Este es el método correcto para que no se ponga duro el pan y conserve su sabor
Este alimento es uno de los pilares de la dieta mediterránea y muchas personas lo consumen a diario
El tipo de alimentación es una de las cosas más importantes en la vida de los españoles. Uno de los alimentos indispensables en esa dieta es, sin duda, el pan: su versatilidad y su valor nutricional lo han convertido en uno de los pilares básicos de la dieta mediterránea. Tanto es así que son muchas las personas que lo toman a diario, ya sea en el desayuno, la comida o la cena.
La duda sobre si realmente el pan es bueno o no es de las más repetidas. Es cierto que, si se compara con otros alimentos de origen vegetal como las verduras o las frutas, tiene pocos nutrientes esenciales (proteínas, grasas, vitaminas, fibra y minerales). Por el contrario, además, aporta una gran cantidad de calorías e hidratos de carbono, sobre todo si es pan blanco hecho con harina refinada.
El pan integral, por el contrario, es mucho más nutritivo y recomendable para la salud: reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, diabetes o cáncer de colon. Pero no solo eso, también contiene más proteínas y fibra, menos azúcar, facilita la digestión y reduce el sobrepeso. Además, es rico en nutrientes fundamentales como el manganeso y el selenio, que son esenciales para tener una dieta equilibrada.
El error a la hora de conservar el pan
Algo muy importante con respecto a cualquier alimento es conservarlo de forma adecuada para que no pierda sus propiedades. El peor error que deriva en esto, y que suele hacerse, es guardar el pan en una bolsa de plástico. Este material dificulta la circulación del aire y facilita la aparición de mohos y hongos que son perjudiciales para la salud y pueden pasar desapercibidos al ojo humano.
Para guardarlo de forma correcta, lo mejor es conservar el pan fuera del frigorífico, ya que el almidón se deteriora rápido a temperaturas más bajas de ocho grados. De esta forma se evita que se ponga blando y gomoso. Atendiendo a estas dos indicaciones, lo mejor es guardar este alimento en una bolsa de tela o panera o, en su defecto, en una bolsa de papel. Estos envoltorios evitan que el pan se exponga a humedad y, por tanto, durará mucho más tiempo.
Por último, es importante cortar solo el pan que se vaya a consumir; una vez que la miga está expuesta al aire se reseca en muy poco tiempo. En caso de no gastar todo el pan, lo ideal es congelarlo. Esta es la mejor manera de ralentizar su deterioro, ya que puede permanecer varios meses en ese estado sin perder sus propiedades.
Pan blanco o pan integral
Aunque ya hemos dicho que el pan integral tiene más beneficios a nivel nutricional, el consumo del pan blanco sigue siendo superior. Esto es porque, aunque no sean nutricionales, este último sí que tiene algunas ‘ventajas‘ con respecto al primero. En primer lugar, el paladar está acostumbrado a él; es tierno y esponjoso, mientras que el sabor y la textura del pan integral consigue menos adeptos.
Por otro lado, un pan ecológico, integral y sin levadura, por ejemplo, tiene una vida muy corta. El moho empezará a aparecer en pocos días y, aunque esto es una señal de que el pan es bueno, puede resultar un inconveniente. Sobre todo porque el precio de este tipo de panes es más elevado que el del pan blanco.
Aunque la harina integral es más barata y fácil de obtener, ya que es directamente lo que sale al meter el cereal en el molino, el encarecimiento llega por el proceso de fabricación. Las harinas de los panes integrales son más difíciles de trabajar, por lo que solo se hacen en obradores artesanos y eso supone un incremento en el precio debido a la mano de obra. Un obrador industrial no cuenta con la infraestructura necesaria para hacerlo.