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COP10, Panamá: la posición de la UE sobre los productos del tabaco

Del 5 al 10 de febrero de 2024, la COP 10 del Convenio Marco para el Control del Tabaco pondrá en primer plano las cuestiones del control del tabaco

COP10, Panamá: la posición de la UE sobre los productos del tabaco

Foto: GTRES

Del 5 al 10 de febrero de 2024 se celebrará en Panamá la 10ª Conferencia de las Partes (COP) del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), que atraerá la atención mundial sobre cuestiones cruciales relacionadas con el control del tabaco. Este evento, organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene como objetivo examinar la aplicación del Convenio Marco para el Control del Tabaco y tomar decisiones clave que influirán en las políticas públicas de muchos países.

Las decisiones adoptadas durante la COP no serán vinculantes, pero tendrán un impacto significativo como orientación para las políticas nacionales. Un vínculo explícito entre las decisiones del CMCT y las políticas europeas es evidente en las Directivas sobre el tabaco adoptadas a nivel de la Unión Europea (UE). La UE es parte integrante del Convenio y contribuirá a la formulación de decisiones durante la próxima COP, buscando una síntesis entre las diferentes posiciones de las instituciones europeas, especialmente entre la Comisión y el Parlamento Europeo.

El Parlamento Europeo ha apoyado sistemáticamente un enfoque de reducción del daño en la lucha contra el tabaquismo convencional. En el período previo a la COP, el Parlamento reiteró su posición a través del informe del BECA (Comité Especial sobre el Control del Cáncer), destacando la necesidad de políticas integrales de prevención del cáncer basadas en la reducción de daños. Este informe también pedía a la Comisión que estudiara detenidamente las evaluaciones científicas de riesgo de los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado y otros nuevos productos del tabaco.

El pasado noviembre, el Parlamento Europeo votó a favor del informe sobre enfermedades no transmisibles, reafirmando su apoyo a la reducción de daños y reconociendo los cigarrillos electrónicos como una herramienta válida para dejar de fumar. Estas posiciones del Parlamento pueden interpretarse como un mensaje claro a la Comisión Europea de cara a la COP y a la revisión de la Directiva sobre productos del tabaco (TPD). 

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos del Parlamento, la Comisión parece inclinarse por seguir posiciones más restrictivas respaldades por la OMS, mostrando un alineamiento progresivo. Informes de prensa filtrados indican que la Comisión ha mostrado una posición que rechaza el principio de reducción de daños, ignorando las diferencias entre los productos para fumar sin humo tradicionales y los de nueva generación. Además, la Comisión parece querer despojar al Consejo de la UE y a los parlamentos nacionales del poder de decisión sobre la regulación de estos productos, lo que suscita preocupaciones sobre el principio de soberanía nacional.

Esta orientación de la Comisión es preocupante tanto por el fondo, ya que los estudios científicos han demostrado los beneficios de los productos sin humo, como por el método, ya que un enfoque centralizado de la toma de decisiones podría tener graves repercusiones en los países de la UE. Italia, por ejemplo, correría el riesgo de sufrir graves consecuencias debido a su creciente industria de cigarrillos electrónicos y tabaco calentado, en la que participan miles de empresas y empleados. En contraste con esta postura, el Reino Unido se ha distinguido por oponerse activamente a posturas más restrictivas, con políticas centradas en la reducción del daño. En el reciente debate en el Backbench Business Committee de la Cámara de los Comunes, el gobierno británico defendió su enfoque, destacando el papel positivo de los cigarrillos electrónicos en la deshabituación tabáquica y el notable éxito en la reducción de la prevalencia del tabaquismo en el país. 

La COP10 destaca como un momento crucial para definir el enfoque global de la regulación de los productos del tabaco. Los desacuerdos entre el Parlamento y la Comisión, los rumores sobre la propuesta de la Comisión y la yuxtaposición de principios de reducción de riesgos y restricciones más estrictas plantean un claro dilema sobre cómo equilibrar la salud pública con la necesidad de ofrecer alternativas menos nocivas a los fumadores. El resultado de la COP10 tendrá, sin duda, importantes consecuencias para la salud de los ciudadanos europeos y la futura orientación de las políticas sobre el tabaco. Los puntos clave que surgieron durante el debate en el Backbench Business Committee de la Cámara de los Comunes reflejaron la complejidad del reto y subrayaron las diferencias entre las instituciones británicas y las posiciones propuestas por la Comisión Europea para la COP10.

La diputada Andrea Leadsom, subsecretaria de Estado de Sanidad, comentó: «Habrá debates sobre los avances en el control del tabaco. Gran Bretaña es sin duda una excepción en el tema de los cigarrillos electrónicos y mantendremos nuestra posición de que son una herramienta importante para ayudar a los adultos a dejar de fumar […]. Gran Bretaña no tiene intención de aplicar más restricciones a la publicidad y el patrocinio, en particular y en referencia a las [propuestas de] la COP». […] «No soy alguien que se afane en los convenios internacionales […] y creo que la soberanía británica es sin duda el aspecto más importante. Mi prioridad es ayudar a proteger a nuestros ciudadanos de cualquier daño […]. Gran Bretaña tiene un enfoque líder mundial en la reducción de daños del tabaco y la nicotina y seguirá teniéndolo». Andrew Lewer, diputado (Conservador, Northampton Sur), ha declarado: «Sabemos que la OMS tiene un planteamiento muy escéptico respecto a los productos de riesgo reducido, incluidos los cigarrillos electrónicos, los productos de tabaco calentado y las bolsitas de nicotina, y que considera que suponen un riesgo para la salud. Como ya he dicho, esto contrasta directamente con el enfoque del Reino Unido, líder internacional en el control del tabaco». Virendra Sharma, diputado (laborista, Ealing, Southall), dijo: «Mi preocupación es que la OMS y el CMCT se equivoquen y antepongan su planteamiento alegando que funciona”.

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