultaron esta realidad –e incluso la cinta que ahora ve la luz– hasta ahora, cuando un Tarantino arrepentido ha accedido a entregársela… casi 15 años después.
El cineasta se ha disculpado públicamente y manifiesta que «es uno de los mayores remordimientos» de su vida.