'Relatos japoneses de lo macabro': Junji Ito y la joya escondida de Netflix
La serie es una verdadera delicia para los que disfrutan del terror y en especial para los seguidores de este peculiar dibujante japonés
El terror suele ser incómodo y obviado por las élites cinematográficas. En los últimos años, su percepción ha evolucionado, pero no lo suficiente. Tal vez por el éxito de series como Stranger Things o la aceptación de escenas viscerales en Game of Thrones, el gran público parece más abierto al género. Sin embargo, se lo desprecia en las discusiones intelectuales. La ausencia regular en los premios de La Academia da una idea de su estatus social.
Cuando Get Out (2017) hizo historia al conseguir cuatro nominaciones en los premios Oscar, se creía que el futuro podría ser más prometedor. A pesar del desprecio a grandes películas, como Midsommar, Hereditary, The Witch o It Follows, el éxito de Jordan Peele presagiaba buenas nuevas para el género. Debemos tener en cuenta que antes de esta cinta, el terror solo había tenido a cinco representantes compitiendo como Mejor Película: El exorcista (1974), Tiburón (1976), El silencio de los corderos (1991), El sexto sentido (2000) y Cisne negro (2011).
Afortunadamente para quienes amamos este género, los servicios de streaming entendieron el potencial de estas historias y cada año proveen al espectador de sangre nueva. Es el caso de Netflix, que estrenó a mitad de enero Relatos japoneses de lo macabro (Junji Ito Maniac: Japanese Tales of the Macabre), eso sí, sin mucho ruido.
No vamos a despellejar los episodios, porque les quitaríamos la oportunidad a los usuarios el placer de descubrir el particular mundo de uno de los referentes de lo macabro: Junji Ito.
¿Quién es Junji Ito?
Junji Ito es un mangaka, palabra que se usa para definir al creador de una historieta o cómic. Está compuesta por el sustantivo manga, que quiere decir ‘cómic’, y el sufijo -ka, que significa ‘creador de’. La obra de Ito es inconfundible por dos cosas: la presencia de cuerpos deformados, lo que se denomina como horror corporal y horror cósmico, además de la inclusión de elementos sobrenaturales en sus narraciones, sin que eso signifique una ruptura del tiempo y espacio en el que viven sus personajes. Finalmente, un elemento característico en sus trabajos es el uso de sonidos aterradores que regularmente profieren sus extrañas criaturas.
El escritor nació el 31 de junio de 1963 en Sakashita, un pueblo ubicado en el distrito de Ena, prefectura de Gifu, Japón, y creció en una pequeña ciudad cerca de Nagano. Según cuenta en varias entrevistas, sus dos hermanas mayores lo introdujeron al mundo del manga. Así empezó a leer a dos autores clásicos: Kazuo Umezu y Shinichi Koga. Posteriormente, se sumaron otros como Hideshi Hino, Yasutaka Tsutsui y H.P. Lovecraft. De hecho, una adaptación de Frankenstein, de Mary Shelley, le valdría un galardón de la industria del cómic, el premio Will Eisner, en Estados Unidos.
A los 20 años, Ito era técnico dental y combinaba su trabajo con la escritura. Esta experiencia, como otras de su vida, fueron fundamentales para la creación de sus personajes. En 1987, por ejemplo, ganó una mención de honor en el Premio Kazuo Umezu. La historia se inspiró en la muerte de un compañero de clase y se convertiría en una serie de manga de terror muy exitosa: Tomie.
Tomie es una joven muy hermosa, víctima de un trágico accidente. Renace para matar a sus enemigos. Al mismo tiempo, como personaje que evoluciona, lleva a los hombres a cometer actos violentos. La primera serie de Junji tuvo una larga vida en los cómics, trece años. Fue tan popular en Japón, que se realizaron nueve películas y una serie de antología.
En el siguiente video de YouTube, se explica la evolución de este personaje:
Tomie fue un personaje pensado originalmente para las adolescentes que consumían mangas de terror, algo natural dadas las primeras influencias del narrador. El próximo paso de Ito entonces fue conquistar el mercado adulto masculino, que en Japón se llama manga seinen. Así nació Uzumaki. La trama sigue los acontecimientos ocurridos en un pequeño pueblo japonés afectado por una maldición. Los habitantes deben enfrentarse a poderes que les sobrepasan.
De nuevo, Ito se basa en las historias que escuchó de su pueblo, que regularmente involucraban símbolos, supuestamente de buena suerte, invirtiendo los códigos para contar historias terroríficas. A partir de allí, terminó de conquistar a la crítica y la obra del escritor comenzó a explotar en el cine. La primera película se estrenó en 1998 y fue dirigida por Ataru Oikawa, quien adaptó Tomie. Un año después apareció Tomie: Another Face (Tomie: Anaza Feisu), que se estrenó como serie de televisión y luego se convirtió en un largometraje.
Lo macabro en lo cotidiano
Como dije, no ahondaré en lo que veremos en las 20 historias que se pueden ver en Netflix. Lo que debe saber es que muchas de ellas se basan en historias clásicas del mundo creado por Ito, incluyendo a la propia Tomei y títulos reconocibles como Los globos colgantes (Kubitsuri Kikyuu). Este es uno de los episodios que mejor recoge la esencia de su creador.
En Los globos colgantes el espectador siente una gran angustia por lo inexplicable que está viendo y sobre todo por las consecuencias que enfrentan los personajes. Si los diálogos y la atmósfera son angustiosos, no queda atrás la presentación de los globos, rostros que por alguna razón quieren aniquilar a todos sus conocidos. En este episodio, todo lo que se ve, y no se ve, como esa presencia que toca la puerta, demuestra la fidelidad de la adaptación que fue encargada a Studio Deen.
Otro capítulo realmente aterrador es The Bully, que narra el abuso de una niña a un menor al que cuida. Una vez que crecen, se convierten en pareja y tienen un hijo. Pero lo que viene a continuación no puede ser descrito por palabras, solo sigue la idea de que si el acosador no es detenido a tiempo, las consecuencias siempre serán lamentables.
Si estás buscando algo para maratonear, y te gusta el terror, esta es tu serie. Si sientes curiosidad por el género, es una buena manera de iniciarse, comprendiendo que es un estilo completamente diferente a lo visto en Hollywood.