El origen español de Odesa, la perla ucraniana en el mar Negro
La ciudad portuaria, clave en la ofensiva rusa en el país, fue fundada en 1794 por el militar español José de Ribas
La ciudad portuaria, clave en la ofensiva rusa en el país, fue fundada en 1794 por el militar español José de Ribas
En el año 1925, el cineasta soviético Serguéi Eisenstein filmó una de las secuencias más impactantes e influyentes de la historia del cine. Una escena que más tarde fue homenajeada por Francis Ford Coppola, Brian de Palma o Woody Allen. El momento cumbre de la película El acorazado Potemkin, que narra el motín de unos marineros contra sus oficiales en el contexto de la Revolución Rusa de 1905, está ambientado en la ciudad de Odesa, en el actual territorio de Ucrania. Allí, Eisenstein construye una intensa y dramática secuencia en la que los soldados cargan contra los civiles.
Aquel inolvidable momento cinematográfico se antoja hoy dolorosamente actual ante las imágenes de los ciudadanos ucranianos que sufren en sus propias carnes las consecuencias del ataque ruso sobre el país que preside Volodímir Zelenski.
Y es que la célebre escena de Eisenstein está filmada precisamente en una ciudad estratégica en la actual guerra, Odesa, un enclave fundamental en la salida de Ucrania hacia el mar Negro y que en los últimos días ha aparecido cubierta de sacos terreros para defenderla de las tropas rusas.
Odesa es hoy la tercera mayor ciudad de Ucrania, tras Kiev y Járkov, y cuneta con más de un millón de habitantes. No obstante, fue durante siglos una de las joyas de la corona del Imperio de los zares y, más tarde, de la Unión Soviética. Su riqueza patrimonial e histórica han dado a Odesa el sobrenombre de la Perla del mar Negro.
Un español en la corte del zar
Con todo, el origen de Odesa es menos eslavo que todo eso porque el fundador de la ciudad fue Iósif Mijáilovich Deribás. Claro que así es como lo llamaban los rusos, porque su nombre de bautismo era José de Ribas y Boyons, un español de padre catalán y nacido en Nápoles que forjó una dilatada y exitosa carrera como almirante de la Armada Imperial Rusa. El territorio italiano había vuelto a manos españolas bajo Carlos III tras una corta ocupación austriaca que siguió a la guerra de Sucesión. Ribas, por tanto, nació bajo las auspicios de la Corona española e inicia su carrera en la Guardia Napolitana.
El joven De Ribas, no obstante, sabía seis idiomas, por lo que el militar y estadista ruso Alexéi Orlov lo tomó a su servicio como intérprete. Fue así como el chico tomó su primer contacto con la Marina zarista, en la que acabó alistándose en 1772. No renunció a pesar de ello a sus orígenes; así lo evidencia su documento de ingreso en la Academia Militar Rusa, en el que se lo nombra como «miembro de la nobleza española».
Con los años y gracias a su buen desempeño en el mando, De Ribas fue ascendiendo en el escalafón, convirtiéndose en uno de los favoritos de la zarina Catalina la Grande. Especialmente notorio fue su papel durante la guerra Ruso-Turca de 1787, especialmente en la toma de la fortaleza de Izmail, a orillas del Danubio, considerada inexpugnable. Además, fue estrecho colaborador del príncipe Grigori Potemkin, valido de la emperatriz y que curiosamente dio nombre al buque acorazado Potemkin sobre el que Eisenstein filmó 250 años después.
Fruto de aquella guerra con Turquía, Rusia obtuvo el dominio de la costa norte del mar Negro. En uno de los puntos más privilegiados de ese litoral, entre las desembocaduras de los ríos Dniéster y Bug, De Ribas fundó Odesa por encargo directo de la zarina. La ciudad, construida en tiempo récord bajo el mando del gobernador español, no tardó en convertirse en una de las grandes metrópolis del imperio y en uno de los principales puertos del mar Negro.
El resumen del legado de De Ribas está resumido en el epitafio que adorna su tumba, en San Petersburgo: «Tomó una fortaleza inexpugnable y construyó una magnífica ciudad». La avenida principal de Odesa, Deribásovskaya Ulitsa, se bautizó en su honor en 1811 y así se llama desde entonces.