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Cultura

'Transatlántico', la épica historia de quienes salvaron miles de vidas huidas de los nazis

La creadora de ‘Unorthodox’ regresa a Netflix con una historia basada en hechos reales que está triunfando en la plataforma de ‘streaming’

Transatlántico es la enésima serie de época que triunfa en Netflix. No nos sorprende. Esta historia de espías, refugiados y nazis lo merece. La producción es francoalemana, aunque con mucho toque yanqui –la ficción navega con rumbo entre el inglés, el francés y el alemán—, y lleva solo unos días en el catálogo del servicio de streaming, pero ya está en el número uno en tantísimos países. Otro triunfo más para las producciones europeas de Netflix. Pero ¿qué cuenta exactamente Transatlántico? ¿Está basada en una historia real?

La serie narra la historia de un periodista estadounidense que, durante los 13 meses que pasó en Francia entre 1940 y 1941, logró que más de 2.000 refugiados que estaban en peligro de perder la vida, perseguidos por los nazis, salieran de Francia y entraran en Estados Unidos. Por lo tanto, sí, está basada en hechos reales. De hecho, hay personajes muy famosos representados en la serie, como por ejemplo el filósofo alemán Walter Benjamin, que se suicidó en un pequeño hotel transfronterizo nada más traspasar la frontera francoespañola. También están el artista alemán Max Ernst o la coleccionista norteamericana Peggy Guggenheim, entre otras muchas personalidades reales. Sin embargo, también hay buenas dosis de drama, la trama está altamente ficcionada. Con finalidad creativa, claro.

La historia real detrás de ‘Transatlántico’

El nombre que está detrás de Transatlántico es el de Anna Winger, que a muchos no les sonará pero que, si mencionamos su mayor éxito, seguro que empiezan a ubicarla: Unorthodox, la serie –también de Netflix– que relataba la historia de Deborah Feldman, una joven judía ortodoxa que abandonó un matrimonio concertado en busca de un futuro mejor. Unorthodox supuso el espaldarazo definitivo para la carrera de Winger, guionista y productora televisiva muy respetada. Algo que supone un sello de garantía para su último éxito, Transatlántico.

Con el respaldo de tener a una creadora detrás como Anna Winger y una historia basada en hechos reales, interesante y por muchos desconocida, pareciera que nada pueda salir mal. Pero sí. Antes de entrar en los vicios y errores de Transatlántico, parémonos en la historia real que cuenta. Su protagonista es Varian Fry.

Varian Fry (interpretado en la serie por Cory Michael Smith) fue un periodista y activista estadounidense que destacó, sobre todo, por organizar la denominada «Red de Rescate» en Marsella, al sur de Francia, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de organizar esta vía de escape para perseguidos por el nazismo, Fry fue testigo de las atrocidades de Hitler en Alemania, haciendo las veces de corresponsal en Berlín del New York Times. Lo que vio le empujó a actuar, por su cuenta y riesgo. Hoy en día es conocido como «el Oskar Schindler norteamericano».

La Red de Rescate creada por Varian Fry fue una operación clandestina –no les quedó otra, especialmente ante la inacción del Gobierno estadounidense por aquel entonces– que ayudó miles de refugiados judíos y otros perseguidos por los nazis a escapar de Francia hacia España y Portugal, evitando así la deportación a campos de concentración nazis. En cifras, este hombre y sus colaboradores lograron salvar la vida de más de 2.000 refugiados antinazis y judíos, entre los que había numerosos escritores, artistas vanguardistas y socialistas alemanes, consiguiéndoles un escape para abandonar Europa. Esto, según cálculos del Holocaust Memorial Museum.

Esta es una historia completamente verídica y documentada, aunque algo desconocida más de 80 años después. Entre las personalidades de renombre que logró salvar Varian Fry de las garras de los nazis están algunas de la talla de Marc Chagall, Max Ernst, Hannah Arendt, Marcel Duchamp y André Breton. Además de ayudar a escapar a estos artistas e intelectuales famosos, hizo lo propio con otros tantos refugiados anónimos. Además, la Red de Rescate proporcionó ayuda económica y logística a grupos de la resistencia francesa contra los nazis.

Al regresar a Estados Unidos en 1941, Fry fue arrestado por violar las leyes de neutralidad al ayudar a ciudadanos extranjeros a escapar del país. Sin embargo, fue liberado después de que varios intelectuales y personalidades influyentes, incluido el escritor Ernest Hemingway, intervinieran en su favor. Fry murió en 1967 a los 59 años. En 1994, fue nombrado Justo entre las Naciones por el Yad Vashem, el memorial del Holocausto en Israel, en reconocimiento a sus esfuerzos para salvar a los judíos de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. El diplomático español Ángel Sanz-Briz, que también salvó a numerosos judíos del horror nazi –aunque él en Budapest–, está también entre ese selecto grupo de reconocidos.

Aparte del personaje de Varian Fry, también existieron realmente otros dos de los protagonistas –la rica heredera estadounidense Mary Jayne Gold (interpretada por Gillian Jacobs) y el economista y escritor judío-alemán Albert Hirschman (Lucas Englander)–, además de –como decíamos– los muchos secundarios que interpretan a artistas e intelectuales salvados por la Red de Rescate.

¿Una oportunidad perdida?

Como decíamos, este nuevo éxito en las series de época de Netflix lo tiene todo: una historia basada en hechos reales, interesante y por muchos desconocida. Además, cuenta con un variado y rico elenco internacional, y el sello de calidad de Anna Winger. Pero algo falla: lo que se muestra termina siendo algo superficial, sin ahondar realmente en el horror de esas personas que escapaban del nazismo. Es como una fiesta de espías que hacen el bien, sin demasiados matices.

Ya hay quien –cómo no– vaga por las redes indignado porque no esté documentado que Varian Fry fuera homosexual (en la serie lo es) o porque algunos de los datos históricos sean inexactos, cuando no directamente erróneos. Transatlántico es una serie de ficción de Netflix, no un documental del canal Historia. Lo importante es que acerca esta historia a millones de personas que no habían oído hablar en su vida ni de Varian Fry, ni de Mary Jayne Gold, ni de Albert Hirschman. Puede que ni siquiera sepan quién fue Max Ernst. Está bien, ahora lo saben.

Transatlántico
Fotograma de ‘Transatlántico’. | Foto: Netflix

La serie es entretenida, la trama te atrapa y es difícil escapar de ella hasta resultar en una maratón con sus siete capítulos de casi una hora de duración. Los actores están todos en su sitio, y aunque de Anna Winger uno pudiera esperar la profundidad de Unorthodox, finalmente se encuentra con la accesibilidad por momentos superficial de Transatlántico, merece la pena el visionado. Aunque sea por la historia que cuenta.

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