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Cultura

Morgan, de Madrid al cielo

La banda madrileña sigue de gira con su último disco, causando furor en salas de toda España, hasta el que promete ser su gran colofón en el WiZink Center

Morgan, de Madrid al cielo

Morgan al completo. | Cedida.

¿Saben esa clase de música que uno es plenamente consciente de a qué momento pertenece? Canciones para mover el esqueleto, canciones para limpiar la casa, para cocinar, canciones para encabritarse con el mundo y para perdonarlo, canciones de día y de noche, de viaje por carretera y de levantarse con el pie izquierdo. En fin, mucha música para muchos momentos. El último disco de Morgan, The River and the Stone, es un disco de ruptura… o de encaprichadas miradas perdidas entre las sábanas… o, bueno, de esos momentos en los que le pides al sonido que se te cuele entre los músculos de la nuca y pliegue tus párpados; flirteando con el ritmo en un baile lento hacia la abstracción.  

Portada del disco The river and the stone’ de Morgan

Morgan no es ninguna novedad. La banda lleva rodando desde 2012, cuando sus integrantes, Nina, Paco López y Ekain Elorza, viejos amigos, deciden unirse para alumbrar temas de un estilo entre folk, rhythm and blues, rock suave y hasta funk, como demuestra su canción «Another Road». Luego se sumaron Alejandro Ovejero, exbajista, y su actual teclista, David Schulthess. El conjunto ha alcanzado a ver amaneceres muy poco comunes. Por ejemplo, han llenado el mítico Circo Price, en más de una ocasión, y han sido teloneros de Fito Cabrales, que para un grupo español es como atarse una ristra de globos de helio a la espalda y ascender a exclusivas cumbres inexploradas por el común de los mortales. 

El 21 de enero de 2023, Morgan tiene una cita que puede marcar un antes y un después en su carrera, tener el WiZink Center de Madrid a su entera disposición. Un escenario que ha sido testigo de las actuaciones más relevantes de nuestro país, como han podido ser las de Metallica, Van Morrison, Imagine Dragons, Ringo Starr o Roger Waters. En tan señalada fecha, la formación madrileña desplegará sus mejores galas musicales con un aforo de hasta 17 mil personas, cifra perfecta para padecer miedo escénico… 

Vídeo oficial de River’, tema incluido en el tercer álbum de Morgan, The River and the Stone’

En THE OBJECTIVE, hemos tenido la oportunidad de hablar con Ekain Elorza, batería de la formación, sobre este ambicioso reto, sobre las expectativas, pasadas y futuras, de la banda, y hasta de cómo su camerino se convirtió en la discothèque del jaraneo oficial durante su gira con Fito & Fitipaldis.

«Si te soy sincero, Morgan comenzó sin ninguna expectativa», afirma Elorza, «la cosa es que empezamos a arreglar las canciones que traía Nina, nos gustó cómo estaban quedando y, gracias al crowdfunding familiar, pues logramos la pasta para grabar el primer disco. Desde aquello, a saber cómo hemos llegado hasta aquí…». La humildad en un batería es un buen termómetro del ego de una banda. Algo así como la cantidad de conquistas sexuales de un bajista o, mejor dicho, su exhibición. Bajo este prisma, Morgan se presenta como un grupo disfrutón de lo suyo, sin narcisismos ni excentricidades de estrellas. Solo un conjunto de amantes de la música a los que les completa la idea de poder vivir exclusivamente de lo que aman, alumbrando maravillosas aleaciones sonoras. 

Cuando le confieso a Ekain que este último disco me ha sonado a escena de desamor, como a la cumbre de un trauma, o a su antagonismo orgiástico, confiesa: «La intensidad y el drama es algo que en Morgan se trabaja mucho. Una de las dos tiene que haber. Cada estilo tiene su estética y la nuestra juega con esas canciones largas y sentidas. Pero eso no resta valor a la música que, actualmente, juega con duraciones mucho más cortas». 

Las canciones de Morgan en este disco son, en su mayoría, cómodas mecedoras en las que abandonarse al movimiento pendular de los hombros (a excepción de explosivas maravillas como «Paranoid Fall»). Para un batería, con la explosividad orgánica de su instrumento, se podría pensar que debe resultar difícil tener las manos quietas. Controlarse. Evitar reventar a doble bombo el tempo. «Me costó mucho…», confiesa Ekain «Estuve años adaptándome al sonido y a sonar grande tocando suave sin molestar al de al lado. Yo estaba acostumbrado a guitarras a tope, bajos a tope, así que cuando me lancé al proyecto de Morgan tuve que darme cuenta de que, cuanto más abajo tocas, mayor es el subidón después. Y ese vértigo, esa montaña rusa musical que se crea, impacta muchísimo y tú la sientes también. Tuve que adaptarme pero, una vez lo pillé, ahora lo disfruto tanto o más». 

Grupo Morgan al completo

Para quienes todavía no se hayan lanzado a la escucha de los protagonistas, adelantamos que se trata de un grupo con la mayor parte de su repertorio en inglés. Tienta preguntarle a Elorza, por tanto, cuales son las razones que los llevan a, siendo su lengua materna el castellano, lanzarse a la anglofilia musical. Para ello, le presento dos afirmaciones. La primera, de Joaquín Sabina, quien aseguraba no entender cuál era la manía, salvo aspirar a mayor fama y atención, de los grupos españoles por cantar en la lengua de Dylan. La segunda, del músico Bigott, también rendido a la lengua inglesa, a quien al hacerle esta misma pregunta respondió con contundencia: «Porque me sale de los cojones». El batería de Morgan lo tiene claro: «Desde luego, si me tengo que quedar con una me quedo con la segunda. Lo que no significa que no entienda por qué Sabina, teniendo en cuenta su trayectoria y su estilo, dice tal cosa. Nosotros nunca enfocamos el uso del idioma como algo promocional o que buscase aventajarnos internacionalmente (ahí lo tienes, que no hemos salido casi de España). Simplemente, a Nina le gustaba cantar en inglés y ni le dimos vueltas al tema». A veces, lo mejor es dejarse llevar por las circunstancias, no intentar empujar el río y disfrutar de los vaivenes de la corriente… 

Como ya se ha mencionado, Morgan carga a sus espaldas logros significativos. No sólo dedicarse enteramente a la música, o haber petado en muchas ocasiones salas legendarias de toda España, como el Teatro Circo Price, La sala Sol, El Palau de la Música y varios auditorios, como el de Zaragoza, sino también haber sido teloneros de gira de Fito Cabrales. «Bueno, ir de gira con Fito», afirma Elorza «ha sido, yo creo, la experiencia más flipante que nos ha pasado. No solo por la cantidad de gente a la que te enfrentas de repente, sino porque, es cierto lo que dicen, ir de gira con Fito es ir de gira en familia. Son todos una piña y, además, con muy buen rollo siempre». 

Piensa uno entonces en la condición de telonero, algo maltratada a veces, pues serían, haciendo una metáfora culinaria, los aperitivos que tienes que tragar a la espera del plato fuerte, del principal, del que te va a dejar el corazón en un puño y los nervios a punto de satisfyer. «No sé si será así siempre», prosigue el batería «pero nosotros encontramos un recibimiento fantástico. No solo, muchas veces, retrasaba nuestra salida la crew de Fito para que así hubiese entrado más gente, y tuviésemos más público, sino que no recuerdo una sola noche de decepción. De verdad, ni una. Puede que hubiese alguna en la que andábamos menos motivados o, no sé, que alguno no conectase. Pero, en general, todos fueron conciertos geniales y nos vimos frente a públicos generosos y entregados. Una pasada, vamos». 

The River Tour | Facebook oficial de Morgan

La gira con Fito, además, no solo le valió a Morgan la condición de grupo telonero, sino también la de rookie de la carretera con grandes bandas. Y, ya se sabe, los novatos tienen que pringar de alguna forma. La que sufrieron los integrantes de Morgan, más que una novatada cretina, parece un bien gestionado favor… aunque todo depende del estado de ánimo. «Bueno, desde el segundo concierto ya nos encontramos el camerino con luces y decoración. La cosa, a cada concierto, evolucionaba, hasta tal punto que, un día, nos encontramos máquina de humo, láseres, más luces, unos monigotes, en fin, una locura. Total que, al final de la gira, nos montaron un backline y hasta pillaron a un Dj… Tú imagínate (ríe). Acabamos la gira con una fiesta hasta las cinco de la mañana con toda la crew en nuestro camerino. Sin duda eso es algo que yo nunca había vivido…». Y, con total seguridad, que es difícil volver a vivir. 

Uno de los parámetros de gloria que muchas veces se cuelga a un grupo musical es, aparte de las entradas, el número de groupies que ‘humedecen’ con su música. Así que, pecando de idealista peliculero, le pregunto a Elorza sobre ellas y ellos. «(Ríe) Pues no, no somos un grupo que levante muchas pasiones a este respecto, la verdad… Creo que provocamos otros sentimientos en el público que no son la atracción física o sexual». Una lástima, porque todos están de buen ver en la banda. Cada cual con su sex-appeal, se merecen que sus temas de mojabragas hagan mella emocional en los corazones de los fans. Sea como fuere, la lucha sigue. El grupo seguirá peleando en los escenarios por su disco, The River and the Stone hasta el colofón del WiZink Center el 21 de enero, para la cual, asegura Elorza «vamos a invertir en el espectáculo casi tanto como vamos a ganar…». Una fecha señalada que, podemos asegurar, no será ni mucho menos la última de esta invocación; limpia, solvente y aterciopelada, a lo cashmere, de los ritmos de un pasado que nunca deja de sonar presente, llamada Morgan.

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