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Cultura

'Fatum': Luis Tosar y Álex García protagonizan un emocionante thriller sobre la culpa

Es el debut en el largometraje de ficción de Juan Galiñanes, y aprueba con nota

A veces, cuando las películas no aterrizan inmediatamente en las plataformas de streaming, es como si no existieran. O no llaman tanto la atención. Sospecho que es lo que ha ocurrido con Fatum, una película que lleva unas semanas ya en cartelera y que no ha dado tanto que hablar como debería.

Fatum es el debut en el largometraje de ficción de Juan Galiñanes, artífice de algunas grandes producciones patrias como las series Hierro y La unidad, ambas de Movistar+, o por ser el guionista de otras películas como Quien a hierro mata, de Paco Plaza. En esta película, además de dirigir, coescribe el guion, junto con el italiano Alberto Marini, con quien coincidió en la aplaudida Hierro.

La película nos presenta a Sergio, interpretado por Luis Tosar, un hombre con graves problemas de adicción al juego. A pesar de haberle prometido a su mujer (María Luisa Mayol) que no volvería a caer, recibe información sobre un posible amaño de un partido de fútbol y no puede resistirse a la tentación de volver a apostar. Decide regresar a la casa de apuestas con la esperanza de recuperar todo el dinero que ha perdido. Para su sorpresa, el soplo resulta ser cierto y finalmente parece que su suerte está a punto de cambiar. Sin embargo, en ese momento aparece Alejo (Aron Piper), que entra armado al local para ajustar viejas cuentas.

Por otro lado, tenemos a Pablo (Álex García), un francotirador del GEO que participa en el dispositivo contra el atraco comandado la comisaria Costa, interpretada por Elena Anaya. Sin embargo, la mente de Pablo está en otra parte. Angustiado por su hijo, quien se encuentra en el hospital en una situación crítica, comete un error que no se perdonará. A pesar de las circunstancias personales que enfrentan ambos, el destino hace que Sergio y Pablo se vean involucrados en el atraco juntos.

La culpa, en el centro del relato

«Fatum», la palabra que protagoniza el título de esta obra, es un término latino que puede significar tanto «destino» como «fatalidad». En la filosofía y la literatura clásicas, se refiere a un destino inevitable e inmutable, asociado con eventos trágicos o predestinados. Implica la creencia de que ciertos eventos están predeterminados y que los seres humanos están sujetos a fuerzas superiores que controlan su destino. En obras literarias y mitológicas, el fatum se presenta como una poderosa fuerza que influye en las decisiones y destinos de los personajes.

El destino es, por tanto, un eje central de lo que cuenta Fatum. Pero, más allá de eso, lo que subyace es la culpa de los personajes. Los acontecimientos se desarrollan de tal forma que tienen que tomar decisiones muy rápidas en situaciones de vida o muerte, situaciones que imprimen una culpa palpable a lo largo de todo el metraje. Y lo hacen de forma excelente.

Un thriller patrio de altura

El primer trabajo en la dirección de largometraje de Juan Galiñanes es más que solvente. La premisa inicial parece algo facilona, pero un buen plot twist siempre está al servicio de la mejor narración. Fatum es una película que, por su premisa, o por la propuesta que hace, puede no generar demasiadas expectativas al espectador del cine de autor –esta no es una película de autor–, por lo que superar esas expectativas es relativamente fácil. Y lo hace con creces.

Además de un guion bien resuelto, la película cuenta con notables actuaciones. Los dos grandes protagonistas, Luis Tosar y Álex García, están perfectos en sus papeles. También complace ver en tan buena forma a Elena Anaya, una actriz que por momentos parece tristemente olvidada. Su papel de comisaria es pequeñito, pero marca muy bien el tempo de la narración. La escena que protagoniza en un helipuerto con Tosar es buena prueba de ello.

fatum
Elena Anaya en un fotograma de ‘Fatum’.

Fatum es, en definitiva, más que un thriller. Es un valiente intento de explorar algunos temas existenciales desde el cine de acción, desafiando al espectador a reflexionar sobre el destino y la condición humana, incluida la culpa. Una gran oportunidad para aquellos dispuestos a adentrarse en una experiencia cinematográfica que nos cuestiona y entretiene a partes iguales.

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