'Caso Fox News', mentir ya tiene precio
La cadena de televisión estadounidense y Dominion, la empresa de recuento de votos, llegaron a un entendimiento que asciende a casi 800 millones de dólares
Los avances tecnológicos y científicos se producen a una velocidad de vértigo. La respuesta legislativa que ha de regularlos es desesperantemente lenta. Lo estamos comprobando con la llegada de la Inteligencia Artificial, ya disponible en todos los dispositivos, o con el vacío legal sobre la maternidad subrogada. El progreso se impone a una velocidad galopante, con nuevos inventos que nos facilitan la vida, pero también nos plantean amenazantes dilemas éticos.
Desde hace ya demasiado tiempo, las llamadas fake news divulgadas por determinados medios circulan sin límite mientras las viejas leyes, anteriores al nuevo mundo digital y global, se van quedando obsoletas. Por fin, la semana pasada nos llegaba una buena noticia. Buena al menos en parte, porque Rupert Murdoch, con un acuerdo a base de chequera, ha impedido un juicio sobre las noticias falsas, que se presumía histórico.
Fox News, de su propiedad, había sido demandada por acusar a las empresas de software electoral Dominion y Smartmatic de alterar el resultado de los comicios de 2020, que dieron la victoria a Joe Biden. In extremis, cuando estaba a punto de celebrarse la vista de la demanda por difamación de la primera compañía, Fox y Dominion llegaron a un acuerdo por el que la cadena de televisión debe pagar 787,5 millones de dólares, la mitad de lo que se reclamaba. La buena noticia es que mentir ya no sale gratis, que la mentira, por fin, ya tiene un precio: 787,5 millones de dólares.
Y es que la noticia falsa no era precisamente baladí. Tuvo consecuencias muy graves. Fox aireó las acusaciones sin fundamento de Donald Trump de que Dominion había falseado el resultado electoral. Y lo hizo con gran despliegue. De hecho, fueron sus dos presentadores estrella –Tucker Carlson y Sean Hannity– los encargados de difundir que el software se usó para manipular las elecciones, lo que según la empresa arruinó su negocio. No sólo eso, sino que esas acusaciones provocaron el asalto al Congreso el 6 de enero de 2021, probablemente el mayor ataque a la democracia que haya sufrido Estados Unidos.
Hasta el propio Rupert Murdoch llegó a reconocer que «algunos de nuestros comentaristas lo respaldaron», en referencia a las afirmaciones falsas de Donald Trump sobre el supuesto fraude electoral. El magnate de los medios respondía así, bajo juramento, a la pregunta sobre si algunos de los presentadores defendieron la tesis de que la victoria electoral no correspondía legítimamente al demócrata Joe Biden. Sin embargo, negó que la compañía respaldara como entidad las mentiras electorales de Trump, es decir, a sabiendas de que se trataba de falsedades. El empresario llegó a calificar de «tontería» las palabras del expresidente.
«La buena noticia es que mentir ya no sale gratis, que la mentira, por fin, ya tiene un precio: 787,5 millones de dólares»
Tanto Dominion Voting Systems como Smartmatic vienen siendo objeto de bulos en las redes sociales desde el año 2020. Entre esos infundios, figura una presunta vinculación de ambas empresas con el régimen chavista. La agencia de noticias AP ha demostrado la falsedad de tales imputaciones. Primero, porque las dos compañías no tienen ninguna relación entre sí. Y segundo, porque Smartmatic, pese a haber sido fundada por empresarios venezolanos, nada tiene que ver con el régimen de Maduro; es más, en 2017 acusó al Gobierno de Venezuela de fraude electoral.
Fox ha venido utilizando en su defensa que la cadena tiene derecho a informar sobre las acusaciones de fraude electoral, ya que las consideraba de «gran interés periodístico» y calificando las reclamaciones de Smartmatic de «escandalosas, sin respaldo y sin fundamento en un análisis financiero sólido». El acuerdo y, con él el reconocimiento tácito de su culpabilidad, ofrecen otra conclusión interesante. Ya no sólo puede ser penada la difusión de noticias falsas de elaboración propia, sino también el divulgar las creadas por otros a sabiendas de su falsedad. Argumento utilizado con frecuencia por muchos medios que se amparan en el hecho de que son sólo meros transmisores.
El acuerdo de la semana pasada ha evitado un juicio, pero no es el final del caso. La empresa de Rupert Murdoch –personaje que por cierto inspira al protagonista de la exitosa serie Succession– ya trabaja en la estrategia judicial para la demanda de Smartmatic, la otra empresa de software electoral a la que su cadena presuntamente difamó.
Los abogados de Smartmatic reclaman a Fox 2.700 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por haber dañado su reputación. Responsabilizan, además, al canal de «socavar la democracia al respaldar y participar efectivamente en la difamación» de manera continuada. Alega en su demanda a cinco personas, entre ellas los exabogados y presentadores adeptos a Trump, que difundieron «afirmaciones falsas a conciencia» sobre cómo su software habría cambiado los votos electrónicos.
Ojalá que esta vez no haya acuerdo y la demanda llegue a juicio. Al menos, tendríamos una sentencia que serviría de precedente para futuros casos similares. De momento, tenemos que conformarnos con que el acuerdo haya puesto precio a la mentira y con el convencimiento de que medios como Fox se plantearán en el futuro si les compensa pagar ese precio por difundir fake news. Mientras tanto, los legisladores seguirán trabajando en una normativa que ponga coto a la difusión indiscriminada de mentiras, que, en el presente, son las mayores amenazas a la libertad de expresión.