'Succession': donde hay dolor, hay placer
En esta orgía de poder todos son vampiros y no está claro quien podrá resistir las peores mordidas
Atención, este artículo contiene spoilers.
Hay algo en la mordida que nos atrae. El éxito de las producciones audiovisuales sobre vampiros parte de ese específico momento en el que la criatura afinca los dientes en el cuello de la víctima. No hay director que no se haya rendido a captar ese segundo en el que el dolor inicial cede al placer. Si el amable lector se siente representado en estas líneas, no debe alarmarse. Su parafilia tiene nombre: odaxelgania.
Las personas que «sufren» la odaxelgania se excitan al morder o ser mordidos. En resumen, tienen placer del dolor. Y es bastante común. El sexólogo Alfred Charles Kinsey (23 de junio de 1894 – 23 de agosto de 1956), que estudió el comportamiento íntimo de miles de personas, encontró que al menos la mitad había experimentado excitación sexual al morder a su compañero o compañera.
No es casualidad entonces que en ‘Living+’, como se titula el sexto episodio de la última temporada, la reanimada vida sexual entre Shiv (Sarah Snook) y Tom (Matthew Macfadyen) incluya una competencia de mordiscos. Ella pierde, tal vez solo por solo coqueteo. En todo caso, funciona para comprender cómo los personajes de Succession se balancean entre el placer y el dolor. A esta misma mujer la vimos llorando minutos antes en una sala muy amplia que su asistente separa a determinadas horas para que la hermana excluida del centro de poder por Roman (Kieran Culkin) y Kendall (Jeremy Strong) pueda darle rienda a sus lágrimas.
Shiv no ha podido transitar bien su duelo, tras la muerte de Logan. De hecho, ninguno de los Roy lo ha conseguido, aunque cada uno exterioriza la pérdida del padre de manera diferente. Kendall usa la figura paterna para sacar adelante la enrevesada presentación ante los accionistas. Parecía atrapado para presentar ‘Living+, tras el abandono de Roman (el enésimo), sin embargo, aprovechó la ascendencia del viejo Logan para darle trascendencia a una confusa idea sobre un retiro para abuelos que pueden vivir «eternamente».
Roman, ¡oh pobre niño de papá!, consiguió catarsis cuando se descargó con Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) en el pasado capítulo. Sin embargo, ahora parece extraviado. Las palabras de Gerri (J. Smith-Cameron) lo han descolocado porque le recalca algo que él sabe muy bien: los zapatos de Logan son muy difíciles de calzar y su pie es muy pequeño. Entonces, este delirio trumpista de despedir a quien no le «respeta» no es más que una fiebre, un síntoma de su depresión y un intento desesperado por asemejarse a su padre.
Hay una gran similitud en esa repetición del video de Logan hablando de las partes íntimas de su hijo menor y la escena de La Red Social (The Social Network, 2010) en la que Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) le da una y otra vez al botón de «refrescar». Es la esencia de la soledad. Porque mientras Kendall purifica en el mar su primera victoria como CEO (victoria que podría cambiar el próximo domingo), Roman se retira como un soldado desertor.
Un apunte importante sobre el agua como metáfora en la vida del hijo mayor. En otras escenas se le ha visto con el líquido en el cuello. Una forma obvia de enseñar los apuros que debe sortear. Recordemos que la primera escena en la que tiene contacto con un lago es para sobrevivir a un accidente en el que muere un camarero. Y cuando enfrenta su depresión, vaga boca abajo encima de una colchoneta inflable. Aquí pareciera más un bautizo, un renacimiento. Como sea, luego de estos momentos de quietud, una ola vuelve a revocarlo.
La mano que mece la cuna
Repasemos. De alguna manera, Shiv ha conseguido que el «sexy vikingo» no se retire del negocio, incluso que elimine un controversial tuit, asociando estos centros de retiro que promociona Kendall con los campos de concentración nazis. Es decir, la hermana es el poder detrás del poder. Para quienes vieron Game of Thrones, Shiovan es hoy en día «The hand», una consejera que teje su propio plan. Pronto sabremos hacia dónde nos lleva eso.
Por otro lado, la escena más significativa sucede luego del revolcón entre Shiv y Tom. Ambos se sinceran sobre la naturaleza de su relación. Hay un juego de palabras que define a ambos. Es doloroso aceptar que la ambición los une. Una parte de ellos quisiera decir que sí, que están dispuestos a vivir en una caravana, olvidando los costosos relojes y jets privados. Pero a ese impulso se impone la realidad. Son asquerosamente ricos y no van a a renunciar a ello. Aquí hay amor puro y el equipo de guionistas le da igual lo que las nuevas generaciones piensen. Ellos se deben a los personajes, no a los sentimientos de los espectadores.
Kendall, contrario a lo que hace Roman, no reacciona de manera visceral cuando la vieja guardia desafía su poder. Por primera vez vemos a Karl (David Rasche) ladrar. El nuevo CEO de Waystar aguanta con estoicismo la muestra de los caninos. Luego, tras el triunfo por la presentación, el veterano de los números vuelve a su rol de perro faldero. «Sabía que tenía algo especial», dice. Ha pasado de enemigo a aliado de Kendall. Y el mayor de los Roy no solo triunfa allí. Se apunta otro éxito cuando torea con elegancia la pregunta sobre el polémico tuit de Matsson. «Es muy europeo», suelta, lo que obviamente genera una gran sonrisa en el espectador.
Sin embargo, este triunfo podría ser efímero. Se ha manipulado el vídeo de Logan para que diga algo que no es cierto. Las cifras han sido tergiversadas. Basta una reunión de accionistas para confirmar que lo expuesto no tiene asidero estadístico para pedir la cabeza de Kendall. Veremos si es así. Porque este episodio está lleno de mentiras que muy pronto van a descubrirse, como las reuniones de Shiv con la némesis de sus dos hermanos.
¿Y qué sucede con Roman? Parece perdido. Fuera de lugar. Aquella «mamá» que le excitaba, ahora le reprocha y enfrenta. Ha despedido a una productora sin ton ni son, para luego arrepentirse. Es un mocoso dando tumbos. Finalmente toma la peor decisión: dejar a su compañero de guerra solo, frente al ejército de socios y medios de comunicación. Creía que iba a asistir a la muerte del expositor y sucedió todo lo contrario. El enterrado fue él. Su falta de experiencia sobresale no solo en las relaciones laborales sino en la incapacidad de medir el timing para retirarse del juego.
No obstante, esto es Succession. No hay ganadores eternos. Probablemente en el próximo episodio Roman se apunte alguna victoria. Apostaría a que descubre el engaño de Shiv. Aún no sabemos si los dos varones conseguirán dar al traste con la compra de la compañía. En la otra esquina, Matsson, quien también ha estado patinando en este episodio, no ha dado la última palabra. Parece más encaprichado que seguro del negocio que tiene por delante. Incluso. luce más entusiasmado por Shiv que por el legado de Logan. Esto es una orgía de poder, y no está claro quién quedará de pie después de la última mordida.