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'Broker': lo último de Kore-eda humaniza el tráfico de bebés robados

El director de ‘Un asunto de familia’ regresa a nuestras pantallas con una historia que promete romper todos nuestros esquemas morales

‘Broker’: lo último de Kore-eda humaniza el tráfico de bebés robados

Fotograma de 'Broker'.

Hirokazu Kore-eda entiende la familia como ningún otro. El director japonés ha centrado gran parte de su obra en hablar de familias, así en plural, porque no hay un solo tipo. Narra la muerte, la memoria, la asunción de la pérdida… y siempre hay una familia en el centro de esas historias que cuenta. Fue el caso de la magnífica Un asunto de familia, película que en 2018 consiguió alzarse con la Palma de Oro en Cannes, y es el caso de Broker, su última –y recién estrenada en España– película.

En un país como el nuestro es difícil hablar del tema de los bebés robados sin recurrir al drama. Porque el asunto es, de hecho, dramático. Y aquí lo sabemos bien. Sin embargo, en otras culturas –donde el asunto no deja de ser dramático– pueden hablar de ello desde otro lugar y les choca menos de lo que nos chocaría aquí.

En Broker, Kore-eda nos sitúa en la Corea del Sur de nuestros días. En una noche lluviosa, una mujer abandona a un bebé en una iglesia. Algo que, al parecer, no es algo extraño por aquellos lares, donde existen las famosas baby-box para dejar a los niños ‘no deseados’. «Si vas a abandonar a tu bebé, no lo tengas», dice una mujer que observa la escena de cerca. El recién nacido es recogido después por dos hombres que se dedican a robar bebés abandonados para venderlos a padres dispuestos a pagar un dinero por ellos. Cuando la joven madre regresa a la iglesia, arrepentida de abandonar a su bebé, descubre el negocio ilegal de estos hombres –alejados a lo que podría parecernos una mafia– y decide unirse a ellos para encontrar a los padres adoptivos más adecuados. Empieza así una aventura que se traduce en una suerte de road movie que no deja indiferente a nadie.

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Lo que hace en Kore-eda en Broker, como en la mayoría de sus películas, es dotar a todos sus personajes de una sensibilidad especial. Por ejemplo, el personaje interpretado por Song Kang-ho –el protagonista de la famosa Parásitos, de Bong Joon-ho–, un hombre entre la espada y la pared y que recurre a la venta de bebés abandonados por necesidad. No se ve maldad en sus actos ni en sus intenciones, simplemente es una víctima más del sistema. Así lo dibuja, al menos, el director japonés, que esta vez ha viajado hasta Corea para rodar su nueva película.

Kore-eda no decepciona. Aunque no es la mejor de sus películas, Broker funciona. Funciona porque los actores lo bordan, porque la historia tiene sentido y porque cumple con su cometido, que es incomodarnos con una historia que rompe nuestros esquemas morales

Esta sensibilidad, el arco dramático de cada uno de los personajes, los vínculos que van creando entre ellos a lo largo de la trama… Todo aquello permite que el espectador empatice e, incluso, simpatice con unos personajes que deberían ser (o parecernos) deleznables. Criminales que trafican con vidas humanas. Vidas humanas, además, de muy corta edad. Increíble pero cierto. Hablando en plata: Broker es capaz de hacer que sintamos cariño por unos auténticos hijos de puta.

Fotograma de ‘Broker’.

Kore-eda no decepciona. Aunque no es la mejor de sus películas –seguramente lo sea la citada Un asunto de familia–, Broker funciona. Funciona porque los actores lo bordan, porque la historia tiene sentido (aunque haya que estar especialmente atento para no perder el hilo), y porque cumple con su cometido, que es incomodarnos con una historia que rompe nuestros esquemas morales. Tal vez porque no es la mejor de sus películas, esta última obra de Kore-eda ha pasado algo inadvertida. En Cannes consiguió, eso sí, el premio al mejor actor a Song Kang-ho, que sigue maravillando más allá de todas las fronteras.

El drama de los bebés robados puede ser contado de muchas formas, pero la sensibilidad e inteligencia de Hirokazu Kore-eda son inimitables. El director, uno de los grandes exponentes del cine japonés –pero que no tiene miedo a viajar a otros lugares, como la propia Corea, o incluso Francia–, ya ha rodado su próxima película, Monster, que está en fase de postproducción y que verá la luz este mismo 2023. Su estado de forma es envidiable, y no hay película suya, grande o pequeña, que no merezca la pena.

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