Seguro que te ha pasado en alguna ocasión: sientes que tu ojo tiembla, o más bien el párpado, y te preocupas y no sabes muy bien por qué ocurre, aunque siempre sucede cuando estás particularmente ansioso o nervioso. Pues bien, venimos para tranquilizarte: es algo completamente habitual por lo que, en general, no deberías preocuparte. Es solo el síntoma de una cuestión más importante. Esto quiere decir que tal vez debas atajar tu estrés y no acudir al oculista. Esto lo detallaremos más adelante.
Hay varios razones por las que se produce, según la Clínica Baviera. La principal es la ansiedad, que nos provoca esta reacción nerviosa. Después existen una serie de razones menos frecuentes que lo justifican, como la sequedad ocular, el cansancio, el abuso de las pantallas, el desuso de gafas cuando las necesitamos o el sobreconsumo de café u otras bebidas estimulantes. Solo en algunos casos excepcionales tiene que ver con un trastorno como el blefaroespasmo, en cuyo caso es recomendable acudir a un experto para que realice un seguimiento.
De este modo, reiterando en la idea de que esta reacción no es más que un síntoma, debemos tomar algunas medidas en el asunto. El descanso es fundamental. Hay que evitar los estimulantes cuando tienes de por sí un carácter nervioso y las situaciones estresantes –o, en su detrimento, abordar la mejor manera de gestionarlas–. Hay que tomarse un respiro durante los largos periodos frente a la pantalla, ya sea trabajando, viendo películas o jugando en el ordenador. Hay que practicar deporte para destensar el cuerpo.
Dicho todo esto, Baviera dibuja algún escenario en el que sí debes tomarte en serio esta reacción. “Si los temblores continúan durante más de una semana o notas que, en algún momento, el párpado se te queda totalmente cerrado y no puedes abrirlo o te cuesta mucho, deberías acudir a un médico”, recomienda. “Y tendrías que aplicar la misma recomendación si los temblores van acompañados de algún tipo de inflamación, secreción o enrojecimiento del ojo”.
