Asesinos jóvenes y extrañas constelaciones familiares en lo último de Carles Porta
Tras el enorme éxito de Crims, tanto en su formato radiofónico como televisivo, Carles Porta nos presenta su libro Crímenes.
Carles Porta | Cedida por el periodista
Carles Porta conoce la fórmula. Una fórmula mágica que convierte en oro cada uno de sus proyectos de crónica negra. Su programa Crims (Crímenes) ganó el Premio Ondas en 2021 al mejor programa radiofónico. En formato televisivo, Crims es todo un fenómeno social en Cataluña (ahora también está disponible en Movistar); de hecho, hace apenas una semana que se estrenó la tercera temporada y la emisión consiguió una cuota de pantalla del 23,5%, datos que sólo son comparables a los de un evento deportivo de primera magnitud.
El libro Crímenes es, por tanto, la consagración del proyecto, ya que la verdadera pasión de Carles Porta es el relato, la narración, la ordenación intencionada de unos hechos rigurosos para contarnos una historia de la forma más eficaz posible. «La crónica negra tiene grandes personajes y grandes tramas», dice Carles Porta. «Siempre me ha gustado trabajar con la realidad. Moldearla para narrar». Hay que despejar la incógnita de por qué la gente está tan interesada en la crónica de crímenes reales sobre todo durante los últimos años. «Crónica negra ha habido siempre. La muerte y el crimen son temáticas muy atractivas para la curiosidad, y hay que reconocer que también para el morbo. Pero te voy a confesar una cosa que he aprendido con el paso de los años: si pones menos morbo el público crece, se hace más trasversal. La gente lo que demanda son historias, no ríos de sangre».
Carles Porta empezó en esto de la crónica negra hace ya casi 40 años. Dio sus primeros pasos en el diario Segre de Lleida y allí, gracias a un scanner que tenían en la redacción, el joven periodista solía llegar a los siniestros y a las escenas del crimen antes que los propios policías. Una imagen que recordaría al protagonista de la película Nightcrawler (2014, Dan Gilroy), de no ser porque Porta es mucho más empático que Louis Bloom, personaje encarnado por Jake Gyllenhaal. «Yo me decía que un día me iba a encontrar con alguien conocido, con que debajo de la manta me iba a encontrar con un familiar mío o con un conocido mío», afirma. «Por eso cuando hacía las fotos o cuando escribía los textos me decía que tenía que tener muchísimo respeto por esas personas».
Convencido de que la realidad es invencible, Carles Porta ha tratado de seguir la estela de referentes del género como Truman Capote y su A sangre fría, o Norman Mailer y su obra La canción del verdugo. «En los libros que escribo intento partir del periodismo para acercarme a la literatura. En mis programas, intento partir del documental para acercarme al cine», dice el autor. Por eso, en su libro Crímenes llama poderosamente la atención el modo en que están construidas las historias, tanto por la profundidad en la descripción de personajes como por la eficacia de los giros de las diversas tramas. «Hay que ser riguroso, pero no hay que abrumar al lector con una enorme cantidad de datos. De lo que se trata es de contarles historias de la forma más atractiva posible».
Entre esas 10 historias encontramos paralelismos que llaman a la reflexión. En casi la mitad de los casos elegidos por el autor encontramos extrañas constelaciones familiares. Sentimientos atávicos como el odio entre hermanos a la manera de Caín y Abel, o historias que nos transportan a un capítulo negro de nuestra historia como la desaparición de niños robados, en torno al caso de dos hermanos pertenecientes a una familia de 15, desaparecidos en el área de pediatría de un hospital. La venganza también se expresa a través del caso entre dos primos que, de haber sucedido en nuestros días, es muy probable que hubiera tenido un final distinto. «En nuestra sociedad, cuando algo no funciona suele apuntarse a las familias. Son a la vez el lugar más privado y el lugar más peligroso», nos comenta el autor. «La familia es nuestra zona de mayor confort y, a la vez, la zona donde se producen los mayores índices de criminalidad. Pero que nadie se alarme: tenemos las cifras más bajas de delitos de sangre de nuestro entorno».
Asesinos muy jóvenes ocupan también un lugar destacado en el libro. Quizá se trate de los crímenes cuya explicación se nos antoja más difícil. Personas con una enorme falta de empatía, como el caso del asesino del rol, o que cometen un crimen extremadamente violento con la finalidad de obtener unos cuantos euros. «Estos casos ponen en evidencia que la maldad existe, que la maldad se lleva dentro o no se lleva, pero que luego se educa y que existe a muy temprana edad», afirma Carles Porta. «Los casos de asesinos muy jóvenes nos muestran que el crimen es un fracaso colectivo, ejecutado por una persona responsable, sí, pero un fracaso colectivo al fin y al cabo, porque ahí falla la familia, la amigos, la escuela y el entorno». Al dar un repaso a estos y otros casos que han sido noticia durante los últimos años, podemos comprobar que los expertos afirmaban que no había enfermedad mental detrás de esos comportamientos. «Es mucho más frecuente la maldad no civilizada que la enfermedad mental», declara el autor.
Carles Porta rehúye ser el centro de atención. Es un ferviente defensor del trabajo en equipo y confiesa que no le gusta demasiado cuando se ve parodiado en el programa Polonia de TV3. «En primer lugar, no pensaba que yo pudiera ser un personaje parodiable. En segundo, no me gusta ser protagonista». En cuanto a los próximos pasos del proyecto, Carles Porta afirma que, aunque no hay nada cerrado aún, están negociando con diversas plataformas para hacer documentales sobre crímenes ocurridos en España. Por otra parte, anticipa que el último capítulo de la tercera temporada de Crims abordará el crimen de una mujer en Port Bou y en el programa se van a exponer algunas novedades del caso. «Va a ser un capítulo que te garantizo que dará mucho que hablar», dice en tono enigmático.
