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Jana Leo: "La histeria está relacionada con la violación, pero esto nunca se llega a decir"

Jana Leo: «La histeria está relacionada con la violación, pero esto nunca se llega a decir»

Un total de 1.127 mujeres fueron violadas en España durante el año 2015. Hace 17 años en la ciudad de Nueva York, la artista Jana Leo también se convertía en una víctima más en la estadística de la violencia: un hombre armado la violó en su propia casa.

“No me podía creer que hubiera un hombre con una pistola junto a la puerta de mi piso”, relata en la artista en el primer capítulo de su libro Violación Nueva York. Fue en ese momento, mientras pensaba que iba perder su vida, Jana Leo tomó algunas decisiones que ella misma no entendería tiempo después. Leo invitó al hombre a pasar a su casa, no perdió el control, le ofreció algo de beber, fue cool –como ella misma afirma- y simpática, hasta que le pasó por la cabeza que quizás ese hombre quería violarla pero sin forcejeo, con intimidad. Durante la violación el hombre inclusive osó con preguntar si podía besarla y ella, pasiva, se obligó a permitirle que la besara. Al finalizar, ella dialogó con él, le cuestionó sus formas de acercarse a las mujeres, le preguntó si vivía cerca, hasta le abrió la puerta de su casa, después de que ella lo convenciera de que no iría a la policía. Su comportamiento era lógico, el instinto de sobrevivir era prioridad para Leo.

A partir de esa experiencia Jana decidió actuar y contar su historia, no solo como forma de desahogo sino como relato policíaco, una huella que guarda pruebas de un hecho violento, sin sangre, sin golpes. Violación Nueva York (Lince Ediciones, 2017), es una forma de dar a entender que vivir en una ciudad gentrificada con pobreza alrededor incide directamente en la violencia social.

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Portada de Violación Nueva York | Imagen vía Lince Ediciones

¿Por qué decidiste escribir sobre tu propia violación?

Son cosas que tienes que decirlas pero tampoco tienes porque ocultarlas, automáticamente es algo que no lo puedes contar, ese era el punto uno del libro, ‘esto me jode’. Porque al final acabas contando entre amigos tus experiencias sexuales, primeros las buenas y luego las malas. Parece que se cuenta en un entorno que ya has creado, si bien cuando vas a tener relaciones sexuales con alguien o si las has tenido o si alguien te ha contado algo al respecto, pero es algo de lo que uno no habla. Estoy acostumbrada a documentar las emociones, más que a contarlas. Mi trabajo ha sido sobre eso, así que tenía mucha ventaja. He creado una red con este libro, si mi mundo normal se tambalea estoy creando uno nuevo con este libro. Empecé a escribir y a describir lo que me había pasado desde la mañana siguiente, sin consciencia de libro sino pensado en cómo librarte de la muerte.

¿Es un proyecto como resistencia si el violador volvía?

Era dejar rastro, es supervivencia y lo único que puedes hacer si eres víctima es recordar, eso tiene un poder contra la persona que lo ha hecho y tú puedes identificar mil cosas. Mientras yo estaba allí estaba atenta a la supervivencia, pero con los ojos abiertos. El hecho de que recuerdes una marca en el estómago es algo que después te va a dejar poder identificarlo. Eso es instintivo.

¿Tiene que ver con un tabú con respecto al sexo?

Yo creo que sí, pero no he descubierto exactamente por qué, por qué la gente no habla de esas cosas. La violación es tabú cuando tiene poca violencia física, porque si te han violado en la calle, en un parque o en un viaje, yo creo que la gente habla más de ello porque no está relacionado con su entorno, con su vida normal puedes decir que son sucesos que ocurren sin más, desde la lejanía. El problema es que no se cuenta porque tiene que ver realmente con el entorno, con la intimidad, más que con el sexo.

¿Por qué existe un tabú con la violación que ocurre de un padre a su hija más que una violación que pueda ocurrirte en un viaje a la India?

En el caso de la violación en el entorno íntimo, la gente suele pensar que es como la peste, que se contagia. Si le cuentas a alguien algo que te ha pasado en un entorno lejano, implica que eso no le va a pasar a los que estamos aquí. Además si cuentas algo que pasa en un entorno lejano no estás agrediendo verbalmente, porque si te cuento cosas que pueden estar en tu entorno, es una agresión.

¿Contar un suceso violento es una agresión?

Hay gente que lo considera una agresión. Realmente tiene que ver con la intimidad, hay cosas que no salen de casa y no salen de tu cuerpo; y si el hecho violento ocurre en tu casa y en tu cuerpo, no lo puedes contar porque lo ves demasiado cercano al entorno.

¿Qué reacción de ti misma te sorprendió mientras te violaba?

Me sorprendió cuando le pregunté al tipo si me iba a matar. Yo pasé de una actitud relativamente cool porque yo lo confundí con el vecino de abajo. Primero le confundo con el vecino de abajo y luego llega un momento en que lo cool se me pasa porque estoy literalmente acojonada y le pregunto: ‘¿me vas a matar?’. Y al segundo pensaba: ¿eres gilipollas?, no le des ideas, no le muestres que tienes miedo y allí me sorprendí a mi misma diciendo: ¿quieres algo de tomar? Era la adrenalina. En ese momento estás bregando con tu vida. La adrenalina y el carácter se impone en esos momentos.

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Algunos de los documentos que recopiló Leo durante la investigación de su violación | Imagen vía Jana Leo

¿Cómo sociedad debemos educar a las posibles víctimas de una violación?

A nivel ideológico me fastidian todas las recomendaciones que te dicen para combatir un acto violento: ¿por qué tienes que ser dócil, maja y suave? Casi te fuerzas a ti misma a colaborar. En cierto modo a las víctimas nos educan en lo que hay que hacer, a convertirte en tu propio verdugo, porque psicológicamente estás obligando a que tu cuerpo se abra en vez de decir no y que el otro te fuerce. Si no eres tu propio verdugo posiblemente vas a salir más dañado, pero por otro lado estás siendo coherente con que no quieres sentirte violado. Tú no asumes la figura del violador, no la internalizas, con lo cual dejas muy claro que es violación; por lo tanto, no estás eliminando al sujeto de culpa. Con las recomendaciones de convertirte en un ser dócil, casi estás facilitando que te violen y que el otro crea que no es violación y, que a la hora de denunciarlo, tengas menos posibilidades de que te crean pero, por otro lado, nos están educando también para el instinto de supervivencia, a preservar la vida.

¿Sigues molesta con esa guía de supervivencia?

Como instinto de supervivencia funciona, pero luego genera una serie de movimientos psicológicos que son violentos para la víctima.

¿Cómo enfrentaste al momento después de la violación?

Me enfrenté a varias cosas. Por un lado a nivel físico no me producía demasiado trauma, posiblemente porque tenía 30 años y había tenido sexo en otras ocasiones, me llevaba bien con mi cuerpo y no me estaba enfrentando a algo nuevo. Además, el mayor problema para mi era la posibilidad de muerte, el miedo a morir, más que el rechazo sexual, ni siquiera decrecía mi libido. Por otra parte, me generaba miedo estar en casa, miedo a que el violador volviera, miedo al control de otra persona, miedo a la amenaza, porque es esa sensación como en las películas de ‘primero te violo, luego te mato’ o ‘si vas a la policía vuelvo y te mato’, esa sensación de que el violador hasta que no esté en la cárcel sigue teniendo control sobre mí porque sabe donde vivo. Es el miedo a que esté allí y de la sensación de que alguien está tomando ventaja sobre ti, de engaño en cualquier situación cotidiana a la que yo estaba predispuesta.

¿Nunca tuviste una reacción histérica o desesperada durante tu encuentro con el violador o posteriormente hacia algún hombre en tu vida cotidiana?

Hablando con una amiga psicóloga, me decía que el gran problema de que nos violen a las mujeres es que nos hacemos histéricas, que es en cierto modo lo que se define como histeria, pero que es una relación desmesurada a algo que no es apropiado. La histeria está relacionada con la violación, pero esto nunca se llega a decir. No es que sea el carácter de la mujer, sino que hemos sido abusadas y nos lo hemos callado. Ya sea que no hayas podido decir nada por supervivencia, porque fue una violación en casa o por lo que sea, entonces debes expresarlo de otra forma a través de las acciones cotidianas. La histeria no está relacionada con el sexo, sino con la violación, cuando alguien te está utilizando como objeto, y las mujeres estamos acostumbradas a que nos traten mal. Es un comportamiento que ocurre, que lo ves, te molesta, te vas tragando toda esa molestia y terminas convirtiéndote en una histérica porque no hemos puesto límites. Quizás eso fue una de las cosas que más me molestó después, la falta de capacidad física para defenderme porque no estoy entrenada.

¿Cómo puedes hablar de tu violación ahora conmigo? ¿Cómo lo manejas?

Es muy difícil hablar cuando te está pasando. Ahora que ya han pasado 17 años me sigue molestando pero no hay un efecto físico, sí intelectual, lo que tienes más cerca es la soledad. No había manera de hablarlo “te han violado y ya está”. No pasas un duelo, mi investigación de la violación fue una forma de resistencia porque mi novio ya no podía más con el tema.

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Jana Leo | Imagen vía Lince Ediciones

¿Las cifras de denuncias por violación no son suficientes?¿Hay una doble amenaza al no poder hablar del tema especialmente si es una violación pasiva?

Es que no sabes qué hacer. La persona puede volver de cualquier manera. Es una forma de resistencia a la dominación.

La violación es una forma de pertenecer, de que el violador se adueñe de ti, pero si el cuerpo es una casa, ¿por qué ocurren las violaciones pasivas ocurren en la intimidad del hogar?

Lo primero es hablar sobre ello. Que se reconozcan, por lo menos si uno reconoce a un violador durante una cita, entiendo que es una violación con cita, en el momento que tu reconoces sus mecanismos ya no te sientes tu mal.

¿Cuáles violaciones pasivas existen?

La más habitual es la date rate, la de que es tu novio y sales a cenar o que vas a una discoteca y te echan algo en la bebida y luego te arrastran a casa hasta los abusos de poder: maestras con niños o con niñas. En realidad las violaciones pasivas son más frecuentes que las violaciones con alto grado de violencia lo que pasa es que las pasivas están tan en nuestro engranaje y tan cerca de casa, que no quieres hablar de ello. Me acuerdo que en el colegio una novicia me llevaba a su cuarto y me tocaba y yo al decírselo a mi madre, ella me decía: ¿cómo puedes decir estas guarradas de una monja?

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Investigación de Jana Leo sobre su violación  | Imagen vía Jana Leo

La violación y la ciudad

¿Cómo comenzaste hacer conexiones con la violación, la ciudad y la casa?

El miedo a estar en casa lo tengo desde pequeña. No creía que en casa pasaba, pero vas creciendo y esas cosas se te olvidan. Estudiando en Princeton empecé a leer sobre la casa como lugar de horrores, así que no era yo la única que sentía esto. Allí me puse a investigar sobre el tema. Empecé estudiar la muerte en la fotografía, la muerte como escenografía, es ahí cuando incluí la casa, porque las imágenes que yo estaba recopilando habían ocurrido en casas y el cuerpo de la mujer. La muerte de la mujer sucede en sitios domésticos y allí comencé a elaborar un cruce de caminos que fue previo a mi violación. A partir de mi violación me encuentro con que la gente comienza a contarme cosas, que si le ocurrió lo mismo en una escalera, en un ascensor, en su casa. Es así como conceptualizo la casa, derrumbo el mito de que todo ocurre fuera y entiendo la dejadez con el código técnico, que no hay reglamento alguno para exponer al potencial traspasador – violador, salvo que una cámara de vídeo te grabe. En el momento de su violación, mi cámara de fotografía estaba encima del trípode y en algún momento pensé en levantarse juiciosamente y encenderla para tener evidencia de lo que estaba sucediendo pero no lo hice por miedo.

¿Por qué no abandonaste Harlem?

Dejar tu casa es dejar tus recuerdos, me resistía a eso y aceptar que realmente había ocurrido una violación. La aceptación del hecho. Si al violador lo hubiesen metido en la cárcel al mes, yo no me mudaba. Hasta que me di cuenta de lo de casero, quien había dejado el edificio en manos de la delincuencia y de la pobreza exterior.

Y Madrid, ¿cómo ves el crecimiento de la capital?

Madrid era una ciudad peligrosa en los 80 y los 90 y ahora de repente tiene un boom. Y lo que hace que suba el precio del metro cuadrado es la falta de criminalidad.

¿Cuál es el problema con la gentrificación de las ciudades?

Es un problema de controlar el proceso. La ciudad es un animal vivo y la gentrificación es algo natural. En cuanto a Harlem es lo mismo, hay nuevas generaciones de inmigrantes que se mueven y eso es la ciudad. El cambio se va dar, pero de muchas maneras. ¿Por qué no hay un mecanismo de inspección y control de los cambios que ocurren en la ciudad? porque tenemos a un animal desbocado, sobre todo en los últimos años en que las ciudades han cambiado de una manera brutal y no ha crecido junto a ello ningún organismo a nivel urbanístico que haya cuidado de eso, que ejerza un control. La legislación claro que ha favorecido a que el proceso ocurra y que haya un cambio; por otro lado es algo natural, no hay trabajo, el turismo y las inmobiliarias se han convertido prácticamente en las industrias número uno y número dos.

AirBnB es un fenómeno que se ha satanizado, ¿qué piensas de la empresa con respecto al crecimiento de la ciudad?

El fenómeno es muy complejo desde Airbnb al couchsurfing. Por un lado está la necesidad de la gente de relacionarse con el otro de una manera distinta y tener relaciones anónimas porque en el espacio público no están ocurriendo. Por ejemplo, las plazas se llenan de terrazas que son sitios privados donde debes consumir, al haber inmigrantes te da miedo sentarse en los parques, entonces hay una especie de aislamiento y se necesita salir de él a través del viaje, así empieza el couchsurfing. Luego del couchsurfing se piensa que a partir de eso se puede capitalizar, al cobrar un alquiler y si eso lo juntas con la crisis, entonces el problema real es la pobreza. Es importante que los fenómenos se hablen desde la complejidad. El problema no es Airbnb, está genial compartir tu casa.

¿Existe un vínculo entre la violencia de género, la vivienda y la pobreza?

Recuerdo que un sociólogo español en el 2008 dijo que había una sola razón por la que la violencia doméstica era mucho mas alta en España que, por ejemplo, en Alemania, y es el precio de los alquileres. Y claro tiene sentido, si me cuesta 900 euros un piso cómo me voy de allí, pues acepto que mi pareja me pegue. Una política de cualquier tipo tiene un vinculo ligado al individuo, punto.

 

Jana Leo sigue viviendo en Nueva York y aprecia lo que le ha dado la ciudad y las raíces intelectuales que para ella son fundamentales, más allá de cualquier violencia que pueda ocurrir en su contra debido al crecimiento de la ciudad. Su libro Violación Nueva York está disponible en España a partir del 11 de septiembre y si quieres leer su primer capítulo puedes hacer click aquí.

 

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