Los mejores discos de 2021
Entre las tendencias actuales triunfa el auge de la nostalgia y el revisionismo del pasado: aquí un repaso a los mejores discos del año
El año que se cierra no se ha diferenciado en exceso del anterior para nuestra desgracia. La crisis sanitaria ha hecho mella en todos los ámbitos y la música no iba a ser una excepción. El peso que están ganando los fonogramas es el intento de adaptación de esta industria al momento actual, pues el directo sigue sin volver a la normalidad pese a las vacunaciones masivas. En concreto los singles son los que ayudan a los artistas a mantenerse en el candelero, pero los álbumes, pese a no estar en su mayor pico de popularidad, siguen siendo la mejor manera de exponer la evolución de una carrera.
Entre las tendencias actuales triunfa el auge de la nostalgia y el revisionismo del pasado. Ya sea para bien o para mal, es difícil encontrar trabajos vanguardistas tras la explosión de la música urbana, incluso podría decirse que estamos en una etapa de transición. Este momento, enmarcado en su contexto histórico, cobra sentido, pues es complicado pensar en el futuro cuando el presente es incierto. El pasado siempre ofrece ese tinte de romanticismo que en numerosas ocasiones ayuda a llevar mejor los momentos difíciles, y no por ello apoyarse en él es menos valioso. Como bien dice la frase: para saber a dónde vas primero debes saber de dónde vienes.
Collapsed in Sunbeams de Arlo Parks
El primer trabajo de Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho, más conocida por su nombre artístico Arlo Parks, resultó ser un acompañamiento idóneo para el inicio de este año. Bajo el clima frío y las pocas horas de luz que ofrece enero, Parks presentó un álbum compuesto por doce canciones íntimas y ligeras, pero contundentes en su lírica. Su propuesta llamó la atención de figuras como Michelle Obama o Billie Eilish, quienes se han declarado fans de la cantante. Su buena acogida en el canal de YouTube Colors, en el que artistas de todo el mundo muestran una canción ante un fondo monocromático, vaticinó el éxito que ha tenido su debut oficial.
Influenciada por el neo soul y el trip hop, esta autora británica se adentra en episodios de su reciente adolescencia, desde los que toca temas tan trascendentales como la salud mental o la autoexploración con una madurez pasmosa. En todos los tracks destaca la calidad de las letras, las cuales generan imágenes con gran facilidad y ayudan a sumergirse a todo aquel que se quiera adentrar en su universo. Lo mejor de esto es que este trabajo tan consistente tan solo es el primero de una joven promesa.
El Madrileño de C. Tangana
Escribir sobre Antón Álvarez, también conocido como Pucho, C. Tangana o el Madrileño, no es nada fácil. Pero no porque atienda a muchos nombres o por lo polifacético que es su proyecto artístico, sino porque ha sido, sin duda, el hombre del año, y contar algo original sobre él a estas alturas es difícil. El cantante, surgido de la escena madrileña underground a principios de la década de 2010, ha conseguido salir con su último disco de la casilla del trap, donde ya en los últimos tiempos los medios lo metían con calzador.
El trabajo de El Madrileño ha sido un homenaje a la música en español de los dos lados del charco. En las canciones se pueden escuchar ritmos de salsa, de rumba o de rock latinoamericano, todo ello de la mano de una larga lista de colaboradores estelares que destacan no solo como intérpretes, sino como compositores. Además de la parte sonora, no puede dejarse de lado el acompañamiento audiovisual que la productora Little Spain se ha encargado de confeccionar a medida para el proyecto. La calidad y atemporalidad de este trabajo ha conseguido aunar las sobremesas de un país como el nuestro que en rara ocasión se pone de acuerdo.
Clamor de Maria Arnal i Marcel Bagés
Entre la corriente de neofolclore nacional que tanta fuerza ha cobrado esta temporada, destaca la pareja catalana conformada por Maria Arnal y Marcel Bages, que este año han compartido su segundo largo. Tras un excepcional trabajo inicial en 2017 parecía difícil que fueran a sorprender de nuevo, pero gracias al delicado pop que han presentado infusionado con elementos tan variopintos como cantos eclesiásticos o poemas de ciencia ficción lo han vuelto a conseguir.
Clamor tiene un nombre que denomina a la perfección la sensación de elevación espiritual que despierta a quien lo escucha. Mediante la mezcla del castellano y el catalán, la voz de Maria Arnal pigmenta las melodías de Bagés con unos versos oníricos y crudos al mismo tiempo. Los sonidos de unas cabras, los de unas pisadas sobre la tierra o el de un cometa que viaja a la velocidad de la luz ayudan a generar una peculiar atmósfera que se mantiene durante las 11 canciones que conforman el disco. Esta combinación de factores, barnizados con un excepcional trabajo de producción, ha conseguido dejar a los oyentes expectantes de la próxima supernova que estos catalanes seguro que nos tienen preparada.
Puta de Zahara
Pese a que en la música urbana este insulto se oye con frecuencia e incluso es el apellido artístico de una de sus mayores representantes en España, en boca de Zahara suena diferente. Esto se debe a que en sus canciones previas la cantautora jienense había acostumbrado al público a envolver su trabajo de una dulzura muy característica. En cambio, con su último lanzamiento ha decidido sumarse a subvertir el significado misógino que acompaña al nombre de su obra.
Mediante una serie de experiencias personales vinculadas con el hecho de ser mujer, Zahara comparte unas letras crudas y sangrantes que evidencian la importancia de trabajar en el amor propio. Pero esto no lo hace sola, pues la cantante introduce en sus composiciones de pop electrónico a personajes como Taylor Swift o Sansa Stark con las que reflexiona sobre las relaciones tóxicas, el abuso de poder o la falta de autoestima. El álbum que Zahara ha traído este 2021 ha sido valiente, arriesgado, conmovedor y sobre todo generoso, ya que Puta es un testimonio sincero del que aprender.
Call Me If You Get Lost de Tyler, The Creator
Tyler, The Creator siempre se ha caracterizado por ser uno de los raperos más talentosos, abrasivos y sorprendentes de la última década. Ya en sus inicios con Odd Future mostraba un desparpajo soberbio en sus barras mordaces e irreverentes. Una vez deshecho el grupo y afianzado como solista con varios álbumes a su espalda, en 2019 sorprendió dando un volantazo hacia un sonido más pop con IGOR. Tanto crítica como público recibieron el trabajo con una mezcla de regocijo y confusión, pues era una faceta de Tyler desconocida hasta el momento.
En esta nueva entrega el artista muestra que es capaz de unir tanto las rimas más agresivas como los ritmos más pegadizos, evidenciando de nuevo su soltura como músico. En esta ocasión se presenta bajo un nuevo alter ego llamado Tyler Baudelaire como referencia al autor de Las flores del mal, pues ambos comparten el desasosiego existencial como alma de sus composiciones. Además, la portada del disco también parece ser otro guiño, en este caso al álbum Return to the 36 Chambers de Ol’ Dirty Bastard. Aparte de los homenajes que rinde a sus héroes personales, Tyler también se rodea de potentes compañeros de profesión como Pharrell o Ty Dolla Sing para elevar su mixtape. Por último, es importante recordar que este trabajo debe ser reproducido en el orden, pues es la única manera de disfrutar de la inmersiva mezcla de rap, soul, jazz y reggae que El Creador ha preparado.
An Evening With Silk Sonic de Silk Sonic
Un clarísimo ejemplo de la presencia de la nostalgia en la música publicada este año es este trabajo de Bruno Mars y Anderson Paak. La pareja de artistas se conoció en 2016 cuando Paak fue el telonero de Mars en su gira europea. Fue gracias a esta etapa trabajando juntos que surgió un flechazo creativo y, por mera diversión, se animaron a componer. A raíz de la acumulación de tiempo libre que supuso el confinamiento, ambos aprovecharon para generar codo con codo un disco que evidenciara su virtuosismo como músicos y productores.
Las nueve canciones que componen este largo son un ejercicio de estilo donde parece que el reto es sonar lo más parecido posible al funk y al soul de los 70. Sin duda lo consiguen y no es para menos teniendo en cuenta que Bootsy Collins, bajista de grupos como Funkadelic y Parliament, es el invitado especial. El sonido de Filadelfia rebosa por doquier empezando por las aterciopeladas voces de Bruno Mars y Anderson Paak, pasando por los cuidados arreglos instrumentales y acabando con las sensuales y fanfarronas letras de las canciones. Bien es cierto que este disco no es el más innovador del año pero sí uno de los más placenteros de escuchar.
30 de Adele
El tercer álbum de la cantante británica ha sido uno de los más esperados del año. Esta afirmación queda avalada por todos los récords que ha batido, como el de ser el disco más vendido de 2021 en Estados Unidos o el que más pre-saves ha acumulado días antes de su publicación esta temporada. No es para menos, pues Adele acostumbra a ofrecer una calidad sobresaliente en sus trabajos. En sus propuestas anteriores dejaba ver una imagen de gran dama de la canción con profundas baladas donde lucía su virtuosismo como vocalista, sin embargo, en 30 ha preferido enseñar otras facetas.
Usando como marco su divorcio y el vínculo con su hijo, Adele comparte sus momentos de mayor vulnerabilidad sin tapujos en este lanzamiento. Tanto en sus letras como en las grabaciones de conversaciones personales que incluye en sus piezas, la cantante visita lugares dolorosos y oscuros. Tanto es así, que en una publicación de su cuenta de Instagram aclaraba a sus seguidores que no sabía cuándo estaría lista para cantar sus nuevas composiciones en directo. En cuanto a los géneros musicales que han acompañado a la solista en este trabajo puede encontrarse soul, jazz o triphop, estilos no muy frecuentados por la británica. Con este proyecto Adele ha decidido explorar nuevas opciones sin llegar a una conclusión clara pero, pese a ello, es un autentico placer acompañarla en esa búsqueda.
Onna Bugeisha de Las Ninyas Del Corro
Si no conoces todavía a este dúo de raperas barcelonesas este es el momento. Felinna Vallejo y Laüra Bonsai han presentado por fin su primer disco tras un prolongado goteo de singles desde 2017. Estas discípulas de Gata Cattana se animaron a formar un grupo conmovidas por el fallecimiento de su ídolo y desde entonces no han parado de trabajar para posicionarse como una de las propuestas más prometedoras del rap nacional.
Como buenas fanáticas del Rap Old School han traído un trabajo conceptual que ejerce de carta de presentación tanto de sus intenciones de conquistar la escena, como de sus referentes. La fuerza con la que estas veinteañeras rapean sobre las bases de bajos marcados engancha desde la primera barra de las 14 canciones que presentan. Pero en su disco, titulado en honor las mujeres samurai del Japón feudal, no hay solo guiños a Wu-Tang Clan o a Notorious B.I.G, también hay hueco para el jazz y el flamenco. El dominio del medio y la contundencia de sus mensajes son alicientes más que suficientes para meterse en el corro de estas ninjas.
Milagro de Dellafuente
Dellafuente no se ha ido. Este orgulloso hijo de Granada ha traído a finales de 2021 una de sus propuestas más elevadas e íntimas. Perteneciente a la misma escena que grandes figuras que posteriormente han conquistado el mainstream como C. Tangana o Rosalía, Pablo Enoc intentó sumarse a la ola de hits urbanos superventas, pero no terminó de sentirse cómodo en ese terreno. Siempre acompañado por una de las fan base más fieles del momento, Dellafuente sigue animado a experimentar con su sonido. Ya lo advirtió en su disco de 2020 Taifa Yallah, donde aunó elementos del trap y reggaeton con flamenco y heavy metal.
En este último lanzamiento el granadino mantiene su crecimiento como compositor y, acompañado de la orquesta y el coro de su ciudad, presenta siete pistas repletas de potentes texturas y matices. Además, los mensajes que acompañan a la parte instrumental están a la altura en cuanto a calidad, pues Dellafuente más que cantar canciones parece que declama manifiestos. El autor se abre en canal dejando ver que la humildad, el esfuerzo y la lealtad son los pilares fundamentales que han guiado su vida y gracias a ellos puede hinchar el pecho con orgullo. Pese a ser reacio a aparecer en público y a dar entrevistas, es un alivio ver que el artista se mantiene al pie del cañón elevando la calidad de su trabajo, por lo que no hay que perderle la pista.
Tiene que haber algo más de Alizzz
Puede resultar sorprendente que el nombre artístico de Cristian Quirante aparezca bajo la etiqueta de intérprete, ya que el público está más costumbrado a encontrarle como el productor de grandes hits de música urbana. Y es que Alizzz es una de las figuras clave para entender el sonido que tiene España en la actualidad, pues ha sido cocreador de un sinfín de éxitos en los últimos años. Tanto es así que en la última edición de los Grammy Latinos se llevó a casa tres galardones por su función en la mesa de mezclas. Sin embargo, una vez más, Quirante ha demostrado ser ambicioso y, no contento con todo este reconocimiento, se ha lanzado ante el micrófono para medirse como cantante.
Este primer trabajo de Alizzz ha callado a los más escépticos, pues ha sabido defender su propuesta con nota. Lejos de querer parecerse a nadie, el autor ha creado un sonido propio con influencias del indie rock y el pop de sintetizadores. Para sacar este proyecto adelante se ha acompañado en varios tracks de colaboradores que le van como anillo al dedo, como son Amaia, su incondicional amigo C. Tangana, Rigoberta Bandini o Jota de Los Planetas. Este disco no vale como medidor para ver hasta dónde puede llegar Alizzz, sino que establece la elevación en el nivel de la carrera de uno de nuestros mejores músicos.