La Pera Projects: vender arte contemporáneo a través de WhatsApp
Blanca Pascual y Clara Andrade pusieron en marcha esta plataforma digital con la que persiguen democratizar el arte contemporáneo
Aún hay mucha gente que cree que el arte contemporáneo es algo elitista e inaccesible. Y es cierto que hay obras con precios tan elevados que no todos los bolsillos se lo pueden permitir. Sin embargo, hay toda una escena paralela por explorar. Y, precisamente, es este terreno en el que se ha centrado La Pera Projects, una plataforma creada por Clara Andrade y Blanca Pascual con la que persiguen democratizar el arte.
Su proyecto nació hace dos años. Las dos vivían en Estados Unidos y trabajaban en el mundo del arte pero no se conocieron hasta que ambas visitaron Expo Chicago y un amigo en común las presentó. «Nos sorprendió que trabajáramos en la misma industria y no nos hubiéramos conocido antes. Empezamos a hablar y nos dimos cuenta de que las dos queríamos hacer algo», apunta Blanca Pascual.
Además, las dos compartían un mismo sentir y un mismo pesar: «Nos parecía un poco absurdo lo que hay en el mundo del arte contemporáneo. Hay mucho snob, mucha gente no entiende que el arte contemporáneo puede ser algo accesible que se pueda comprar y disfrutar», apunta Blanca Pascual.
Así es como empezaron a pensar en diferentes posibilidades hasta que llegó la pandemia, momento en el que decidieron lanzar La Pera Projects. «Teníamos claro que no queríamos que fuese un espacio físico. Por un lado, no nos podíamos hacer cargo de algo así y, por el otro, no era el espíritu», comenta Pascual. Así que pensando en un canal que tampoco fuera el correo electrónico pues «todos recibimos muchísimos cada día y no los leemos», Clara recordó que una empresa de Galicia usaba WhatsApp para acercarse a sus clientes. «Empezamos a explorar esa opción y nos pareció viable», recuerda.
Un artista al mes y diez obras que no superan los 1.000 euros
Su funcionamiento es sencillo: el usuario guarda el número de teléfono de La Pera, envía la palabra ‘Alta’ y cada mes empieza a recibir el perfil de un nuevo artista. Hasta hace un par de meses cada dos semanas presentaban cinco obras de un artista cuyo precio no superaba los 600 dólares. Pero dado el volumen de trabajo decidieron espaciar las presentaciones y en la actualidad apuestan por un artista al mes.
La primera semana se dedica a la presentación del artista y la tercera se lanza un recordatorio con un vídeo o alguna información que haya salido en la prensa en torno a la práctica del creador en cuestión. Otro de los cambios recientes es que en lugar de proponer cinco obras ahora son diez y la horquilla económica ha subido a los 1.000 dólares (alrededor de 900 euros). «La idea es crecer junto a los coleccionistas y los seguidores que tenemos para inculcar el hábito de coleccionar», destaca Pascual. Fueron ellos, de hecho, quienes empezaron a reclamar obras con un precio mayor.
En la actualidad el grupo está compuesto por más de 4.000 personas de diversas partes del mundo. Entre sus usuarios destaca la franja de edad comprendida entre los 25 y 50 años aunque también hay una gran parte en el rango que va de los 50 a los 60. Por el contrario, la presencia de menores de 25 es escasa.
Conexión con los artistas
En la mayoría de casos son ellas mismas quienes se ponen en contacto con los artistas pues creen en su labor de comisariado. «Ofrecemos una selección de obras que ha pasado por el filtro de dos personas que llevan trabajando en esta industria más de diez años. Buscamos, investigamos y hablamos con los artistas», explica Pascual. Detrás de cada presentación hay un trabajo que no se ve pero que hace que la selección de artistas y obras tenga una factura impecable. Hasta la fecha, este trabajo de campo ha sido positivo y la mayoría de creadores ha respondido de manera positiva. «En algún caso hemos tenido algún problema con el límite del precio pero en general la respuesta ha sido buena», subraya.
Las ventas también han dado sus frutos: en su primer año de vida La Pera Projects consiguió vender el 80 % de las obras que presentaba a sus clientes. En su segundo curso el ratio ha bajado un poco pero, en cambio, han vendido piezas de precios más elevados. En parte, esto se debe a que en su arranque apostaron por obras más comerciales mientras que ahora buscan un tipo de obra diferente y que exige un poco más por parte del comprador. «Nuestro modelo se diferencia de una galería en que no representamos a los artistas ni tenemos un contrato con ellos. Nuestra colaboración es puntual, con lo cual no requiere un compromiso por su parte. La relación es bastante amena y no se les pide exclusividad», arguye Pascual.
La pintura es la reina
En La Pera Projects se pueden encontrar obras de diferentes disciplinas como pintura, obra en papel, dibujo, fotografía y, en algún caso, escultura, aunque esta última conlleva unos problemas logísticos que entorpecen su difusión y venta (el envío puede costar lo mismo, o más, que la obra en sí misma). En este sentido, la pintura es la reina de las ventas: «Es lo más asequible no desde un punto de vista económico sino intelectual. Parece que es más fácil vivir con ello», precisa Pascual.
La fotografía, por el contrario, es la disciplina que peor se vende. «Creo que el problema es que hoy en día vivimos en la era de las redes sociales y en un tiempo en el que cualquiera con un teléfono se considera fotógrafo. Esto, en cierta manera, ha degradado el estatus de la fotografía como fine art», opina. Por otro lado, aún cuesta más pagar por una imagen que requiere de un enmarcado que por un lienzo porque su materialidad y su tangibilidad es diferente.
Además, La Pera Projects ha creado La Sobremesa, un podcast que en su primera temporada ha contado con la presencia de varias figuras de la escena del arte contemporáneo en España como Manuel Segade, director del CA2M de Móstoles, Jimena Blázquez, directora del NMAC, o Sergio Rubira, comisario y crítico de arte. Para su segunda temporada las chicas de La Pera Projects están preparando una programación centrada en la escena artística del Caribe.
«Queremos que la lista siga creciendo y animamos a todos a que lo hagan, no solo a aquellos que tengan previsto comprar arte. Al final, es una manera de educar el ojo para el potencial comprador y también para quienes disfrutan del arte. También es una vía, concluye, de ver qué están haciendo los artistas jóvenes».