Yadam, el artista latino por descubrir
El músico venezolano ha sido elegido recientemente por la revista ‘Rolling Stone’ como uno de los 10 cantantes revelación de este 2023
Yadam. | Spotify
Yadam es un artista procedente de Venezuela que, a sus escasos 25 años, también ha vivido en Estados Unidos y Francia –actualmente, reside en París, ciudad a la que emigró a los 18–. Gracias a ello, tiene la suerte de ser trilingüe y de haberse dado a conocer gracias al programa Nouvelle Star (el Idol francés), en el que quedó finalista. Su música es difícil de encasillar en cuanto al estilo; su primer EP SAFEPLACE, publicado en 2020, es un proyecto trilingüe que abarca el pop soul alternativo y los ritmos de la electrónica, con letras de un toque triste y melancólico que hablan del desamor, y que a menudo tratan el tema de lo queer y LGTBI.
Entre sus últimas publicaciones se encuentran los singles «Nada es seguro» –junto a la cantante argentina Zoe Gotusso– y «Otras mujeres», uno de sus temas más escuchados. Además, la famosa Rolling Stone le ha nombrado recientemente como uno de los 10 artistas latinos a los que descubrir este 2023, puesto que este año publicará su nuevo disco Belamor, para el que ha colaborado con productores de la talla de Samuel Dixon –que ha escrito para Christina Aguilera, Adele, Sia y un largo etcétera– y Rafa Sardina –que ha trabajado con Calle 13, Luis Miguel y Lady Gaga, entre otros–. El próximo 14 de abril estrenará, como adelanto, su tema «Ojalá». Le entrevistamos en su paso por Madrid, donde ha viajado para dar un concierto y conocer a otros artistas españoles.
PREGUNTA.- ¿Qué tal ha ido el concierto en Madrid en el espacio Levi’s? ¿Cómo sientes que se está recibiendo tu obra musical?
RESPUESTA.- Estoy muy contento. Todavía no entiendo cómo he pasado de Maracay en Venezuela a vivir en París y estar cantando ahora en Madrid. Me motiva muchísimo, y me conmueve, porque para mí la música es una necesidad de poder sentirme escuchado después de tanto tiempo en el que he estado callado por el miedo a ser quien soy. Y ahora que estoy viviendo mi vida como quiero. Es súper cool poder hacer música que la gente escucha me ayuda y también saber que conecto con muchas personas.
P.- Rolling Stone te ha nombrado recientemente como «uno de los 10 artistas latinos a los que no perder de vista este 2023». ¿Cómo ha sido esta noticia para ti? ¿Sientes presión por el «qué pasará»?
R.- Presión, sí, pero también contento porque tengo esa presión. Es como, «soy uno de los diez artistas que este año tiene que explotar». Pero es cool porque eso ha despertado muchísimas cosas, y no puedo pedir mejor inicio de año. Este artículo salió en enero y, a partir de ahí, todo ha ido creciendo. Estoy muy contento porque muchas veces uno hace música y no sabe si la gente lo escucha o conecta con ello. Todavía no asimilo que ahora mismo no esté en Venezuela en mi cuarto.
P.- ¿Cómo te definirías musicalmente? Tu primer EP Safeplace es una especie de pop soul alternativo que experimenta con la electrónica.
R.- Mi pasión siempre ha sido la música triste y melancólica, tipo Luis Fonsi de antes de Despacito [Ríe], más en su época triste, e influencias como Chayanne, todos los divos, también Cristian Castro, etc. Mi estilo tiene esa base latina-pop con producción más europea y experimental, puesto que vivo en París y trabajo con productores que normalmente son del underground, a los que les gusta Arca, James Blake, etc. Si por mí fuese, me iría por el lado más experimental, pero por otra parte me sale más natural ese lado latino, con el que me he criado. Por tanto, mezclo lo latino con lo alternativo.
P.- Eres trilingüe porque has vivido en Venezuela, Estados Unidos y París, donde resides actualmente. ¿Cómo te has nutrido de estas diferentes lenguas a la hora de componer? ¿Cómo te enriquece?
R.- Para mí, cada idioma representa un sentimiento diferente. Tanto el idioma como el lugar, puesto que todo lo que escribo está vinculado con el lugar en el cual viví. Los sentimientos que tengo más relacionados con el amor son en español, y también la tristeza; los momentos más difíciles o traumáticos los he vivido en inglés, y cuando muestro rabia o cólera lo hago en inglés; cuando estoy más esperanzado pienso en francés, puesto que Francia me abrió las puertas y gracias a ella ahora soy quien soy.
P.- Tus letras, en general, son más bien tristes y centradas en el amor. ¿En qué te basas? ¿Tienen que ver con tu personalidad?
R.- Mi personalidad no es tan ni triste ni melancólica como mi música. Soy muy de sonreír, de salir con mis amigos, salir de fiesta… pero todos lo somos y escondemos lo triste, lo negativo, como en una página de Instagram, donde no muestras lo que estás viviendo en tu casa y sólo muestras la parte bonita. Siento que todos tenemos esa persona que somos en la calle, pero dentro también se puede tener mucha tristeza. Exprimo esa parte triste con mi música.
P.- Compusiste «Otras Mujeres» junto al prestigioso productor Samuel Dixon (Christina Aguilera, Sia, Adele, Kylie Minogue, etc.). ¿Cómo ha sido trabajar con él? Debe de ser emocionante que alguien tan importante se fije en tu música.
R.- Es increíble. Todavía no entiendo cómo terminé en ese estudio. Sobre todo porque yo cantaba muchas canciones de esas artistas cuando era chiquito –de Christina o Adele– que él compuso. Es una locura. Él me descubrió por medio de mi música y pidió trabajar conmigo como artista latino.
P.- ¿Y con Rafa Sardina? Es el productor de Calle 13, Luis Miguel, Alejandro Sanz y Lady Gaga, entre otros.
R.- Esto pasó cuando firmé con mi actual disquera. Ellos le enviaron mi música y también dijo que quería trabajar conmigo. Mi próxima canción es la que hice con él, que saldrá el 14 de abril y se titula «Ojalá». Es increíble, porque él tiene más de 18 Grammys y mi meta es ser nominado a un Grammy [Ríe].
P.- «Otras Mujeres» cuenta una historia de amor con un chico que tenía que encubrir su homosexualidad debido a que su entorno no le aceptaba. ¿Te consideras activista LGTBI con tu música?
R.- Nunca he sido muy político. Solamente sé que soy político porque el hombre lo es –ya me puse filosófico [Ríe]–. Pero, sobre todo, lo que cuento en mis canciones es lo que yo vivo. Se trata más de sinceridad que de activismo. Y si tengo la oportunidad de hacer algo que la gente va a escuchar, pues voy a contar mi historia y mucha gente va a conectar con ella. Entonces sí que voy a aprovecharla para denunciar cosas como la homofobia, pero no tanto por ser activista, sino porque lo he vivido y lo quiero contar, y eso sí que termina siendo una forma de activismo.
P.- ¿Cómo crees que cambia la situación de una persona LGTBI según el sitio en el que viva?
R.- Cambia totalmente. Muchos chicos me escriben consultándome que no saben cómo salir del closet. Y yo les digo: «Espera a que tengas la oportunidad de estar en algún lugar rodeado de gente que te quiera y te pueda servir de apoyo, porque si te vas a exponer a ello y te van a echar de tu casa o vas a estar en peligro, mejor espera». Es algo que depende de todo tu entorno. Me he dado cuenta de que en París los queers crean su propia «familia» nueva, de amigos, y entre ellos se apoyan porque sus familias no les apoyan a ellos.
P.- «Nada es seguro» habla de lo efímero, del no aferrarse a las cosas porque nada es seguro en la vida. ¿Cómo llegaste a esta idea?
R.- Un día estaba en frente de un piano y estaba cansado porque todo lo que creía que era para siempre, no lo era. Y, de hecho, sigo viviendo una gran desilusión de amor que me duele hasta las tripas. «Nada es seguro» fue una inspiración de una relación que tuve en Venezuela. Tenía muchísimo miedo de que algún día él no estuviese por el miedo que tenía a lo que decían los demás. Al final tuvimos que separarnos y dejar todo lo que teníamos. Fue muy difícil para mí, porque él era todo lo que yo quería. Y también relaciono la letra con lo que supone vivir aquí, el ser inmigrante y no saber si voy a poder volver a ver a mi familia. Me di cuenta de que en la vida nada es seguro. Siento que si lo entiendes vives más tranquilo.
P.- ¿Cuáles son tus influencias musicales? Alguna vez has mencionado a James Blake, Arca, Banks y Florence and The Machine. ¿Con quién colaborarías?
R.- Más que influencia, en este momento admiro muchísimo a Anaju y a Judeline. Esa vibe un poco alternativa que se esta dando ahorita aquí en España. También a Pablopablo, que acaba de sacar una sesión Colors. Aparte de con ellos, también me gustaría colaborar con Arca, y por supuesto con Rosalía [Ríe].
P.- En algún momento has declarado: «Es interesante porque siento que los artistas LGTB+ tenemos como más ganas de desafiar la manera de hacer música tradicional». ¿A qué crees que se puede deber esto?
R.- Ya en sí nuestra vida nos obliga a demostrar a alguna gente que, a pesar de sus opiniones, nosotros vamos a seguir hacia delante. Lo mismo se aplica en la música; yo tengo el deseo de demostrar a la gente que ha dudado de mí que voy hacia arriba y que voy a ser yo mismo: sincero, sencillo, sin esconderme. Es un desafío, un reto personal más que de venganza. Es una satisfacción saber que tú logras ser mucho más allá de lo que la gente quiere que seas.
P.- Durante este año publicarás tu nuevo disco, Belamor, que en su combinación francés-español significa «Bello amor». ¿Qué puedes contar de este proyecto?
R.- Belamor es un viaje, como una telenovela basada en los años 20 y 30, en blanco y negro. Lo que pueden esperar es mucha música triste y a la vez bailable. Es como ir a un club y estar súper deprimido, pero estar gozándotela. Mi meta es que la gente simplemente pueda liberarse de muchas penas, pero sobre todo sentirse comprendida. Se vienen cosas muy cool. Estamos organizando una gira en España y Latinoamérica.
P.- Para finalizar, ¿alguna recomendación de canciones que estés escuchando últimamente?
R.- Escucho muchísimo «Chulo» de Bad Gyal, «Saoko» de Rosalía, «Lisa» de Young Mico, «Zahara» de Judeline, «Punto G» de Quevedo, «Energy» de Beyoncé y «Delincuente» de Tokischa.
