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‘Ice Cold: Murder, Coffee & Jessica Wongso’: un juicio al sistema judicial de Indonesia

El nuevo ‘true crime’ tiene tintes surrealistas, aunque el resultado es muy trágico

‘Ice Cold: Murder, Coffee & Jessica Wongso’: un juicio al sistema judicial de Indonesia

Un momento del juicio, tal y como aparece en el documental de Netflix.

Ice Cold: Murder, Coffee and Jessica Wongso podría ser una comedia si se tratara de una ficción, pero los rocambolescos hechos, lamentablemente, responden a una triste realidad: la de la ausencia de un juicio justo para una mujer que hoy está tras las rejas. Aunque el desarrollo de la historia contiene elementos risibles, las consecuencias de tales ligerezas son muy severas.

Dirigido por Rob Sixsmith, productor del true crime The Raincoat Killer: Chasing a Predator in Korea, Ice Cold… funciona más como una fotografía general del corrupto sistema judicial de Indonesia que como investigación de un caso que conmocionó a la sociedad de este país. También es un testimonio de los prejuicios sobre la imagen y las enfermedades mentales que aún pueden afectar los veredictos de cualquier juicio.

La sinopsis de este trabajo, disponible en Netflix y que dura poco más de una hora, es la siguiente: profundiza en los interrogantes sin respuesta que rodean el juicio de Jessica Wongso, años después de la muerte de su amiga íntima Mirna Salihin. A continuación podemos ver el tráiler.

«No tiene la mirada de Julia Roberts»

Este es un pequeño spoiler, pero funciona para comprender lo surrealista que estamos por ver. En determinado momento, la parte acusadora llama a declarar a un «experto» en psicología, quien asegura ver maldad y rasgos criminales en el rostro de la acusada, Jessica Wongso, porque «no tiene la mirada de Julia Roberts». La aseveración poco profesional se agrava cuando uno de los jueces (son tres en total), que debería mostrar públicamente su imparcialidad, aplaude el «conocimiento» del declarante en una materia que ya no se usa legalmente.

Lo de la imagen de Roberts (incluso se usa una fotografía de la actriz) es solo uno de muchos prejuicios que permean el caso contra Wongso; prejuicios que impiden, así sea de manera tangencial, hacerse una idea de lo que realmente le sucedió a Mirna Salihin, una hermosa joven que falleció en extrañas circunstancias. 

Wongso y Salihin eran amigas y, por haberse visto en las últimas horas antes de la muerte, Wongso se convierte en la principal sospechosa. Sin embargo, todo es completamente circunstancial. De hecho, a veces parece una cacería de brujas o, como se deja entrever al final, una pantomima, pues desde un principio se había decidido la suerte de la acusada.

Personajes excéntricos

Indonesia se ha convertido en uno de los países que más ha reducido la pobreza en las últimas dos décadas. Uno de cada cinco indonesios ahora pertenece a la clase media, algo impensable medio siglo atrás. Los jóvenes ganan fortunas que sus padres solo veían en sueños y en Ice Cold: Murder, Coffee and Jessica Wongso, esto se nota desde un principio.

Desde el abogado que defiende Wongso, pasando por la acusada y el padre de la fallecida y, hasta los propios fiscales, los personajes que desfilan por el documental parecen sacados de la película Asiáticos locamente millonarios. Las vestimentas, los gestos de opulencia —el padre de Wongso habla de la muerte de su hija mientras bebe un vino caro— y cierto deseo de mostrarse como caracteres de relevancia frente a los medios de comunicación, guarda sentido con el desarrollo histriónico del suceso.

Todo encaja cuando una personalidad de la televisión explica cómo su medio ha modelado los roles en la sociedad de Indonesia. Las telenovelas, por ejemplo, cuentan con ratings muy altos en este archipiélago ecuatorial que parece, culturalmente, marcado por la idea del villano (los «feos» según los parámetros de la TV) y los buenos (los «atractivos»). En un país de blanco o negro, es natural que los grises sean desechados y eso es lo que le termina jugando en contra de Wongso.

La falta de profundidad

Si bien Rob Sixsmith cumple al mostrar las fallas del sistema judicial de Indonesia y detallar las contradicciones del caso, los espectadores quedamos con las ganas de saber más de sus protagonistas. Nos despedimos del programa con la sensación de no haber conocido a los involucrados en el suceso. Es probable que la intención del director sea solo la de concentrarse en los hechos. Eso no es un defecto, no obstante sí se extraña un acercamiento a los sujetos que están frente a la cámara y a la propia fallecida, que podría haber permitido una lectura tridimensional del conflicto.

El mayor fallo del documental es que la naturaleza de la amistad entre Wongso y Salihin no es explorada. Se insinúa un trío amoroso al inicio, pero no se desarrolla. Tampoco la envidia o cualquier otra cosa que pudiera darnos una idea de cuán intensa era la relación entre la fallecida y la acusada. Otro punto es la ausencia de referencias sobre la vida íntima de Salihin. El realizador no deja referencias sobre el trato entre la víctima y su esposo, quien -como se ha visto en miles de trabajos parecidos- regularmente es el principal sospechoso cuando se inician las investigaciones. En definitiva, estamos ante un trabajo eficiente mas no relevante. Dura poco y por eso se consume rápido, sin embargo queda la sensación de que con ciertos ajustes, este documental pudo haber sido mucho más que una simple exposición de los hechos.

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