THE OBJECTIVE
MONKEY BUSINESS

Capítulo 29: Rabat

THE OBJECTIVE publica en exclusiva y por entregas la nueva novela del escritor Álvaro del Castaño. Cada día, un nuevo capítulo de un thriller de acción electrizante que, a su vez, es un espejo que refleja la realidad que a menudo preferimos ignorar

Capítulo 29: Rabat

Ilustración de Alejandra Svriz.

“España y Marruecos son países hermanos unidos por un pasado conjunto, con los ocho siglos de dominación musulmana del sur de España y empañados por la triste acción exterior de la España imperialista en Marruecos. Somos vecinos y socios comerciales, a los que les une ahora, un mestizaje cultural con los más de ochocientos mil marroquíes residentes en España y los cientos de miles españoles de primera generación descendientes de inmigrantes. Por lo tanto, la relación bilateral es absolutamente prioritaria, necesaria y estratégica para mi Gobierno”, había dicho el presidente Pérez en su última referencia al tratado tripartito en los medios de comunicación. 

La operación de jaqueo del móvil del presidente español con el sistema de espionaje Pegasus dejaba claro públicamente que el reino marroquí espiaba activamente al Gobierno de España. El espionaje en España y hacia España lo desempeñaba la famosa DGED, en español el Servicio General de Estudios y Documentación Exterior, nombre muy simpático para referirse a un organismo con funciones similares al CNI español. Dependía de las fuerzas armadas y contaba con un director al mando que era íntimo amigo del rey, el general Adilah Soulami. Contaba con un presupuesto de más de cien millones de euros al año, y tenía cuatro mil agentes repartidos por todo el mundo, pero concentrados fundamentalmente en las zonas de interés para Marruecos. España era una, o si no, el área más relevante para el gobierno norteafricano. No se sabía el número exacto de agentes en territorio español, pero se estimaba que habría al menos cien. Ellos estaban detrás de muchas estrategias desestabilizadoras como las avalanchas violentas y masivas contra las fronteras de Ceuta y Melilla. En ellas iban escondidas decenas de agentes de inteligencia con la idea de socavar la estabilidad de las ciudades autónomas y recopilar información sobre infraestructuras y protocolos de las fuerzas de seguridad en las ciudades españolas del norte de Marruecos. En cuanto a los agentes instalados en España, también actuaban mediante el soborno a periodistas, políticos e incluso exministros, a cambio de ensalzar al país, o realizar campañas de propaganda para favorecer el reconocimiento público en los medios de la marroquinidad de las ciudades autónomas o de las Islas Canarias. Por otro lado, también trabajan activamente en España contra cualquier intento de organización de una fuerza de oposición al rey o al régimen marroquí. Sus medios no eran siempre ortodoxos, pues incluían acciones no siempre admitidas por las leyes del país.

En Ceuta y Melilla la DGED tenía una relación estrecha con el CNI y las fuerzas de seguridad del estado español. Ambos vigilaban activamente las mezquitas y el contenido de los sermones de los viernes y de las clases de religión para los más pequeños en las madrasas coránicas. El objetivo era impedir la doctrina radical islamista y mantener la línea del islam malikí que se lleva a cabo en Marruecos. Los agentes se infiltraban en las jutbas de los imanes para saber la doctrina que se promulgaba desde esos nidos de religión. Las dos agencias tenían un grupo de trabajo mensual en el que Ruiz Ahmed y el general Adilah Soulami se reunían en persona y ponían sobre la mesa datos en común.

Ruiz había contactado la misma noche de la operación de espionaje al rey y su amante con el eslabón entre ambas agencias, con la idea de informarle de la necesidad de convocar una reunión urgente al día siguiente por la mañana con el general. No había tiempo que perder. Tras una noche en la que no pudo conciliar casi el sueño, el jefe de seguridad había aterrizado en el aeropuerto de la capital alauí, Rabat-Salë, en el primer avión de Air France con las imágenes del encuentro real a buen recaudo. Allí le esperaba un coche oficial de la DGED que le condujo directamente al edificio de la unidad. Al llegar no tuvo ni que esperar, puesto que el secretario militar le esperaba en la puerta y le condujo directamente al despacho de Soulami.

—General, muchas gracias por recibirme tan rápidamente —dijo Ruiz en un perfecto francés estrechándole la mano al general con una amplia sonrisa, muestra real de la simpatía que les unía tras muchos años de colaboración.

—Ruiz, ya sabes que a ti te consideramos medio paisano, tienes siempre las puertas abiertas de la DGED. Me imagino que querrás hablar del atentado contra la ministra Montoya y saber en más detalle las conclusiones de las pesquisas.

—General, entre otras cosas, sí me interesaría que me explicaras un poco más sobre este asunto —dijo Ruiz con curiosidad, pensando cómo iba a salir el general de la patraña que se habían inventado con la autoría islamista del atentado.

—Pues lamento que hayas perdido el tiempo en venir, si solo has acudido a mí por eso. Como el atentado fue perpetrado por una célula de terrorismo local, el asunto está en manos exclusivas de la DGST (Dirección General de la Vigilancia del Territorio). Ellos han realizado un magnífico trabajo de investigación, deteniendo y acabando con esta amenaza, con los miembros de la célula terrorista en una operación relámpago. Los detalles de inteligencia no los han compartido con otras agencias porque están considerados solo para compartir con el ministro de Asuntos Exteriores, el Primer ministro y el propio rey. La DGST está en contacto directo con su homólogo del CNI y entre ellos han liquidado el tema. ¡Menudo ejemplo de cooperación, querido Ruiz! —exclamó el general aparentemente sincero en su expresión.

—Pues sí, General, me alegra enormemente el éxito de esta cooperación. Pero hoy yo venía a verle para hablar de otro tema distinto y mucho más delicado. Quiero compartir una información que me ha sido facilitada y que es de enorme trascendencia, pues podría desestabilizar a Marruecos, y hacer caer incluso a las más altas instancias del Reino —Ruiz dijo esto último señalando al cielo mientras mencionaba ‘las altas instancias’ para dejar claro que se refería al casi Dios, al jefe espiritual de Marruecos, su propio rey. Ruiz sabía que había que ser discreto antes de compartir la información.

El general cambió inmediatamente de expresión, tornándose serio, cauto y algo nervioso.

—Ruiz, en ese caso, vayamos a dar un paseo y me cuentas. Así estiramos las piernas.

Ambos salieron del edificio, pues Souliman tenía clarísimo los riesgos que implicaba hablar de temas tan sensibles en lugares donde seguramente habría oídos indeseados. Una vez llevado al pequeño palmeral que bordeaba una de las salidas, el general retomó la palabra.

—Ruiz, ahora en serio, no me jodas, dime de qué merde me estás hablando. 

El general y Ruiz se conocían muy bien, eran amigos y ambos bastante escépticos sobre todos los temas políticos de cada país. Cuando hablaban off-the-record lo hacían con sinceridad y simpatía reciproca.

—Adilah, tenemos pruebas claras y contundentes de encuentros homosexuales del rey con un íntimo amigo suyo. Son grabaciones recientes, muy gráficas, con imagen nítida y sonido perfecto en el que se ve el rey haciendo el amor y compartiendo información sensible con otro hombre marroquí, que además es alguien de las grandes familias históricas de su entorno.

El general no tuvo que hacer ninguna pregunta al respecto, pues era consciente de la relación, de las inclinaciones homosexuales del rey, y de su incipiente vida disipada en París. Soulami, asintió en espera de la segunda parte de la conversación. Sabía que en los intercambios de información como este siempre había una cara B, una petición a cambio de la información entregada gratuitamente. Era parte del sistema, nada personal, y así lo entendía.

—Nosotros garantizamos que esta información no solamente nunca saldrá a la luz, sino que jamás será utilizada de nuevo. Queremos a toda costa evitar desestabilizar a Marruecos, país clave en la lucha contra el islamismo. Adilah, sabes muy bien que nosotros preferimos el régimen totalitario del rey, a una débil democracia con radicales infiltrados —Ruiz fue sincero, ese análisis era el compartido por toda Unión Europea y sus aliados de los EE.UU.

Soulami volvió a asentir, esperando el golpe directo al hígado que estaba a punto de recibir.

—A cambio de esto, necesito pruebas inequívocas, es decir, las grabaciones realizadas por tu departamento vía Pegasus al móvil del presidente del Gobierno de España y que han conducido al acuerdo tripartito.

El general no contestó inmediatamente, pues reflexionaba sobre lo que acababa de escuchar. Estaba claro que Ruiz estaba actuando al margen del estado español y con una agenda propia.

—Veo que vas por libre, Ruiz. Ten mucho cuidado amigo mío. Está claro que quieres utilizar esta información para derribar al presidente, al Gobierno y de paso cargarte el acuerdo tripartito. Muy astuto.

—Gracias, Adilah. No me queda ninguna duda que tú harías exactamente lo mismo que yo si estuvieras en mi caso. Somos patriotas. Nuestra fidelidad es a nuestra patria y a nuestro rey. En mi caso son dos entes distintos que convergen en sus intereses y responsabilidades, pero en el caso de Marruecos el rey es el estado y es el bien supremo. Por eso sé que aceptarán proteger al rey y al régimen a cambio de perder la soberanía de las dos ciudades.

—Ruiz, esto lo tengo que confirmar con mis superiores, pero asume que así será el caso.

—Cuéntame entonces, general, cuál es toda esta historia…

Souliman se embarcó entonces en una honesta y directa explicación de los hechos. Pegasus había sido adquirido por los servicios secretos marroquíes en el 2017 como arma de vigilancia a la élite política y policial de su propio país, como una más de las estrategias de represión del régimen. Una vez demostrada la utilidad del sistema, se dieron cuenta del enorme potencial que tenía el software para el espionaje internacional. En la actualidad tenían más de cincuenta mil números de teléfono intervenidos en todo el mundo, entre ellos periodistas marroquíes, políticos de una veintena de nacionalidades y funcionarios extranjeros, como el presidente francés Emmanuel Macron o diplomáticos estadounidenses. Entre ellos había unos doscientos móviles españoles. Así supieron, por ejemplo, que el líder de Frente Polisario Barhim Ghali estaba en España de incógnito para tratarse de un cáncer, protegido por los servicios de inteligencia españoles. Pero Marruecos había logrado perfeccionar el sistema Pegasus, introduciendo una novedad importante: alcanzar toda la información almacenada en los móviles, no solamente acceder a sus conversaciones.

El general le confesó que el dominio de Pegasus por parte de la DGED era tan impresionante que se habían convertido en subcontratistas de otros servicios de inteligencia internacionales, como los países del golfo pérsico. Rabat se había convertido en el mayor cliente mundial de la empresa israelí que desarrolló el programa, el NSO Group. Así, Marruecos era ahora el brazo de espionaje exterior de otros países, externalizando este servicio de vigilancia y siendo muy bien remunerado por ello. De este modo, Marruecos sufragaba con estos ingresos el alto coste del programa.

—Del móvil del presidente Pérez obtuvimos 2,5 Gigabytes de información. Allí estaban todas las conversaciones sobre Monkey Business, la operación del presidente diseñada junto a su mentora, la expresidenta Manzanero, cuyo objetivo era conseguir la reelección en las urnas gracias al éxito de la devolución de Gibraltar. Manzanero, junto con un exagente español de inteligencia, Badía, fue el intermediario entre el régimen de Maduro, y el Cartel de los Soles. Los dos negociaron, con el beneplácito de Pérez, el acceso libre de la droga colombiana a la Unión Europea vía Venezuela y a través de Gibraltar, lo que proporcionará ingentes beneficios al régimen bolivariano y a su brazo narcotraficante, que es casi lo mismo, pues los capos de Venezuela y los del cartel son los mismos. Al que no supimos identificar bien, es al líder máximo de la organización, porque la información es muy confusa.

—Solo que no le salió bien del todo a Pérez, puesto que Marruecos consiguió pruebas de sus tejemanejes con Manzanero y le extorsionó pidiendo a cambio de su silencio absoluto la soberanía de las ciudades de Ceuta y Melilla. ¿Adilah, pero cómo consigue Pérez que el Reino Unido entregue Gibraltar? Eso no me cuadra. ¿Por qué dejar vía libre a la droga colombiana en Europa? ¿Qué gana el Reino Unido con esa barbaridad?

—Paco, Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, y el régimen y el cartel lo utilizan como moneda de cambio para obtener un rédito particular a cambio de pagar con algo que no es realmente suyo. Me explico, PDVSA estaría vendiendo el petróleo nacional venezolano al Estado inglés a través de la empresa pública británica con sede en Gibraltar, la Gibraltar Oil Corporation (GOC), y lo haría a precios ridículamente bajos. La GOC revendería este petróleo en los mercados internacionales con unos beneficios de billones de dólares que irían directamente a las arcas del tesoro de su majestad Carlos III, es decir a las arcas del Estado británico. Con esas ingentes cantidades de dinero entrando cada mes conseguirían evitar la quiebra de la economía. El petróleo venezolano salvaría la economía inglesa que no entraría en quiebra. A cambio, entregarían Gibraltar y dejan pasar la droga del cartel.

—Así se consigue la cuadratura del círculo, mi querido general. Lo de Gibraltar sería un éxito sin precedentes para Pérez que volvería a ser elegido presidente en las próximas elecciones. Porque antes del anuncio de la devolución lo tenía imposible con la pésima gestión de la crisis y todas sus alianzas con los filoetarras, independentistas y la extrema izquierda, lo que le tenía condenado a unas altísimas cotas de impopularidad. El Cartel de los Soles recibiría una ingente cantidad de dinero de la distribución de su droga en Europa, con entrada libre en Gibraltar, todo transportado en los superpetroleros de PDVSA y todo gratis, porque el petróleo que entregan a precios ridículos no es realmente suyo, sino que es propiedad del Estado venezolano. Descapitalizan a su propio país para capitalizarse ellos a través del cartel. Con esos inmensos ingresos y controlando el tráfico casi mundial de cocaína, serán un rival incluso más temible que el cartel de Pablo Escobar en sus tiempos en Colombia, puesto que Escobar tenía comprados solamente a políticos locales y, sin embrago, los venezolanos tendrán cogidos de los huevos a ingleses y españoles, aparte de sus políticos. Una jugada maestra si no fuera por la destreza de los servicios secretos marroquíes. No me queda nada más que felicitaros por vuestra maestría como profesionales. Es una pena que tengáis ahora que renunciar a Ceuta y Melilla a cambio de nuestra discreción más absoluta.

Ambos agentes de inteligencia acordaron los detalles de la entrega recíproca de información. Eso era lo más sencillo. Pese a que Soulami tenía que obtener luz verde para este acuerdo, estaba claro que el rey de Marruecos iba a acceder a esta propuesta. No cabía ninguna duda de ello, puesto que si las imágenes se hacían públicas, el régimen político y su papel religioso estallarían por los aires. En cuanto al intercambio de información, el de las grabaciones de Pegasus por las imágenes del encuentro entre el Rey Gamal Abdel y su amante.

El general se despidió de Ahmed con un cariñoso abrazo. Soulami, aceptó con caballerosidad su derrota, reconociendo la pericia de Ruiz. Ambos admiraban la dedicación de cada uno a sus lealtades nacionales y sus grandes éxitos y hazañas profesionales. Soulami había perdido una batalla pero no la guerra. Tendrían más bazas en el futuro, ahora quedaba esperar. 

Mientras Ruiz volvía al aeropuerto repasando en su cabeza su reciente conversación con el general, y planeando los próximos pasos a seguir, recibió una repentina llamada en su teléfono móvil encriptado. Sabía que la persona que se encontraba al otro lado de la línea estaba ansiosa por escuchar su voz y recibir noticias frescas.

—La historia es un incesante volver a empezar —dijo Ruiz en voz seria y ceremoniosa, haciendo referencia a la famosa frase de Tucídides. 

Al otro lado de la llamada, Gracia dejó escapar un suspiro de alivio, con una pizca de alegría, rabia y triunfo.

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