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Cultura

Ideas del 68 francés en el Reina Sofía

Medio centenar de artistas reflejan la influencia del filósofo Felix Guattari en la exposición ‘Maquinaciones’

Ideas del 68 francés en el Reina Sofía

Vista de algunas de las obras de la exposición 'Maquinaciones', en el Museo Reina Sofía. | Gustavo Valiente (Europa Press)

Cuentan que el poeta maldito astorgano, Leopoldo María Panero, en uno de sus disolutos viajes a Francia quiso discutir el concepto de esquizoanálisis en persona y que para ello se presentó en la puerta de la casa de Felix Guattari con dos bolsas de basura como regalo: para su sorpresa le cerró la puerta en las narices. Ahora sí se le rinde un homenaje de calidad a Guattari en el Museo Reina Sofía a través de la exposición Maquinaciones en la que casi medio centenar de artistas reflejan la influencia del pensamiento del filósofo francés en el edificio Sabatini hasta el 28 de agosto.

La exposición Maquinaciones parte de la innovadora concepción de máquina formulada en 1968 por los pensadores franceses Félix Guattari y Gilles Deleuze. Para ellos, la máquina, alejada de sus funciones instrumentales y alienantes del individuo, constituye un núcleo de infinidad de potenciales relaciones humanas y no humanas, donde entran en juego un sinfín de enlaces entre tecnologías, saberes y prácticas. Sirve también para maquinar como verbo en el sentido de confabular contra el Estado y establecer nodos de resistencia. Por ello se entiende como una herramienta de potencial contrahegemónico.

La muestra explora formas de resistencia, coalición y creatividad maquínicas actuales a través de casi medio centenar de artistas, procedentes en su mayoría del área mediterránea y el continente africano, cuyas obras reflexionan sobre las circunstancias históricas y actuales de esos territorios, entre otros asuntos que moldean la subjetividad contemporánea y el mundo. Los trabajos presentados abarcan una amplia variedad de formatos y técnicas (dibujo, pintura, cómic, escultura, teatro, danza, performance, instalación o vídeo). Todas ellas se distribuyen por 17 salas agrupadas en tres espacios temáticos interconectados: Máquinas de guerra, Máquinas esquizo y Máquinas de cine y cuidados. Los comisarios son Pablo Allepuz, Manuel Borja-Villel, Iliana Fokianaki, Rafael García y Teresa Velázquez.

Máquinas de guerra

Antes de su sentido técnico y funcionalista, el término máquina reunía varios conceptos. En sus orígenes griegos, la máquina se aplicaba sobre todo a los campos de la guerra y del teatro; lo mismo podía referirse a un artefacto bélico que a un artilugio escénico. Las conexiones entre ideologías nacionalistas, militarismo y memoria colonial, así como entre extractivismo, migraciones forzosas y políticas fronterizas, son algunas de las cuestiones que se aborda en ese primer espacio en relación a la máquina escénica.

Con este trasfondo, Tuchaček recrea en la instalación interactiva Paradise NowEchos From the Future la práctica experimental del grupo postdramático The Living Theatre que, poco después del mayo francés de 1968, presentó en el festival de Avignon una obra para la que habían preparado un cuadro-mapa con ocho revoluciones contra todo tipo de represiones y cuyo octavo acto debía desarrollarse fuera de la sala. Sin embargo, la tentativa de sacar el teatro fue censurada por la policía. La instalación combina un fragmento de vídeo histórico de The Living Theatre con instrucciones para el visitante, que puede decidir si obedecer o no el guion.

El teatro constituye también el núcleo discursivo en la instalación A Blueprint for Toads and Snakes de Baloji, quien aborda en una escenografía sin personajes la memoria colonial de su país mediante el análisis de los mecanismos extractivistas aplicados en la provincia de Katanga en Congo.

El esquizoanálisis que propuso Guattari permitió situar los malestares contemporáneos en el espacio social. En esta línea, la segunda parte de la exposición muestra obras que exploran la alteración de los estados de la conciencia, rituales animistas minoritarios, modos de comunicación inéditos o especulaciones sobre futuros de ciencia-ficción.

Máquinas de cine

El caso del artista catalán Albert Porta, conocido como Zush/Evru, resulta de especial interés para explorar las concomitancias de la máquina de guerra con la máquina esquizo. En 1968, durante un ingreso en el Hospital Frenopático de Barcelona, funda Evrugo Mental State, un territorio a la vez real e imaginario que él mismo describe como parodia del concepto de Estado: su principal industria es el armamento irónico; su patrimonio, las ideas. Para este espacio, Zush inventa una bandera, un himno, una moneda, un pasaporte, un mapa e incluso una lengua. Toda esta parafernalia de iconografía estatal se expone en una vitrina junto a la Casa Buja, un cubo blanco profusamente dibujado en sus caras interiores.

En la primera de las salas de esta última parte de la exposición el público puede ver la videoinstalación Polígono de sustentación, del cineasta francés François Pain, compañero de Guattari durante décadas. Las entrevistas a Francesc Tosquelles, Jean Oury y Félix Guattari sirven de hilo conductor para problematizar asuntos como el posicionamiento político de la psicoterapia institucional, el impacto de la violencia contemporánea sobre las formas de subjetividad o, entre otros, la autogestión de los clubes sociales en las clínicas.

Otro proyecto que puede contemplarse es el desarrollado por el colectivo leonés La raratroupe, un grupo de creación en torno a la salud mental. Los miembros del grupo recogieron secuencias de vídeos que habían grabado duramente el aislamiento de la pandemia de la Covid y compusieron Rodando el límite: autogestión y disparate (2020), el mosaico que se muestra y que confirma que el cine puede convertirse en un instrumento de comunicación y cohesión social.

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