The Objective

La viñeta sobre... el 20-N

El 20N

Fuentes de ultratumba me dicen que la carcajada del Caudillo se ha escuchado hasta en El Ferrol. O principalmente en El Ferrol. No lo sé. Con estas cosas del más allá me suelo hacer la minga un lío. Me confusiono jugando a la güija, que no rima con minga pero sí con pija.

Hoy puede ser un gran día, cantaba Serrat, en lo que podría ser, en tan señalada fecha, un himno involuntario del Nano. O quizás le pegue más al asunto su soberbia Fiesta, con aquel “gentes de cien mil raleas”. No sé, estoy disperso. Entre eufórico y disipado, entre borracho y dispépsico —que no sé lo que significa, pero que se me antoja descriptivo—. Porque tantas malas noticias judiciales juntas, encadenadas, unas detrás de otras —que ayer, de todos los días ayer, tras la accionada, van sus señorías… ¡y nos sueltan al Cerdán!—, que uno empezaba a perder fe en la cosa de los birretes y las togas.

Y en ese momento preciso, en mitad de la noche oscura del alma democrática, cuando estas gentes aparentemente hechas de teflón e indemnes a todo auto o imputación se carcajeaban en nuestras narizotas… ¡zas!, llegó el rayo de luz celestial. Va ese juez bendito y le atiza al fiscalito general un sopapo en to er bebe que todavía resuena en los marmóreos pasillos del Tribunal Supremo.

Que Dios lo tenga en su gloria. Al juez, no al fiscal.

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