'Vértigo', la crisis vital de la que nació Rigoberta Bandini
Escrita en 2018, Aguilar reedida esta novela de autoficción de Paula Ribó, la cantante que se esconde detrás de los éxitos de Perra, Too many drugs o el imparable Ay, mamá que estuvo a las puertas de Eurovisión
«Antes de escribir este libro no existía nada de lo que tengo ahora», reconoce Paula Ribó en las páginas de Vértigo, la autoficción con la que la cantante, actriz y directora dramática se introdujo en el mundo de las letras. Publicado en 2018 por la editorial Círculo Barcelona, entonces era «solo» Paula Ribó. Hoy este pequeño libro que reedita Aguilar suena a música propia: la de Rigoberta Bandini. Popularizada tras su paso por el Benidorm Fest, donde actuó como una de las favoritas, antes de convertir su canción, Ay, mamá, en todo un himno feminista, Rigoberta Bandini ya había conseguido coronarse entre los rascacielos de Times Square como una de las artistas de España más escuchadas en la plataforma Spotify, con más de 200.000 reproducciones mensuales, gracias a éxitos como Perra, Too Many Drugs o In Spain We Call it Soledad. Todo ello a pesar de ser una desconocida para la mayoría del público y no haber publicado todavía ningún álbum completo.
Cuenta ella misma que el origen de todo este éxito y de muchas de las canciones que le dieron a conocer en 2020 se encuentra, de hecho, en este pequeño libro. Vértigo se puede leer como un preámbulo. Es también una ruptura –sentimental y vital–, un periodo de reflexión en el que Ribó se busca en la escritura porque, como ella misma afirma «se parece mucho a pensar, pero es más ordenado. También se parece a dibujar, pero es más adulto».
«Así es como me siento desde que llegué al mundo: agarrándome a torsos de hombres para soportar el vértigo que supone la inmensidad»
Maduro y ordenado, lo que cuenta este libro es la historia de una mujer de unos 30 años que, tras abandonar a su pareja, realiza un viaje introspectivo a Estocolmo. Una época turbulenta, vacía y solitaria en la que su protagonista trata de desembarazarse de la idea de necesitar al otro y de las cosas que le atan. «Así es como me siento desde que llegué al mundo: agarrándome a torsos de hombres para soportar el vértigo que supone la inmensidad», confiesa mientras, de algún modo, se intenta desprender de ellos para, poco a poco, ir abrazando a su propia feminidad.
De la crisis a la música
Con Lo raro es vivir de Carmen Martín Gaite, como libro de cabecera, cuenta Ribó que mientras la escritora hablaba del duelo hacia una madre, ella intenta descifrar qué se siente en el duelo de una ruptura. «Cuando decides poner fin a una relación no solo estás despidiéndote de esa persona, sino también de ti misma. Yo sentía en lo más profundo de mi ser que aquello no era solamente un cambio a nivel sentimental, sino a muchos niveles», escribe en el prólogo.
«Fue durante esta crisis –prosigue– donde empecé a componer canciones como una loca. También comencé a entrar en contacto con la meditación, la visualización, el cambio desde dentro. Después de Too many drugs llegó el espíritu y llegaron estas palabras. Han pasado ya casi cuatro años de todo esto y sigo reconociéndome en este librito».
Actriz e intérprete de doblaje, con su voz ha participado en series y películas como Caillou, El viaje de Chihiro, Brave o Frozen (en la versión en catalán), entre otros muchos proyectos. Animal camaleónico de un medio a otro, «cuando dirigía teatro –recuerda en el epílogo del libro- me di cuenta de que las transiciones son lo más importantes para que una pieza funcione». Vértigo es, por tanto, también una transición entre dos estados: la música y la escritura, Paula Ribó y Rigoberta Bandini. Y añade más adelante: «En el mismo momento en el que escribí este relato también estaba componiendo Perra, Too many drugs o In Spain we call it soledad. Hablando de libertad, espíritu y melancolía en mi gran habitación del carrer del Call, 17. Mi amiga Adriana, con la que vivía en ese momento, entraba a escuchar las canciones que acababa de componer. Las dos sentíamos que estaba pasando algo grande, pero nunca imaginamos tal despegue», comparte.
Pistas para escuchar a Bandini
Fue, de hecho, en 2019, cuando creó el alter ego que, en 2020, en plena pandemia, se convirtió en todo un fenómeno musical que se coló en las listas de lo mejor del año. «De esa crisis salieron estas páginas y también muchas de las canciones que me han cambiado la vida», concede. Y cierto es que sus canciones suenan a él. A esa soledad de desamor, de los días en cama en algún hotel de una fría ciudad. Y canta: «In Spain we say ‘it’s amargura’, /in Spain we say ‘ay, qué desastre’/ In Spain we say ‘ay, me desangro’» con la misma ironía y humor que utiliza cuando escribe en este libro que «el desconsuelo es como las alcachofas, tiene un sabor astringente que te deja la lengua rara pero se ve que purifica» o cuando afirma: «Creo que me fui de mi ciudad porque un día intenté comerme una ensalada de endivias con atún y no pude. (…). Me di cuenta de que no sé disfrutar del mísero acto aislado de comer».
Escudada en su guitarra, Bandini también nos da en Vértigo Bandini, según Ribó, algunas claves para entender su música: «En la estructura de una canción puede ver cuán mal estoy –afirma–. Si el estribillo se repite tres veces, es que estoy baja de autoestima. Si no tengo ganas de que el tercer verso sea coherente con los dos anteriores, es que estoy enfadada con el mundo. Si el pre-estribillo revela demasiada información sobre el estribillo, es que estoy muy triste». Juzguen ustedes.
El viaje continúa, como ya conocemos. Convertida en icono feminista tanto cuando ‘suplica’: «Si yo pudiera ser perra,/ por favor, dejadme serlo/ Solo pido ir sin correa a pasear»; como cuando invoca: «Paremos la ciudad/ Sacando un pecho fuera al puro estilo/ Delacroix»; Ribó se exhibe poco en las redes sociales y sabe mantenerse al margen del ruido y las polémicas. A pesar de que la vida, como este salto que pega en las primeras páginas de Vértigo, sea a veces como ir bajando en tirolina. Demasiado rápido, demasiada altura, con los pies en el suelo, ella misma confiesa: «Antes tenía un nombre y ahora tengo dos. Antes escribía para mis amigas y ahora escribo para muchas más personas. Antes quería ser soltera y ahora tengo una familia. Me siento afortunada de haber podido asumir todos los acontecimientos que han sucedido en los últimos tres años».