'Nolly': Helena Bonham Carter es una estrella caída en desgracia en su nuevo papel televisivo
La actriz británica nos regala uno de sus mejores papeles recientes en la serie creada por el artífice de ‘Years & Years’
No es fácil decir con exactitud si en España tenemos a una Noele ‘Nolly’ Gordon. Probablemente no. Habrá muchos símiles, pero un personaje así no se repite dos veces. Para quien no sepa de quién hablamos, un poco de contexto: Nolly Gordon lo fue todo en el star system británico. La primera mujer que apareció en una escena en color en la televisión, la primera que entrevistó a un primer ministro. Dueña y señora de una de las telenovelas más longevas del país, Crossroads. Actriz teatral y televisiva, uno de los rostros más populares durante varias décadas en Reino Unido. Una estrella que vivió un auge y, como no puede ser de otra manera, una caída.
Es en ese preciso momento, en su caída en desgracia, en el que se centra la serie Nolly, protagonizada por Helena Bonham Carter y disponible en España desde hace unos días en Filmin. Además, cuenta con el ‘plus’ de ser una creación de Russell T Davies, el artífice de una de las grandes series de culto de los últimos años, Years & Years. Su última incursión en la ficción, Nolly, nos sitúa en los últimos años de esta estrella de la televisión: desde que es despedida de la telenovela con la que se mantuvo 18 años en pantalla hasta su muerte. Son solo tres capítulos, pero suficientes para ahondar en una figura controvertida e imprescindible del imaginario colectivo británico.
Uno de los grandes papeles de Helena Bonham Carter
Helena Bonham Carter no necesita demasiada presentación. Es una de las grandes intérpretes del cine anglosajón de este siglo –a pesar de no estar entre las más premiadas–, y este papel le va como anillo al dedo. Su transformación en esta actriz televisiva venida a menos, que no sabe bien adónde ir tras una de las grandes traiciones de su carrera, es sencillamente espectacular. Podemos ver, en el rostro de Bonham Carter –maravillosamente caracterizada, por cierto– a esta Nolly Gordon que se encontró, de la noche a la mañana, al borde del olvido. Un abismo al que se enfrenta con toda la dignidad que permite la situación. Con todas sus contradicciones, y es que las contradicciones constantes del personaje son de lo mejor de la serie.
Nolly Gordon fue el timón de un serial televisivo que se emitió durante dos décadas. Aunque pasó por mejores y peores momentos, fue uno de los buques insignia de la televisión diaria. El día en el que el motel Crossroads, que daba nombre a la serie, fue consumido por las llamas, la centralita de la cadena que emitía la novela estaba también que ardía. Todos los espectadores que llamaban lo hacían preocupados por Meg, el personaje interpretado por Nolly Gordon. Ella era Crossroads. Aun así, los productores –«los hombres, siempre los hombres»–, le dieron la espalda, prescindiendo de un personaje imprescindible y cuya ausencia no se sustentaba. Entonces, Nolly, entre la rabia por lo ocurrido y la incertidumbre por lo que ocurrirá, buscó reinventarse. Tarde, suponemos, porque no tardó demasiado en morirse.
Todo este camino lo comanda a la perfección Helena Bonham Carter, cuya sola presencia ante la cámara es suficiente para que el visionado de Nolly sea una delicia sin paliativos. Sin embargo, la acompañan otros muchos actores, todos ellos secundarios, que completan un plantel de excepción para una serie tan corta pero tan redonda.
El viaje de nostalgia de Nolly
Nolly no es un biopic al uso. Es una tragicomedia basada en hechos reales –la vida real siempre es tragicómica– que se centra, como decíamos, en un momento muy concreto de la extensa y variada vida de Nolly Gordon. Y es, sobre todas las cosas, un viaje a un mundo que ya no existe, una travesía de nostalgia por un tiempo que se desvaneció hace ya muchos años.
Esa nostalgia se respira en cada escena, en cada plano. En cada recorrido en el que Nolly, diligente, va encendiendo o apagando cada una de las lámparas de su salón. La serie, con un guion sublime responsabilidad del propio Russell T Davies –artífice también de otra gran serie de culto, It’s a Sin–, nos devuelve a un tiempo que, para algunos, fue mejor. No sabemos si, dado el devenir de esta estrella televisiva caída en desgracia, esto es realmente así.