Trinity y el Proyecto Manhattan, de Los Álamos al destructor de mundos en Nagasaki
No solo Christopher Nolan escribe sobre la bomba atómica, otras referencias históricas llegan desde el mundo del cómic
En plena guerra cinematográfica entre las películas Barbie y Oppenheimer, la segunda ha logrado ganarle a la primera en aportar y sacar a la luz una serie de documentos alrededor de la bomba atómica y su construcción. Uno de estos artefactos culturales es la novela gráfica, Trinity, Historia gráfica del Proyecto Manhattan (Big Sur, 2023), el primer libro gráfico del escritor Jonathan Fetter-Vorm, donde se describe, desde muchos ángulos y con el mayor detalle, la carrera para construir la primera bomba atómica y la decisión de lanzarla contra dos ciudades de Japón.
Todos los actores principales que intervinieron en esta realidad, hoy ya poseen biografías, en algunos casos más de una, sino obsérvese la película de Nolan. Por su parte, los aspectos técnicos, científicos, administrativos, de espionaje y militares de la construcción de la bomba han sido recogidos en películas y documentales, sin embargo, en Trinity existe un relato compacto que capta convincentemente la magnitud del proyecto, el drama humano por las contradicciones que este descubrimiento suscitaba, la exploración científica y su inesperado triunfo técnico, así como el legado inmediato de devastación y sufrimiento en la geopolítica mundial.
Trinity comienza con los descubrimientos de polonio y radio por parte de Marie Curie, los hallazgos en la estructura del átomo por parte de Rutherford y posteriormente Chadwick, hasta el bombardeo de nitrato de uranio con neutrones, o lo que se llamaría fisión nuclear, por parte de Otto Hahn, Fritz Strassman y Lise Meitner. La fisión nuclear despertó interrogantes en los laboratorios de la Europa en el siglo XIX hasta las conversaciones con Einstein y las cartas al presidente Roosevelt. Sin embargo, los proyectos no empezaron a tener vida hasta la explosión de la base naval de Pearl Harbor en 1941. Hasta entonces no existía un líder que lograra llevar las potencialidades del átomo a una bomba hasta que se reclutó a un precoz, enigmático y estudiado científico, Robert Oppenheimer.
El poder del átomo fue aprovechado en un complejo secreto del gobierno en Los Álamos en Nuevo México por un grupo de científicos dirigidos por Oppenheimer y el mayor Leslie Groves, quienes estuvieron centrados en construir un arma atómica con las implicaciones morales que conllevaría conseguirlo. Fue así que, cuando detonaron la primera bomba en el lugar de pruebas en Los Álamos, y cuyo nombre en clave era Trinity, reconocieron que habían empujado al mundo a una nueva era completamente irreversible y aterradora.
Trinity, a diferencia de la película de Nolan, no se basa en la vida del famoso padre de la bomba atómica, sino en la construcción de algo novedoso para la física cuántica y la energía nuclear. Trinity solo se queda con lo que significaba este descubrimiento y en cómo probar que funcionara para ponerlo en práctica. Como afirma Oppenheimer en la novela en un diálogo con el mayor Leslie Groves en Los Álamos: «un proyecto científico verdadero es un éxito aunque falle».
Trinity y el cómic más allá de la historia
En las 160 páginas del libro, Fetter-Vorm comienza con la prueba Trinity y avanza hasta la carrera armamentista de la Guerra Fría de la década de 1950. Desvela cómo el Proyecto Manhattan desató asombrosas fuerzas cósmicas en la Tierra, por medio de tecnología aparentemente extraída del futuro, además de poner en la palestra pública a un elenco de genios, héroes y villanos perfectos para la materia prima de un cómic o una novela gráfica, algo típico del mundo de Marvel o DC.
Posiblemente este cómic sea más del agrado de científicos, ya que detalla minuciosamente las contradicciones que presentaba el proyecto Manhattan y todas las necesidades físicas, químicas y científicas, en general, para llevarlo a cabo.
Trinity pudo haber parecido alguna vez una rareza en su lanzamiento en Estados Unidos en 2012, ya que es un producto editorial demasiado erudito para los fanáticos de los cómics, demasiado dramático para la Segunda Guerra Mundial o los aficionados a las narraciones históricas. Sin embargo, este libro se enmarca dentro del éxito de libros gráficos de no ficción como Persépolis o, la cancelada, Maus, entendiendo que hay una audiencia efectiva y hambrienta que desea entender el mundo desde esta no tan nueva categoría literaria.