Jacinda Ardern propone que el movimiento #MeToo pase a ser #WeToo
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha sido, de nuevo, la protagonista en la Asamblea General de la ONU. Esta vez ha sido su discurso, en el que apela por la igualdad entre hombres y mujeres, el cambio climático y la cooperación internacional, lo que ha provocado los aplausos entre los asistentes a la reunión, informa The Guardian.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha sido, de nuevo, la protagonista en la Asamblea General de la ONU. Esta vez ha sido su discurso, en el que apela a la igualdad entre hombres y mujeres, reclamando que el movimiento #MeToo se convierta en #WeToo, a la adopción de medidas contra el cambio climático y la cooperación internacional, lo que provocó los aplausos de los asistentes a la reunión, informa The Guardian.
El reclamo que Ardern hizo el jueves en su discurso por la igualdad entre hombres y mujeres generó el espontáneo aplauso entre los líderes mundiales, el primero de toda la jornada, según Radio New Zealand. «Nueva Zelanda fue el primer país del mundo en conceder el voto a las mujeres», explicó la primera ministra neozelandesa. «Cuando era niña jamás pensé que me toparía con obstáculos simplemente por el hecho de ser mujer. Pero, después de todos los esfuerzos, sigue habiendo una gran brecha salarial entre hombres y mujeres, una representación más importante de las mujeres en trabajos peor pagados, violencia doméstica, y no somos el único país», añadió.
«Parece sorprendente que en este mundo moderno tengamos que volver a comprometernos con la igualdad de género. Nunca podré celebrar los logros que hemos conseguido mientras en otros lugares del mundo niñas y mujeres sigan experimentando una falta de oportunidades. El Me Too debe convertirse en We Too«, añadió.
En su intervención, además, abordó el problema sobre el cambio climático y la cooperación entre las naciones, algo considerado por muchos como una respuesta directa al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuyo discurso en el que defendía el patriotismo y rechazaba la cooperación global generó las risas de los demás asistentes.
Ardern comenzó su intervención con unas palabras en maorí, la lengua nativa de los indígenas de Nueva Zelanda y recordó cómo nació la ONU. «Emergiendo de una catastrófica guerra, hemos establecido colectivamente una convención, cartas estatutarias y reglas que nos han llevado a acordar normas internacionales para defender los derechos humanos«, ha explicado la primera ministra. «Todo esto es una muestra de que no estamos aislados, que los gobiernos tienen obligaciones para con sus ciudadanos y entre ellos, y que nuestras acciones tienen efectos globales«, añadió.
«Ninguno de estos principios deberían ser relegados de los libros de historia. De hecho, dados los retos que enfrentamos hoy día, y viendo cómo de global son estos principios en su naturaleza e impacto, la necesidad de acciones colectivas y multilateranidad nunca ha estado tan clara«, defendió Ardern. «Podemos usar la situación en la que nos encontramos para alimentar la inseguridad, para aislarnos de los demás. O podemos aceptar los problemas que tenemos y buscar una solución».
Con 38 años, Ardern es una de las líderes mundiales más jóvenes, y describió esta generación de jóvenes como «sin fronteras» y «ciudadanos globales» que están expresando continuamente «insatisfacción» con los sistemas políticos actuales. «Una de las formas de mejorar el futuro de las generaciones más jóvenes es afrontando el cambio climático», ha propuesto.
El primer viaje a la ONU de Jacinda Ardern ha sido objeto de un intenso escrutinio y entusiasmo por parte de los medios internacionales, especialmente desde que Ardern hiciera historia llevando a su hija de tres meses a gran parte de los encuentros.
En Nueva Zelanda, Ardern ha sido felicitada por generar publicidad positiva de su país, pero a su vuelta deberá hacer frente a una población cada vez más escéptica sobre cuánto ha conseguido su coalición de gobierno durante su primer año en funciones. Recientemente, dos ministros han sido despedidos de su gabinete, y las tensiones entre sus compañeros de coalición se han hecho cada vez más evidentes, particularmente desde el reciente incremento de la cuota de refugiados, a lo que el diputado Winston Peter se opuso.