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Cultura

'Blue Jean', el retrato de la homofobia en tiempos de Thatcher que está arrasando

El debut de Georgia Oakley fue nominado al BAFTA y ganó el Premio del Público de las Giornate degli Autori en Venecia

En el año 1988, mientras nacía la ahora directora y guionista británica Georgia Oakley, la primera ministra Margaret Thatcher vivía sus últimos años en el poder. Bajo su mandato, y en ese mismo año, se promulga la famosa Sección 28, una ley claramente homófoba que, básicamente, prohibía «promover la homosexualidad». Algo parecido a lo que vemos ahora, en 2023, en la Rusia de Vladimir Putin. O en la Florida de Ron DeSantis, que hace unos meses aprobaba la conocida como ley «no digas gay», que prohíbe la enseñanza sobre orientación sexual e identidad de género en las escuelas. Ese es el contexto en el que nos sitúa Blue Jean, la ópera prima de Oakley, que viaja hasta el año de su nacimiento para retratar la homofobia de la Inglaterra de aquellos años. Una película llamó la atención en varios festivales y logró una nominación a mejor debut en los BAFTA. Ahora aterriza en España de la mano de Filmin.

Blue Jean nos presenta a Jean (Rosy McEwen), una profesora de gimnasia en un instituto de Newcastle que es lesbiana. Jean vive su homosexualidad en secreto, con una mezcla de vergüenza y miedo por ser descubierta y despedida. El ocultamiento de su sexualidad le enfrenta a su novia Viv (Kerrie Hayes), que vive su vida como lesbiana de forma abierta. Viv estalla cuando una de las alumnas adolescentes de Jean empieza a frecuentar uno de los bares de ambiente a los que acude la pareja.

El descubrimiento de un portento interpretativo: Rosy McEwen

De largo, la gran novedad de Blue Jean es su protagonista, Rosy McEwen. La actriz londinense, frecuente en los teatros, ya había aparecido con algún papel pequeñito en alguna serie de televisión. La película de Oakley ha supuesto, en la práctica, su carta de presentación al mundo. Tanto es así que esta actriz, desconocida para el gran público hasta ahora, ha conseguido el premio a la mejor actuación principal en los British Independent Film Awards por su interpretación en Blue Jean. Un debut soñado.

En esta película, McEwen encaja perfectamente con esta profesora tímida y atormentada que lucha contra sí misma. Una mujer que está redescubriéndose, que ha salido de un matrimonio heterosexual fingido, y que lucha contra el contexto que le ha tocado vivir. Hasta que leyó el guion, McEwen no tenía idea de que la Sección 28 había existido. Su personaje está atrapado en las repercusiones de la legislación, que fue presentada por el gobierno de Margaret Thatcher en 1988.

blue jean
Rosy McEwen es Jean en ‘Blue Jean’.

La Sección 28 prohibía la promoción de la homosexualidad y la enseñanza de la homosexualidad como «una relación familiar fingida» por parte de las autoridades locales, incluidos los profesores. Esta ley, de hecho, no se derogó por completo en el Reino Unido hasta bien entrado el siglo XXI, en el año 2003. Rosy McEwen todavía estaba en la escuela cuando el entonces Gobierno laborista finalmente logró eliminar la Sección 28. Esta película ha supuesto todo un descubrimiento para ella: «Esa fue una de las principales cosas de las que me hablaron, porque yo estaba como, ‘No sé nada sobre esa época’», contaba en una entrevista en The Guardian. «Y ahora está sucediendo de nuevo, en Florida, con el proyecto de ley ‘no digas gay’. Es exactamente lo mismo», advertía.

Una mirada al pasado con el ojo puesto en el presente

Blue Jean lo tiene todo para meternos de lleno en la época que retrata, finales de los 80, y en el lugar que representa, el norte de Inglaterra. Por un lado, tenemos la banda sonora, en la que no puede faltar la versión extendida del Blue Monday de New Order. En este caso, la triste –blue– es, precisamente, nuestra protagonista, Jean.

Por otro lado, está la forma en la que fue rodada la película. Georgia Oakley vuelve a recurrir a la fotografía en 16 mm, como ya hizo con su primer corto (Little Bird, 2017). Esto dota a la película de una textura que se adapta perfectamente al momento histórico relatado. Este es uno de los grandes aciertos de la película: alejarse de lo digital para construir una atmósfera que nos acerque a esos últimos años 80. Para mirar de cara, y sin miedo, al pasado.

Esa mirada al pasado cobra vigencia cuando permanecemos atentos lo que está pasando a nuestro alrededor. Jean no se aleja demasiado de una joven lesbiana que está descubriéndose aún hoy, más de 30 años después, en cualquier rincón del planeta. Especialmente en aquellos rincones en los que el colectivo LGTBI lo tiene crudo, desde Moscú a Miami, pasando por la ciudad italiana de Padua. Ese retrato intimista de su propio descubrimiento, de todos los miedos que lo rodean, está presente en esta película. Aunque, por momentos, se eche en falta un poco más de profundidad en el personaje.

En una de las escenas de la película, Jean le dice a su novia que «no todo es político», a lo que Viv –magistralmente interpretada por Kerrie Hayes– le responde: «Por supuesto que sí». Y Blue Jean también es, como no puede ser de otra forma, una película política. Una obra que nos lanza una advertencia: esto ocurrió hace poco, muy cerca, y nada nos asegura que no pueda volver a ocurrir. Un debut sonado, que ha arrasado en distintos festivales, y que pone de relevancia el nuevo cine británico, con Charlotte Wells (Aftersun) a la cabeza, pero con Georgia Oakley pisándole los talones.

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