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Cultura

El tremendo disco de Tremenda Jauría

El grupo madrileño lanza una propuesta mutante, donde su firma de electrocumbia casa con sonidos pop, rock, rap, trap y reggaetón en ritmos pegadizos

El tremendo disco de Tremenda Jauría

El grupo Tremenda Jauría, en una imagen de su página web.

Cuando se logra definir un grupo bajo su propio nombre significa que ha triunfado. Da igual si eso se traduce en un éxito de jet privado y camisetas en H&M, o en tocar en fiestas de pueblo. En el momento en que mucha gente, al oír un tipo de música, asegura: «Uhm… esto suena a este grupo», entonces ya tiene reservado un palco privilegiado en los almanaques de la música. 

Esto mismo les ha ocurrido, un poco desde el principio, al conjunto madrileño Tremenda Jauría. Su eclecticismo ha sido marca de fábrica, mezclando electrónica con reggaetón, cumbia y pinceladas traperas. Pero su nuevo disco, Todxs igual, marca sin duda una madurez musical que amenaza con hacer escuela. No sólo las canciones difieren bastante entre sí, sino que cada canción guarda alternativas rítmicas y estilísticas notables y diferenciadas, con la sorprendente capacidad de alcanzar una armonía en su conjunto. Desde la más pop Átomos, que podría pasar por una canción de Despistados con estribillo EDM, hasta la que más ha despuntado, Cayena, una conjunción de trap melódico, rap y rock con un estribillo electrónico de lo más bailable. 

En lo referente a las letras, estas mantienen la intencionalidad política. Insistiendo en el feminismo, la desigualdad, la diversidad y una ristra de activismos que en este nuevo disco, tal vez, sean algo más sutiles y metafóricos. Aunque sin sacrificar, desde luego, la frontalidad, como bien hace gala la recomendable canción Billets pal cielo, reclamando: «gloria a las chavalas, fuego a las casas de apuestas». 

THE OBJECTIVE ha tenido la oportunidad de hablar con una de las vocalistas de la formación, Julia Tabernero, en el barrio de Lavapiés (Madrid) que, como nos cuenta, es el «lugar donde nace el proyecto en el año 2015». «Realmente es un grupo de colegas. Cada una venía de una formación musical diferente, o bien tocaba o bien pinchaba, y decidimos juntarnos para echar horas tocando y cantando. Presentamos los temas que salieron en la Sala Siroco (Madrid), y luego en el Patio Maravillas (Madrid), y de ahí nos empezaron a llamar para tocar en muchos más sitios del Estado español», relata. 

Ya desde los primeros coletazos de la conversación, uno percibe el enfoque politizado de la formación, o por lo menos de Julia, quien habla de ‘Estado español’, que no de España, y ejerce el plural femenino en todo momento, aunque de los cinco integrantes dos sean hombres. Sea como fuere, Tremenda Jauría lleva rodando desde esa fecha sin parar, sacando temas sueltos que hacen su primer disco Mordiendo, hasta este último Todxs igual, logrado ese escurridizo sueño de alcanzar la subsistencia musical con un conjunto de amigos

«Hemos evolucionado mucho como banda», afirma Julia. «Al principio sí que hacíamos temas mucho más reggaetoneros, cumbieros y traperos. Se lo hemos puesto difícil al mundo para etiquetarnos y, además en este disco, nos hemos esforzado mucho en producción, en incluir instrumentos orgánicos, en, no sé si reciclarnos, pero sí en actualizarnos». Y, actualizarse, pasa por innovar, aunque sea respecto a lo propio. De ese impulso renovador, la banda integra a Saray Sáez a la batería, lo que les permite «investigar con fórmulas que antes no manejábamos, sobre todo en los directos, pero igualmente en las grabaciones. De ahí nace Cayena, que es el primer tema del disco y también el detonante de los demás. Una canción que tiene sello Tremenda, pero que es un poco diferente. Nos gustó mucho el estilo y decidimos seguir. Teníamos un poco de miedo porque al cambiar te expones mucho y corríamos el riesgo de disgustar, pero los últimos conciertos han demostrado lo contrario». 

Reggaetón con conciencia social

Tremenda Jauría se reconoce por incluir en géneros como el reggaetón o la música urbana conceptos poco habituales en cuanto a la lírica. No es habitual oír hablar de ‘Mayo del 68’ o de la ‘colectivización’ en una canción, pongamos por caso, de J. Balvin o Yung Beef, pero esa ha sido una de sus motivaciones originales. «Con la banda pretendemos contar la realidad que nos preocupa. Se nos ha colocado la etiqueta de reggaetón feminista, pero tratamos de desvincularnos de ella. Nosotros hacemos música política. En general. Y los estilos musicales que elegimos son porque nos flipan». 

Cabría preguntarse, ¿por qué son, precisamente, estos géneros los que les inspiran? ¿Qué ve Tremenda Jauría en el reggaetón, o en el uso de la herramienta del Auto-Tune, que llegan a defender en varios momentos del disco, para hacer bandera de ellos?

«Escucho reggaetón a todas horas desde hace años», reconoce Tabernero. «Es un género musical que me parece brutal y me gustaría que, como otros géneros musicales, tuviera un contenido lírico más potente, que es lo que le exijo a la música, en general, y, bueno, me encanta lo que se genera en torno a él, sobre todo el baile. Y, respecto al Auto-Tune, me parece que es una herramienta más. Igual que usas un pedal para la guitarra, un efecto de voz o un pedal digital a la batería… Es una herramienta para colorear la música que quieres hacer. Existe una escala de medir, no sé si un clasismo, que marca lo que es malo, o mejor técnicamente, y creo que la cultura va más allá». 

Un ‘más allá’ que también, como reclama Julia, báscula el estilo de la banda hacia esa música política de la que habla, cosa que el propio nombre del disco transparenta. Todxs igual, no sólo traduce un lenguaje inclusivo en el título, sino que invoca a la colectividad. «El título viene de un sentimiento general de impotencia, de machaque mental, de alteración emocional que nace de un momento vivido muy violento, precario, con el alquiler de tu casa que te cuesta millones, el contrato laboral indefinido como una quimera y 30º en octubre… En fin, que el mundo no es muy alentador. Pero el título alude a que todas estamos en lo mismo. Aunque, si te fijas, el ‘igual’ aparece tachado, porque la verdad es que las condiciones materiales de cada una son muy distintas». 

En definitiva, guste, o no, el mensaje de Tremenda Jauría, lo cierto es que su apuesta es de órdago. Mezclar estilos con corazón y ganas, les está valiendo una recepción hambrienta por disfrutar con sus temas en directo. Dando fe con su recorrido que con talento, esfuerzo y, seguro, algo de suerte, a veces incluso, los sueños se hacen realidad. 

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