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Cultura

Cuando el Estado compra

El Ministerio de Cultura sigue comprando obras para diferentes museos y palacios. Una de las últimas adquisiciones ha sido ‘La Virgen de Atocha’ de Maíno

Cuando el Estado compra

Detalle de 'La esclava y la paloma, desnudo', de Joaquín Sorolla. | Museo Sorolla

No ocurría desde hace años. Al menos desde antes de la pandemia. Nunca el Estado había comprado tanto y tan bien comprado. Tan barato. Alguno puede decir que tengo mala memoria, incluso de mis propios artículos: hace apenas unas semanas recordaba la compra millonaria de la Virgen de la Casa de Alba de Fra Angelico. A la que habría que sumar algunas piezas más. Pero es que a aquellas compras del pasado se han sumado en los últimos años -meses diría yo- piezas significativas y de las que hemos ido dando buena cuenta desde estas líneas y también desde Ars Magazine

‘Retrato de doña Luisa de Mendoza y Mendoza, Condesa de Saldaña’, de Antonio Ricci. | Cedida

Si vuelvo a referirme a ellas es porque el pasado martes el Ministerio de Cultura anunció la compra de tres sorollas con destino al museo del mismo nombre. Las piezas, bastante raras y singulares en la producción del pintor, vienen a llenar un vacío en las colecciones del artista y no solo justifican el desembolso -352.000 euros-, sino que suponen un certero intento de completar una colección que tiene sus lagunas como ahora se puede comprobar. Solo un día antes, el Museo del Prado nos confirmaba la adquisición de otra pieza excepcional de Sorolla: el retrato del historiador del arte Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935) pintado por Sorolla en 1908.

Tras el retrato del historiador aparece una reproducción del Caballero de la mano en el pecho de El Greco, una sinfonía de grises y negros que Sorolla replica en su retrato del historiador y que lo convierte en una de sus efigies masculinas más logradas. El Prado -la sala 9B de El Greco- es el lógico destino de esta obra. Pero como estamos hablando de adquisiciones, el precio pagado por el retrato -que no supera los cien mil euros- resulta ser además una ganga a juzgar por los precios, no solo del mercado internacional, sino también del nacional. Un precio muy ajustado, solo comparable al de la Juno de Alonso Cano. Recordemos que el Ministerio pagó el año pasado por aquella obra maestra -uno de los pocos desnudos del Siglo de Oro español- solo 270.000 euros.

Joaquín Sorolla. ‘La esclava y la paloma, desnudo’ (1883). | Museo Sorolla, Madrid

Pero la cosa no ha acabado aquí. Esta semana y en concreto el martes por la tarde, el Ministerio volvía a tirar de chequera para quedarse por la salida dos obras excepcionales en Subastas Segre: el Retrato de doña Luisa de Mendoza, condesa de Saldaña, firmado por Antonio Ricci en 1603; y la Virgen de la leche con san Bernardo y San Benito atribuido a Gonçal Peris (1380-1451). El retrato es uno de los pocos firmados de Antonio Ricci, pintor escurialense de la generación de Juan Pantoja de la Cruz y quizá uno de los mejores retratistas junto a Alonso Sánchez Coello y Giovanni Caracca. El precio pagado -80.000 euros- resulta ser menos de la tercera parte por la que inicialmente se ofreció al Estado. La espera ha merecido la pena y el Palacio del Infantado de Guadalajara, colección a la que perteneció el cuadro a principios del siglo XX, será el destino de este retrato excepcional a pesar de su estado de conservación.

Atribuido a Gonçal Peris Sarriá, ‘Virgen de la leche con San Bernardo y San Benito’. | Cedida

La tablita de Gonçal Peris -un auténtico descubrimiento de la casa de subastas- irá al Prado a completar la escasa colección de arte catalán y valenciano. Un incomprensible empeño de los responsables franquistas obligó a que cualquier obra que apareciera de estas colecciones se adscribiera al MNAC de Barcelona o al San Pío V de Valencia. La consecuencia fue muchos de aquellos primitivos pintores se enterraron en los sótanos de aquellos museos y que su estudio no se internacionalizara hasta fechas mucho más recientes. Otra consecuencia fue que las colecciones del Prado permanecieran ajenas a aquellas escuelas como si no formaran parte de nuestro arte. Un despropósito que solo en fechas recientes se ha comenzado a paliar. 

Pero la cantidad pagada por esta pequeña obra maestra -los 30.000 euros del precio de salida- nos permite una última reflexión. El Ministerio de Cultura, aunque nunca ha renunciado a estar presente en las subastas ejerciendo su derecho de tanteo, hizo la mayor parte de sus compras gracias a la posibilidad que la ley le otorga de igualar el precio de exportación de los particulares que quieren vender sus obras en el extranjero. Pero las cosas han cambiado. Las subastas -con precios más bajos que nunca- se han convertido en un lugar decisivo para la adquisición de obras de arte. Mientras escribo estas líneas, el Estado ha vuelto a comprar por el mismo precio de salida -30.000 euros- La Virgen de Atocha de Juan Bautista Maíno. No es un cuadro muy bonito pero, sea cual sea su destino -el Prado o Patrimonio Nacional- la iconografía del lienzo resulta más que interesante desde que lo publicara Benito Navarrete en Ars Magazine. Pero las compras seguirán. Y me atrevo a decir que esto no ha hecho más que empezar.

‘La Virgen de Atocha’ de Juan Bautista Maíno. | Cedida
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