Marie Darrieussecq, la escritora que transformó a la mujer en cerda
Tránsito reedita ‘Marranadas’, la sátira que popularizó a la escritora francesa hace casi 30 años como finalista del premio Goncourt
Cuando en 1996, Marie Darrieussecq publicó su primera novela, Marranadas, la escritora se encontraba inmersa en finalizar su doctorado y vivía gracias a una beca. «El libro era un espejo de la sociedad de entonces, donde se respiraba mucha tensión social. Lo escribí durante las grandes huelgas del invierno 95-96, cuando el Gobierno de la derecha quería saquear el sistema de seguridad social y los aviones chárter se llenaban de inmigrantes sin papeles. Le Pen estaba ganando muchos seguidores y el personaje grotesco del presidente Edgar fue inmediatamente reconocido como él, y el libro percibido como la crítica a una nueva forma de fascismo», explica hoy, casi treinta años después.
Definido como una fábula satírica del capitalismo y del poder masculino, pronto, aquella especie de Metamorfosis de Kafka, que transformaba a la mujer en una cerda a medida que esta se veía violentada por su trabajo en una cadena de perfumerías y por el contacto con varios hombres, acaparó todas las miradas. Finalista del prestigioso Premio Goncourt en Francia, reflejaba además la situación de la mujer entonces. «Lo escribí con una rabia inmensa por lo que aún no se llamaba ‘acoso callejero’, pero que conocía demasiado bien», subraya.
«Era una época en la que no nos atrevíamos a llamarnos ‘feministas’ como si fuera una mala palabra… Pero éramos feministas, claro, y estábamos muy cabreadas»
Autora de novelas, ensayos y obras de teatro, la escritora incide en que Marranadas surgió de su propia experiencia como «mujer joven en un espacio que pertenecía a los hombres». «Soy hija de Beauvoir y Duras, entre otras, y estaba surgiendo una nueva cultura feminista -la anticoncepción y el derecho al aborto estaban más o menos asegurados-, pero estaba todo lo demás: la inequidad en los salarios, y la consideración de ‘segunda clase’ que siempre, siempre, tuvimos en todo excepto en qué, ¿belleza y cosmética?», reflexiona.
«Era una época en la que no nos atrevíamos a llamarnos ‘feministas’ como si fuera una mala palabra… Pero éramos feministas, claro, y estábamos muy cabreadas. La reacción patriarcal había logrado que hasta nos avergonzáramos de la palabra». Marranadas, continúa, surgió en aquel contexto. «Era una historia de asco y furia pero también quería que fuera divertida. El humor era y es una buena forma de burlarse de los peores machos».
Una profecía inquietante
Con más de un millón de ejemplares vendidos y traducida a más de 30 idiomas, a lo largo de los años su novela ha sido objeto de numerosos estudios filológicos y de varias adaptaciones al teatro, como recuerda la propia Darrieussecq a quien aquel éxito le permitió «dejarlo todo y no hacer nada más que escribir. Marranadas siempre me ha perseguido o, más bien, me ha precedido. Está muy viva todavía con su impertinente colita rosada curvilínea… Le tengo cariño a este libro, fue mi primera publicación y admiro la actitud ‘punk’ de la joven que fui. No tenía conciencia del escándalo que iba a causar. Entonces me volví más ‘adulta’, ¡para peor!», bromea.
Inquietantemente profética, la autora -también de actualidad en nuestro país por la publicación de su obra Estar aquí es espléndido (Errata Naturae), donde rescata la figura de la artista Paula Modersohn-Becker-, reconoce que probablemente ahora no sea tan atrevida como entonces. «Cuando vuelvo a leer algunas páginas de Marranadas, encuentro que el mundo se ha vuelto aún peor –se lamenta-. Recuerdo cuando Alfredo Arias hizo una adaptación para teatro en 2011 en París y Buenos Aires (creo que también en Madrid), encontré que el presidente Edgar era bastante pertinente para describir a Sarkozy, su vergonzoso ‘Ministère de l’immigration et de l’identité nationale’ y las vacaciones en un yate junto a la top model y los grandes relojes, etc. El aspecto ostentoso y excesivo de la política. Pero hoy en día con Le Pen hija, y peor, con Zemmour, las ideas más bochornosas están en el aire constantemente, en el lado fascista de la política».
En ese sentido, incide, Marranadas «ya se ocupó de la llamada ‘crisis migratoria’, que no es una crisis sino un estado del mundo. Debemos inventar una política para acoger a la gente, no para perseguirla». Escrita a finales de 1995, con la acción situada aproximadamente en 2010, destaca que su obra era una novela de ciencia ficción ‘inminente’. «Me divertí mucho escribiéndola, lo recuerdo. La ciencia ficción inminente te permite criticar el presente mientras tienes la libertad de imaginar cosas nuevas. ‘Exagera’ el tiempo presente, subrayando sus grandes temas».
Un nuevo panorama feminista
La historia de Darrieussecq forma parte también de la evolución del feminismo en los últimos años. Su protagonista oscila entre su lado animal y su lado humano durante la mayor parte del libro. «La ‘mirada masculina’ no era un concepto en 1996. Sin este concepto, luchaba por entender, desde mi punto de vista de mujer joven, cómo y por qué los hombres siempre me miraban de cierta manera, dominante y con compasión, con deseo y desdén, evaluando y despreciando al mismo tiempo. Increíble. Por eso se convierte en cerda, para defenderse, es una forma de darles lo que quieren. Porque la miran de esta manera. Pero tal vez también haya otras respuestas en el libro. Siempre digo en broma que esta es mi novela más autobiográfica», confiesa.
En su lado más narrativo, visto con retrospectiva, reconoce ahora que si tuviera que cambiar algo, disminuiría su aspecto más «poético». «En algunas páginas hay demasiados adjetivos. Lo escribiría aún más seco, más directo. Pero tal vez estaría equivocada. Tal vez esté bien equilibrado tal como está. Nunca miro hacia atrás de todos modos, siempre estoy en la próxima novela, la novela por venir».
«Nunca miro hacia atrás, siempre estoy en la próxima novela, la novela por venir»
Coetánea de Virgine Despentes, cuenta que siente el mayor aprecio por la autora de Teoría King Kong y la trilogía Vernon Subutex. «Empezamos al mismo tiempo. Tratamos los mismos temas, también porque no tenemos otra opción: somos mujeres blancas en este planeta y eso implica un cierto grado de conciencia y trabajo. Ella es muy poderosa y divertida. Necesitamos más mujeres como ella. También leo a su ex pareja Paul. B Preciado desde que la conocí como Beatriz, y como Virginie, siempre agrega neuronas nuevas a mi cerebro», comparte.
Y es que, es imposible entrevistar a Darrieussecq y no preguntarle por la evolución del feminismo en todo este tiempo. «Me encantan las nuevas feministas –celebra al respecto-. Una de mis hijas nació el 8 de marzo de 2004. Recuerdo que estaba en el hospital cuando escuché en la radio los ataques en el metro de España. Su nacimiento para mí está vinculado tanto a la idea de la liberación de la mujer, como a una gran sombra que derrumba mi mundo, debido a un nuevo terrorismo. Recuerdo, de nuevo en la radio, a Aznar diciendo que lo hicieron los terroristas vascos. Como vasca, estaba indignada. También soy la orgullosa madre de un hijo feminista. Mis tres hijos adolescentes son todos queer de una manera simple y directa. Son maravillosamente libres de mente, mucho más que mi generación. Su vida probablemente será menos fácil que la mía y la de su padre, especialmente porque tendrán que lidiar con un planeta herido», se lamenta.