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Cultura

'555', el enigma de la partitura robada de Domenico Scarlatti

La escritora francesa Hélène Gestern publica su nuevo libro, en el que investiga la vida del músico italiano y construye una ficción alrededor de su personaje

‘555’, el enigma de la partitura robada de Domenico Scarlatti

El cuadro "Concierto", de Gaspare Traversi. Representa a María Bárbara de Portugal tocando el clavecín, bajo la tutela de Domenico Scarlatti, mientras Fernando VI de España, a la derecha, observa. | Wikimedia Commons

El compositor barroco Domenico Scarlatti (Nápoles, 1685-Madrid, 1757) escribió 555 sonatas para clavecín, que fueron definitivamente catalogadas en 1953 por Ralf Kirkpatrick. Biográficamente, la vida del hijo del compositor de ópera Alessandro Scarlatti es en gran medida una página en blanco de la historia de la música. Sólo se conservan algunos datos, como su amistad con el cantante Farinelli y su trabajo en la corte madrileña como maestro de la princesa y posterior reina española Bárbara de Braganza. Por los encuentros musicales de ambos, se dice que Scarlatti escribió una sonata a la semana durante unos 15 años.

El hecho de que se haya perdido casi toda su producción escrita durante la primera parte de su vida contribuye a su misterio. La escritora Hélène Gestern (Nancy, 1971) sitúa este enigma en el centro de su nueva novela, 555 (Periférica & Errata naturae, 2023) –galardonada con el 30º premio RTL-Lire–, una declaración de amor a la música con el telón de fondo de una investigación. ¿Y si hubiera una sonata más y fueran 556? Una que acaba de ser robada, pero ¿por quién y por qué? Con esta base juega la autora para construir una novela coral, un thriller en el mundo del arte y un ensueño sobre el genial virtuoso italiano.

Portada del libro

«No es raro encontrar objetos en estuches de los instrumentos, sobre todo cuando son antiguos: una llave, un billete de metro, una foto desvaída… Una vez incluso descubrí un segundo teléfono en el acolchado de un estuche», escribe Grégoire Coblence, el ebanista –uno de los cinco protagonistas de esta historia– tras encontrar una partitura enigmática. «Recuerda a una sonata de Scarlatti, ¿no?». A partir de esa composición, los cinco personajes irán descubriendo el misterio. Giancarlo Albizon, un lutier exitoso; Manig Terzian, famosa clavecinista; Rudolphe Luzin-Farge, musicólogo y gran conocedor de la vida de Scarlatti y un coleccionista belga. Todos ellos –cada uno con su pasado y sus decisiones irrepetibles– irán destapando la verdad sobre esta incógnita y sobre el amor hacia la música. «Siempre me han fascinado los músicos. Sé que su técnica y virtuosismo son fruto de horas de práctica y miles de ejercicios repetidos sin cesar; aun así, para mí son magos, prestidigitadores», reflexiona el ebanista. Se trata de un libro, que además de contar la vida de Scarlatti, relata historias humanas entre la sutileza de las melodías.

La segunda vida de Scarlatti

Domenico Scarlatti fue un clavecinista sensacional. En un encuentro con Haendel, de la misma edad, en el palacio del cardenal Ottoboni en Roma, el alemán triunfó en el órgano, pero Scarlatti era imbatible en el clavecín. Cuando su alumna, la princesa María Bárbara de Portugal, se casó con el príncipe heredero español en 1729, Scarlatti la siguió desde Lisboa a España. Primero Sevilla, Málaga, Granada: ahí comenzó la segunda vida de Scarlatti. La música andaluza debió de impactarle como un rayo. Fandangos, seguidillas, boleros, cante flamenco, las virtuosas guitarras de los gitanos, los ritmos y lamentos, las melodías modales, las tradiciones moriscas y judías. Absorbió todo. Permaneció en España hasta su muerte, casi 30 años. Posteriormente se casó con una andaluza y compuso más de 550 obras para clavecín y muchas de estas recrean danzas españolas del siglo XVIII. Estas son un buen material para libros como el de Gestern.

La grabación de Scott Ross –también nombrado en el libro–, un clavecinista estadounidense, es magnífica. Fue muy conocido por interpretar al clavecín las 555 sonatas de Scarlatti.

Lo bello en la sencillez

No hace falta ser un melómano para apreciar la belleza detrás de la escritura de la autora. Tiene la destreza de escribir sobre algo tan complejo como puede ser la ciencia de la música, sin embargo, se comprende absolutamente. Es la capacidad de reflejar los pensamientos a través de una sencillez delicada. La investigación sobre la vida de Scarlatti y la ficción se entrelazan y el resultado es una novela ágil y construida acertadamente. Las imágenes de la escritora son de una sensibilidad esmerada: «camina rodeado de un halo de tristeza que arrastra como una larga capa» o «su mirada me recordaba al mar de Bretaña: unas veces de un límpido verde grisáceo; otras, de un tono ensombrecido por culpa de las marejadas que se abrían paso en su interior».

Domenico Scarlatti retratado por Domingo Antonio Velasco (1738). | Wikimedia Commons

No es la primera vez que Hélène Gestern decide partir de un objeto para trazar la historia. En sus libros los personajes se encuentran con estos objetos desde las primeras páginas y trastornar su vida cotidiana. Puede tratarse de una fotografía, como en Eux sur la photo, en la que un hombre y una mujer intentan reconstruir la vida de sus padres; de una fotografía robada, como en Portrait d’après blessure, tomada tras una explosión en el metro; o del álbum de un soldado muerto en el frente en 1917, punto de partida de L’Odeur de la forêt.

555 es una novela musical, pero también policíaca en partes. Y se sabe que, como en toda buena novela policíaca, el culpable no es un desconocido que sale de la nada en el último capítulo. Es sorprendente cómo una partitura puede dar tanto de sí.

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