La banca da por finalizado el boom hipotecario de la pandemia, que ha supuesto récords de formalización de créditos para la adquisición de la vivienda desde hace diez años, es decir, desde la época final de la burbuja inmobiliaria. Las entidades consideran que la demanda va a normalizarse en los próximos trimestres después de que haya experimentado alzas que han llegado al 60% en algunos meses de 2021.
La Asociación Hipotecaria Española (AHE) considera que es «previsible que se estabilice la contratación de nuevas operaciones», una estimación que es compartida por distintas fuentes del sector consultadas por THE OBJECTIVE. Entre las causas que explican esta moderación sobresale la falta de nuevas necesidades habitacionales, que ya habrían sido cubiertas por la ciudadanía desde que estalló el coronavirus. Además, otro aspecto a tener en cuenta es que la mejora de la economía ha recuperado determinadas inversiones alternativas al ladrillo que había sido descartadas por las rentas medias y altas a raíz del COVID-19 por la inestabilidad de los mercados.
La estabilización en la financiación para la compra de pisos en ningún caso conllevará una paralización o un frenazo en seco de esta actividad, señalan las mismas fuentes, que pronostican que este segmento seguirá en tendencia positiva, aunque con unos incrementos menos intensos, lo que «impedirá la creación de una burbuja». De hecho, en agosto y septiembre la producción hipotecaria ha crecido muy pode bajo de los meses anteriores. En agosto, la concesión registró un ascenso interanual del 12,2% y en septiembre, del 13,2%, según los últimos datos del Banco de España.
Guerra sin cuartel
Debido a este buen comportamiento, los bancos están librando una guerra sin cuartel por captar clientes a través de estos préstamos que, además, son los que más vinculan por la contratación de otros productos para reducir la cuota a pagar y, por lo tanto, son los más rentables. Los últimos movimientos en esta batalla han sido protagonizados por ING y Openbank (división digital del Santander), que han rebajado los tipos de interés que exigen, además del Sabadell, que ha lanzado una campaña especial para promocionar sus hipotecas, tanto fijas como variables.
Esta lucha, unida al euríbor en negativo, ha llevado a que los precios que ofrecen las entidades en las hipotecas haya bajado a mínimos históricos, de apenas un 1,5% TAE (incluyendo las comisiones asociadas).
El sector financiero se sorprendió de manera positiva a finales de 2020 por la evolución de los préstamos para la adquisición de vivienda, ya que la demanda superaba con creces las proyecciones y estaba sirviendo para paliar otros efectos negativos, como el derrumbe de los créditos al consumo y el fin de los fondos avalados por el Estado a las empresas.
Auge de los préstamos para reformas
Los bancos ahora confían en que una vez finalizado el boom se inicie un auge significativo de la financiación para la rehabilitación. La AHE indica que este fenómeno es previsible que se produzca «al hilo de las ayudas procedentes de Europa para rehabilitar el parque inmobiliario y volverlo más eficiente, favorecido además con la modificación introducida recientemente en la Ley de Propiedad Horizontal en lo relativo al régimen jurídico de las comunidades de propietarios».
A principios de octubre el Gobierno cambió esta regulación para facilitar que las comunidades de vecinos puedan hacer reformas para mejorar su eficiencia energética, con la implantación por ejemplo de placas solares, y puedan acudir a subvenciones con el dinero que llegue de Bruselas. Limitó a una mayoría simple los votos para la aprobación de los proyectos, aunque estableció como requisito que el coste de las obras no supere nueve mensualidades ordinarias de gastos comunes, descontando las ayudas públicas.
En los últimos ejercicios la financiación para rehabilitación ha venido presentando caídas, que han continuado en los meses de la pandemia, a pesar de que ha habido un aluvión de reformas en los hogares para adaptarlos a las necesidades de los confinamientos y el auge del teletrabajo. Así, los saldos vivos de estos préstamos sufrieron en el segundo trimestre de 2021 un descenso superior al 5%.