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Cultura

'Arny' versus 'Machos Alfa'

«El documental clava la hipocresía de la época, un atentado contra el honor de los inculpados que fueron absueltos, la mayoría, y a los que azuza una leyenda negra de mierda»

‘Arny’ versus ‘Machos Alfa’

Imagen de la serie 'Machos Alfa' | Netflix

Tuve el privilegio de conocer a Javier Gurruchaga, showman y rostro del grupo ochentero la orquesta de Mondragón. Tomamos un café para hablar de cuestiones vascas afines al corazón. Gurruchaga era y es un hombre cabal, honesto y amable. Javier Gurruchaga, Jesús Vázquez y Jorge Cadaval fueron juzgados en el caso Arny por corrupción de menores, el del bareto sevillano. Y declarados inocentes. Entre los numerosos imputados estaba el juez de menores Manuel Rico Lara, también inocente. Ni sus amigos magistrados lo defendieron de la mentira. En la judicatura, como en botica, hay de todo. 

En enero HBO estrenó el documental en tres partes Arny, diario de una infamia. Este digital lo anunció. Merece la pena ver el documental, a uno se le cae la cara de vergüenza ajena. Fue hace 25 años. España vivía sumida en la fiesta del dinero y los escándalos asomaban la nariz a podredumbre. Los medios y la prensa seria se hincharon a vender. Era fácil, untabas al entrevistado y te contaba lo que quisieras. Los mayores culpables del linchamiento de Gurruchaga, Vázquez y Cadaval fueron los medios de comunicación, por ganar pasta a lo bestia, a lo inmoral. Periodistas famosos se convirtieron de repente en correveidiles de falsedades, en verdugos de una sociedad enferma con los homosexuales. La noche de la ciudad abierta, en Madrid, toleraba, aceptaba y disfrutaba de la diferencia. El resto de una España aún enmohecida zurraba a lo distinto. El documental clava la hipocresía de la época, un atentado contra el honor de los inculpados que fueron absueltos, la mayoría, y a los que azuza una leyenda negra de mierda. La España cañí adolecía del postfranquismo eternizado.

Entonces llamar maricón a los heteros y a los homos y entre los homos entraba en la normalidad cuando el tono no era ni agresivo ni inquisitorial, lo contrario de lo que rodeó aquel caso. 

Casi al mismo tiempo Netflix estrenó la serie Machos Alfa, una delicia de comedia que levanta la sonrisa cómplice. Hasta el vagabundo tiene estilo y guasa. Comienza con un curso de deconstrucción masculina, ahí es nada, a la que asisten los cuatro protas, cuarentones, varones y heteros acostumbrados al cabrón, maricón, hijoputas expresados en broma sin que moleste al personal. La serie critica con humor la moda de la cancelación, además de reírse de la sexualidad de hombres y mujeres. Ambos se comportan con similar desfachatez, poniendo en solfa al sexo contrario y desternillándose de las variadas y benditas prácticas sexuales. La dirige y coescribe Laura Caballero, un talentazo. A la infausta Angela Rodríguez le convendría verla. La tontisecretaria de estado no ligará ni con Tinder, red social caricaturizada en la serie. 

Machos Alfa ridiculiza la censura del lenguaje malsonante, y logra el equilibrio al condenar por lo mismo las agresiones sexuales. Sus salidas de tono imitan a la vida, la normal, la de los colegas de siempre enfrentados a los problemas cotidianos.

«Los mismos que condenaban a los homosexuales juzgados sin razón en el Arny destrozan a los que se atreven a la broma»

Ahora cogerle de la cintura a una pivita es delito, o deslizar las manos hacia las zonas de placer. Los mismos que condenaban a los homosexuales juzgados sin razón en el Arny destrozan a los que se atreven a la broma. Con Machos Alfa no la pían los cobardes podemitas, los dirigentes, igual que los cobardes de Vox, los dirigentes, no osan vilipendiar a los homos. Los susodichos se reirían con la peli La cena de los idiotas, al ser foránea claro. Es la España en la que vivimos, en los extremos, en lo ágrafo, en lo incómodo de la dura realidad mil veces revivida, la de los abucheos a los homo y la del encarcelamiento de la mofa.

En el fondo, los muy progres son los fachas y viceversa. La cultura solo cura si no se consume la de la identidad propia. Disfrutarán al visionar primero el documental y luego la serie de ficción. Lo explica el director de cine Billy Wilder, cuando estaba triste rodaba comedia y cuando estaba contento drama. Hagamos lo mismo.

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