El Festival Eñe apela al poder de la palabra
THE OBJECTIVE conversa con Jesús Ruiz Mantilla, director artístico de la nueva edición del certamen
Entre el 14 de octubre y el 5 de noviembre, la literatura volverá a convertirse en protagonista en la decimoquinta edición del Festival Eñe. El centro de la vida literaria de nuestro país y el punto de encuentro entre escritores, creadores de diversas disciplinas, libros, espectadores y lectores, presentará 90 actos en más de 30 sedes con la participación de 140 invitados.
THE OBJECTIVE se reúne con Jesús Ruiz Mantilla, director artístico del Festival Eñe, quien ha diseñado un programa que, bajo el título Lenguajes, apela al poder de la palabra como vehículo entre personas, idiomas y disciplinas en el arte: «Precisamente por cumplir 15 años hemos querido hacer cambios significativos en este encuentro», señala. «El primero es que he tenido el honor de asumir permanentemente la dirección del festival. Trabajaré a largo plazo como director artístico, con la intención de enfocar la literatura desde una transversalidad con otras disciplinar artísticas como la música, las artes plásticas, el cine, la gastronomía y demás. El festival planea convertirse en un foro transversal y transoceánico entre América y Europa de discusión, encuentro y construcción».
PREGUNTA.- Su bagaje como escritor es precisamente bastante híbrido, en sus escritos hemos encontrado a personajes como Dalí, Chopin o la incursión en la literatura gastronómica…
RESPUESTA.- Es que vivimos en un mundo y en una época sumamente ecléctica y creo que todo debe cruzarse sanamente y con la sabiduría correspondiente. La misma proyección hemos tenido para Eñe este año, desde la búsqueda y exposición de diversas temáticas, para empezar a trazar transversalidades más a fondo. Por ello, la palabra clave y el título es Lenguajes, ya que aborda todos los temas de la programación. Pondremos también un especial énfasis en incorporar el vasco y el catalán, desde la sección «ventanas literarias», micro comisariadas por Kirmen Uribe e Inma Monsó. Se llevarán a cabo el 27 y 28 de octubre en el Círculo de Bellas Artes.
P.– Desde el festival se muestra un claro interés por tender puentes entre Europa y América Latina…
R.- Efectivamente y se abrirá también a otros idiomas, pero sin perder la vocación de ser un festival en español. Estará con nosotros Philippe Sands, gran figura de la literatura anglosajona, o nuestro vecino luso José Luís Peixoto. También pondremos la mirada en Ucrania y la terrible situación que vive por la guerra, desde autores como Dimas Prychyslyy o Margaryta Yakovenko. La literatura en español estará muy bien representada por un amplio grupo de escritores como Elvira Lindo, Sergio Ramírez, Juan Gabriel Vásquez, Antonio Muñoz Molina, Mariana Enríquez, entre muchos otros. La idea es tratar de entender el mundo en el que vivimos desde muchas ópticas y no desde un canon granítico, porque creemos que los tiempos que vivimos lo requieren.
P.- Bajo esta perspectiva, ¿dónde queda el canon literario?
R.– Yo no creo que exista un canon y de haber existido, pienso que en el siglo XXI se ha desfasado completamente. Como festival, vamos en busca de lenguajes o tendencias que hallen nuevos espacios para sumar otros lenguajes disciplinarios. Queremos que Eñe condense en la misma liga a diversas literaturas en otros idiomas, desde la grandeza del lenguaje en español. La lengua nos da la capacidad de dirigirnos a un gran público, cuando uno escribe en español, debe ser consciente de que tiene 500 millones de posibles lectores.
P.- El festival Eñe se ha consolidado, en gran parte gracias a la labor de su gestor Alberto Anaut, cuyo fallecimiento además de significar una enorme pérdida, representará grandes retos…
R.- El espíritu de Anaut vivirá en todo lo que hagamos. Debemos ser fieles a su legado y memoria. Fue él quien siempre quiso ampliar, buscar la tendencia y tratar de ver más allá del presente. Por ello, es esencial en este proyecto, la búsqueda de nuevos públicos, porque celebramos los 15 años que han marcado a una generación y es el momento de enfocarnos en la siguiente. Siempre creyendo que la literatura debe ser un territorio de tolerancia que nos vacune contra la polarización y tienda puentes de entendimiento, no de división.
P.- ¿Qué actividades se celebrarán en miras a este nuevo público?
R.- La búsqueda de nuevos lenguajes nos ha llevado a quererle dar una principal visibilidad a la literatura de terror, a la fantástica y al videojuego. Los 1000 rostros del horror, es el título bajo el que se desarrollará el programa ideado por Ángel Luis Sucasas en la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina. Participarán autores como Mariana Enríquez y Rubén Sánchez Trigos, el director de cine de terror Paco Plaza junto a David Canela y Tatiana Delgado, entre otros. Este escenario también acogerá cuatro encuentros con editoriales del género fantástico como Dilatando mentes Editorial, Aristas Martínez, La Biblioteca de Carfax y Obscura.
«Lo que más nos interesa afrontar es el tema de la defensa de la democracia desde la literatura»
P.- Desde el prisma de estos lenguajes ¿Cuáles son los temas principales o urgentes que abordará el festival?
R.- Intentamos abordar todo tipo de temas que consideramos importantes, pero lo que más nos interesa afrontar es el tema de la defensa de la democracia, desde la literatura. Por eso también Eñe se abre a Europa, para hacer frente desde una perspectiva occidental, a las amenazas que estamos viviendo. La principal claramente es la guerra de Ucrania, la cual ha puesto en manifiesto, las fuerzas que quieren imponer una visión autoritaria del mundo.
P.- En su libro Papel (Editorial Galaxia Gutenberg), ya advertía sobre el peligro de la falsa información, como resultado de discursos totalitaristas…
R.– No lo escribí para alertar de lo que era la transición del periodismo impreso al digital, sino para concientizar que nos enfrentamos a la guerra contra la mentira, desde los medios de comunicación. La ofensiva es hacia la democracia, porque la mentira industrializada es una guerra callada. Desde las posturas totalitaristas y fascistas, hemos visto la resurrección de miedos que creíamos enterrados. La ficción y en general la literatura, es una herramienta para enfrentar desde los principios y la ética, una realidad en la que prima la mentira.
P.- ¿Cree que la «libertad de expresión» pasa por un buen momento?
R.- Hoy hay mucha libertad para expresar lo que queremos decir, lo que ocurre es que las redes sociales provocan que la gente no se exprese con la libertad que tiene. Occidente tiene valores que son portadores de progreso y libertad, frente a las fuerzas que quieren acabar con ello descaradamente y eso es lo que hay que defender. Este año El Premio Festival Eñe se le otorgará al escritor Sergio Ramírez, sobre todo por su incansable defensa por la democracia. A principios del siglo XX ocurrió lo mismo, a veces me siento en El Mundo de ayer de Stefan Zweig. Antes de la crisis del 2008 se tenía esa percepción de un mundo ideal que él retrató, al releer el libro me produjo mucha inquietud, porque sentí que esa utopía nuevamente se estaba desvaneciendo.
P.- Quizá porque Zweig fue testigo de los cambios que dejaron una Europa desolada por la guerra y una sociedad que pasó a sentirse ajena de sí misma, de la que somos herederos…
R.- Y es que, aunque vivamos en un mundo con altas expectativas en cuanto a la calidad de vida, es como si siempre debiésemos estar alertas para combatir el peligro. Hay una falta de estabilidad y de ansiedad constante y la literatura debe ser un antídoto frente a las angustias de nuestros tiempos.
P.- ¿Qué espacio se le dará a la poesía?
R.- El festival se abre con un homenaje al poeta Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006, en un encuentro en el Teatro La Abadía. En la Biblioteca Nacional de España, el escritor Andrés Trapiello y el ensayista, experto en literatura y arte, Juan Manuel Bonet dialogarán con la poeta y periodista Raquel Garzón sobre el vicio de la bibliofilia. Además, poesía y ciencia se reunirán en la Residencia de Estudiantes en un encuentro entre el escritor Agustín Fernández Mallo y el científico Carlos Briones, para descubrir la unión entre ambos lenguajes.