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'Fenómenas': ¿por qué está gustando tanto la 'Warren' española?

La película española se sitúa entre lo más visto tras su primera semana en Netflix. En la sencillez de su premisa parece estar su éxito y su mala suerte con la crítica

‘Fenómenas’: ¿por qué está gustando tanto la ‘Warren’ española?

'Fenómenas'. | Netflix

Un grupo de mujeres, con la ayuda de un becario, deciden investigar la extraña muerte de un cura que visitaba una casa supuestamente embrujada. Rápidamente se dan cuenta de que algo muy turbio ha sucedido en este lugar y están dispuestas a dejarse la vida allí con tal de resolver el misterio. ¿Una premisa poco original? Sí, pero el público se ha enganchado.

Fenómenas es una producción española, que combina terror y comedia -más lo segundo que lo primero-, que se ubica en su primera semana de estreno entre lo más visto de Netflix. La falta de originalidad y cierto tufillo a la ya conocida saga Warren (Expediente Warren, La Monja, etc.) conspiran para que la cinta que dirige Carlos Therón (Es por tu bien) trascienda entre los títulos del subgénero.

Las críticas no han sido positivas. En el fichero virtual IMDb, recibe 5,4 sobre 10 de puntuación positiva, mientras que en Filmaffinity le va peor: 4,9/10. A pesar de ello, sigue acumulando horas de vistas en el servicio de streaming. ¿Las razones? Básicamente, la producción está muy bien hecha y, aunque no es original, los anglosajones dominan a la hora de rodar este tipo de filmes. Por lo tanto, no hay mucha oferta en español y eso es un gancho para la audiencias. Además, hay pequeños detalles que la hacen disfrutable.

Veamos, antes de profundizar en su trama, la sinopsis oficial: a finales de los años 90, Sagrario (Belén Rueda), Paz (Gracia Olayo), Gloria (Toni Acosta) y el padre Girón (Emilio Gutiérrez Caba) forman un equipo de investigación especializado en fenómenos paranormales: el grupo Hepta. Si bien el grupo pasa por una crisis, dejan de un lado las diferencias para investigar un anticuario en el que suceden cosas extrañas. Pero lo que parecía un caso como otro cualquiera, se convertirá en el más difícil de sus vidas. Y solo juntos podrán resolverlo.

Antes de continuar, debemos advertirle al lector que algunos detalles de la cinta se tocarán. De manera que si no ha visto aún la película, lo ideal es que regrese a este artículo después de hacerlo. Dicho esto, pongamos la huella en lo mejor de Fenómenas.

El guion de Fernando Navarro (Bajocero, Orígenes secretos, Verónica) y Marta Buchaca (Litus, Solo una vez) no pretende contar algo nuevo. Simplemente juega con los tropos del terror sin mostrar mucha sangre ni complicar al espectador con explicaciones sesudas. Si has visto alguna de las producciones de James Wan, creador de Expediente Warren: El caso Enfield, podrás advertir más o menos lo que viene.

La previsibilidad puede ser un elemento negativo para el espectador más exigente. Sin embargo, si pensamos en un servicio de streaming, en el que a veces una familia no encuentra un título que convenza a todos, Fenómenas se convierte en una verdadera opción. Los padres ‘modernos’ podrán disfrutar recordando aquellos años 90 en los que se podía fumar en cualquier lugar sin ser visto como un asesino serial y en los protokaraokes en los que se podía cantar un tema del Puma, José Luis Rodríguez. Los más jóvenes o niños, por su parte, no se verán afectados por enormes charcos de sangre o mutilaciones.

En la otra esquina, estamos ante un elenco que sí es una novedad en este tipo de historias. Belén Rueda (El orfanato, El cuerpo, Perfectos desconocidos)Gracia Olayo (La llamada, Paquita Salas), Toni Acosta (Padre no hay más que uno, Mi gran noche) forman un trío estupendo. Muy de esta era en la que no se necesitan hombres salvadores, ellas se las arreglan para encontrar soluciones a la enigmática situación.

Es una lástima, sin embargo, que no le hayan dado un punto más cutre a este equipo, pues se podría haber generado un fandom por este trío y así garantizar unas cuantas secuelas. No es que no se pueda hacer una segunda parte, de hecho se deja esa posibilidad abierta. Pero si se les hubiera dibujado mejor en el arco argumental y se les hubiera permitido jugar más con sus diferencias y edades, el resultado se habría elevado.

Esos peinados almodovarianos nos causan gracia desde el primer minuto y el hecho de que sean las tres, como los mosqueteros, las que se encarguen de cada detalle de la investigación, sin la presencia del típico catedrático de biblioteca, despierta la curiosidad. Los hombres, en la cinta, están de relleno. Salvo el padre (Emilio Gutiérrez Caba), el universo masculino es anecdótico. Y eso no es negativo. Todo lo contrario.

En la cinta, hasta la villana es una mujer y la víctima es una niña. El único personaje masculino que tiene cierto protagonismo termina poseído y con un grave caso de alopecia. Pero tal vez por eso mismo, a la propuesta le falta más vísceras, un poco más de riesgo y hemoglobina. No deja de ser un producto consumible y desechable

Tal vez si se arriesga un poco más en la secuela y se hacen bromas con respecto a la soltería a la edad madura y otros tópicos de trabajar en este tipo de encargos, en un mundo que era mil veces más machista que el que tenemos hoy en día, una segunda parte pueda ganarse a la crítica. Pensemos en mujeres al borde de un ataque de nervios, pero que investigan sucesos paranormales. En todo caso, por ahora, el público parece satisfecho.

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