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'Tetris', el thriller que rememora los inicios del famoso juego en plena caída del telón de acero

Muchos lo han jugado, pero pocos conocen su origen. La nueva producción original de Apple TV+ nos acerca la intrahistoria de cómo se popularizó este icono

Es difícil encontrar a alguien que no haya jugado en su vida al Tetris. Probablemente, alguien que haya vivido en una cueva. En la era de las grandes producciones de la industria de los videojuegos, con gráficos hiperrealistas y grandes tramas de guion detrás de cada nuevo lanzamiento, este juego arcade que arrasó a finales de los 80 y principios de los 90 y que, hoy en día, sigue en nuestras vidas, se reivindica como un juego sencillo en el que la construcción prima sobre la destrucción.

Muchos lo han jugado, pero pocos conocen su extraordinario origen: un programador soviético que, en su tiempo libre, se entretenía con puzzles a base de tetrominós y que decidió plasmarlo sobre la pantalla de un ordenador. Ese programador soviético es Alekséi Pázhitnov. El hombre que logró que el Tetris se convirtiera en un juego mítico es Henk Rogers. Su historia la cuenta, desde hace unas semanas, la película original de Apple TV+, Tetris. Una cinta dirigida por Jon S. Baird.

Las piezas que sí encajan

¿Un thriller con escenas de acción y mucha tensión para contar la historia de cómo se creó –y, sobre todo, de cómo se exportó– el Tetris? Sí, están leyendo bien. La intrahistoria del nacimiento del juego que se popularizó en el mundo entero especialmente por la aparición de la Game Boy y que es todo un emblema de la cultura popular tiene mucho jugo. Y la película trata, artificios mediante, de exprimirla al máximo. Especialmente, gracias a ese choque de dos bloques, a esa guerra por lograr la licencia de un juego que haría historia.

Empecemos por los puntos a favor. Para empezar, el tratamiento estético de la película. Es una película sobre videojuegos –no es la primera ni será la última– y para narrar esta historia nos presenta a cada uno de los personajes clave como si de jugadores se tratara. De vez en cuando, hay elementos en pantalla que se pixelan, dotando a la película de un aire retro que le viene como anillo al dedo.

Los actores que ponen cara a esos personajes reales logran convencer. Aparte del creador del juego, interpretado por el actor ruso Nikita Yefrémov, y de su mayor promotor, interpretado por el británico Taron Egerton, tenemos a Toby Jones como Robert Stein –el primer occidental que intentó exportar el Tetris–, a Ben Miles como el jefazo de Nintendo América Howard Lincoln, o a Roger Allam como Robert Maxwell –sí, el magnate británico de los medios de comunicación, que también estuvo en el ajo–. Hay otros tantos personajes secundarios que dotan al elenco de un empaque convincente, pero estos serían los más destacados.

La ambientación de aquella época, frenética a veces, oscura otras tantas, que retrata la película, está muy lograda. No deja de ser una producción multimillonaria. Podemos sentir ese mundo que aparece, en detrimento de otro que se desvanece. Está muy bien representada esa mezcla entre burocracia y faxes y de una tecnología que irrumpe en un mundo que no parece aún preparado para ella. Ese telón de acero que está a punto de caer, una Unión Soviética en plena descomposición, el capitalismo salvaje… Todo eso está en Tetris, aunque, por momentos, de manera confusa.

Las piezas que no encajan

Esa confusión es lo que aleja al espectador de lo que se está contando, especialmente en algunos tramos de la película. Cuenta demasiadas cosas en poco tiempo. No es que la película sea corta –casi dos horas de duración–, pero un formato seriado seguramente habría casado mejor con esta historia.

Mezclar la creación de una obra artística –hay quien considera que el Tetris es arte, puede que no anden desencaminados– con el final a trompicones de la Guerra Fría, con el desarrollo tecnológico, con la competencia feroz entre gigantes de los videojuegos, con casos de corrupción… puede desembocar en un entramado demasiado lioso para el espectador. Y si a eso le añadimos, además, localizaciones en lugares tan dispares como Tokio, Londres, Seattle y Moscú, apaga y vámonos. Seriarlo habría sido más adecuado, desde luego.

tetris
Fotograma de la película ‘Tetris’. | Apple TV+

Tanto lío podría dotar de cierto dinamismo a la historia, pero sin embargo no lo logra. Por supuesto, está basada en hechos reales, pero con mucha dramatización. Esa ha sido la elección de un director que ha optado por concentrarlo todo en un espacio de tiempo muy limitado, y que ha pensado que la mejor forma de relatar esta historia es juntarlo todo, intentar que encajen todas las piezas. Pero, como en el Tetris, las piezas nunca terminan de encajar completamente. Así es la vida.

La película logra entretener por momentos, aunque no enganchar. No es, ni mucho menos, tan adictiva como lo es un juego que ha mantenido pegados a las pantallas a millones y millones de personas durante décadas. Una pena. Aunque la historia es, en definitiva, curiosa, y merece la pena el visionado.

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