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El automóvil y el petróleo en la historia económica de España: 1900-2020

El automóvil y el petróleo en la historia económica de España: 1900-2020

El automóvil y el petróleo en la historia económica de España

La Historia del Automóvil en España tiene una larga trayectoria, que comienza a fines del siglo XIX con los primeros intentos de fabricación de vehículos en Barcelona, y que ha perdurado hasta la actualidad. Símbolo de progreso y de bienestar, es evidente que el crecimiento económico de los países ha ido acompañado de un incremento del parque móvil particular y comercial, que muestra no sólo el aumento de la renta per cápita de la ciudadanía, sino también las mayores necesidades de comercialización de una creciente producción. 

En el caso español, la relación entre aumento del parque móvil y de crecimiento económico ha sido intensa no sólo en lo que se refiere a la compra de vehículos  sino también por el papel que en el país ha tenido la fabricación de automóviles desde un momento temprano. Si en un principio la industria automovilística española no se caracterizó por la producción en masa, dadas la estrechez de su mercado interior y la falta de apoyo gubernamental, sí que estuvo a la vanguardia y en la excelencia tecnológica internacional, con marcas como Hispano Suiza, líderes tecnológicos mundiales que marcaron el camino a seguir no sólo en el desarrollo del automóvil, sino también en la industria aeronáutica. Desafortunadamente, la Guerra Civil española y la implantación del régimen dictatorial posterior truncó esta brillante trayectoria de la industria automovilística española, que no volvería a retomar una senda de fuerte crecimiento hasta el Desarrollismo franquista.

Desde entonces, la industria automovilística española se ha convertido en una de las más importantes a nivel mundial ocupando  actualmente, la novena posición, portando históricamente al PIB español cerca del 10% de su producción y empleando al 9% de la población activa en 2021. 

Llama la atención, pues, la incomprensión política hacia este sector, no sólo en el primer tercio del siglo XX, donde hubiera precisado del apoyo gubernamental que tuvieron, por ejemplo, las empresas automovilísticas japonesas o italianas para despegar hacia la producción en masa, sino también en diferentes momentos del siglo XX y en el presente, donde la reestructuración del sector hacia la electrificación debido a las políticas actuales está llevando al cese de fabricación de bastantes modelos de vehículos de las marcas presentes en nuestro país, con la consiguiente pérdida de empleos y producción. 

Lo cierto es que el incremento del parque móvil español y el peso de este sector industrial está íntimamente relacionado con otra de las grandes industrias del país, como es la del petróleo. Resulta pertinente, pues, analizar el uso y consumo de esta fuente de energía en el sector de la automoción española, viendo su evolución a lo largo de 120 años, pero también el cambio de paradigma energético al que estamos asistiendo en las primeras décadas del siglo XXI.

Los datos estadísticos nos permiten apreciar cómo las matriculaciones de vehículos aparecen como un indicador sintético del bienestar y la evolución económica de las sociedades, máxime cuando se trata de un bien de consumo duradero, que supone un alto gasto para las familias (en el caso de los turismos), pero también un indicador de la inversión hecha por las diferentes empresas en sus vehículos comerciales. Sea como fuere, se trata de un tipo de bien con una demanda muy elástica, en el que se suele invertir en momentos de bonanza y optimismo económico. La evolución en el número de matriculaciones (adquisición de nuevos vehículos) y del parque móvil (el total de éstos) han puesto en evidencia su estrecha correlación con las fases de crecimiento económico, estancamiento y crisis a lo largo de nuestra Historia Económica.

Gráfico 4.
Evolución del parque móvil y las matriculaciones en España (1900-2020).

Fuente: Elaboración propia.

La evolución en la tipología de vehículos de nuestro parque móvil también nos ha permitido comprobar que existe una estrecha correlación entre la elevación del nivel de vida español y el triunfo del turismo como vehículo principal en España, como ocurre en el resto de países desarrollados. Así, si a comienzos de los ’60 los turismos no suponían más del 30% del parque móvil, dos décadas más tarde eran ya casi el 80% de éste, para estabilizarse en los años siguientes en torno a tres cuartas partes del mismo. Por su parte, toda la flota de vehículos comerciales se ha mantenido entre 1961 y 2020 con un peso del 15%, aunque con momentos de aumento de sus unidades, coincidiendo con las fases de mayor crecimiento económico.

Evolución de la renta per cápita, matriculaciones y parque móvil en España (1900-2020).

Fuente: Elaboración propia a partir de Maddison Project, INE y Gráfico 4.

Por otro lado, hay que tener en cuenta la relación entre el automóvil y la población, ya que el aumento de las matriculaciones y el parque móvil no sólo se debe a la elevación del nivel de vida, sino que también está relacionado con el crecimiento poblacional. En este caso, se ha podido comprobar cómo la evolución demográfica española siguió sus propios derroteros, no influyendo de manera significativa en el aumento de las matriculaciones y el parque móvil. Sólo los años ’60 del siglo XX están especialmente ligados a estos dos elementos, pues al claro ascenso de la renta per cápita española en el periodo se suma un crecimiento de la población, que conllevó también un aumento del parque móvil y del consumo de automóviles.

Por otra parte, la comparación de la evolución demográfica y el automóvil en España nos ha permitido acercarnos a la proporción habitantes-vehículo, que una vez más refleja la importante elevación del nivel de vida español en este periodo, llegando a una proporción actual de menos de dos habitantes por automóvil.

La relación del sector automovilístico con el consumo de petróleo también está muy ligado, especialmente, desde los años ’60 hasta el momento presente, observándose cómo el aumento o descenso en el consumo de nuevos vehículos ha provocado un efecto paralelo en el gasto total del petróleo. Como era de esperar, el consumo de gasolina y gasoil en las mismas fechas estuvo íntimamente ligado al crecimiento, estancamiento o disminución de automóviles nuevos o en circulación. Y lo mismo podemos decir de la importación de crudo y gasolina, que nos han permitido comparar el consumo doméstico de estos productos con el automóvil en España, mostrando un paralelismo más que evidente con la evolución de las matriculaciones y el parque móvil durante todo el siglo XX.

Por su parte, la imperiosa necesidad de reducción de las emisiones de CO2 a nivel mundial ha llevado a una disminución del consumo de carburante y, por ende, del petróleo, desde fines del siglo XX a las dos primeras décadas del presente siglo. Para ello se ha buscado una mayor eficiencia de los motores de los vehículos que, inequívocamente, han disminuido en más de un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero en las mismas fechas. A pesar de lo cual, como hemos resaltado, lejos de reducirse el volumen global de emisiones contaminantes ha aumentado en el sector del transporte en la UE gracias al gran crecimiento del número de vehículos, que como hemos visto en España, presenta una ratio vehículo-habitante de menos de dos individuos por automóvil.

La segunda estrategia de reducción de la contaminación pasa por un cambio radical del modelo de movilidad desde los combustibles fósiles a la hibridación y electrificación del transporte. Tema que debe abordarse estudiando la composición del parque móvil por tipo de combustible: gasolina, gasoil y otras fuentes de energía desde los años ’60 a 2020, observando una evolución en las fuentes de energía de los motores de los vehículos desde la gasolina al diésel y, más recientemente, de manera cada vez más rápida hacia la electrificación. A pesar de su rápido auge, el estudio del parque móvil español de tecnologías alternativas y, más concretamente el de los turismos, revelan que aún estamos en los inicios de un proceso de cambio histórico, eso sí, acelerado y que parece imparable, pues a la altura de 2020 los vehículos con estas tecnologías suponían ya en torno al 16% de las nuevas matriculaciones en España.

Una historia del petróleo en España.
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