Los sanitarios aterrizaron en el centro de la conversación. Se les puso cara, nombre, circunstancia. Mientras, en su mayoría ajenos al vox populi, doblaban turnos, trabajaban con protocolos que cambiaban cada día, cada hora. Cada día café y a frenar el virus. Cada día durante ya diez meses con sus 300 noches. No hay cuerpo que aguante eso, pero, sobre todo, no hay mente que salga indemne. Casi la mitad de los sanitarios presenta un riesgo de trastorno mental, un 14,5% sufre una patología mental incapacitante y un 3,5% tiene ideaciones suicidas, según han revelado dos estudios del Hospital del Mar (Barcelona).