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Cultura

30 años de Spice Girls: ¿qué fue de sus cinco componentes?

El grupo prefabricado más importante del pop británico cumplió 30 años desde su formación

Foto tomada el el 50 cumpleaños de Victoria Beckham. | .

Abril de 1994.

Como si fuese la sintonía introductoria de Los ángeles de Charlie, una voz en off podría estar informándonos del legendario origen de un grupo capital en la industria musical anglosajona: «Había una vez cinco muchachas que fueron a una audición en los Estudios Danceworks de Londres. Una empresa de cazatalentos les asignó un objetivo muy ambicioso: integrar un grupo de pop que compitiera con las bandas de voces masculinas. Y no sólo compitieron, sino que arrasaron con todas ellas. ¡Así nacieron las Spice Girls!».

Girl power!

Las Spice Girls llegaron mucho más lejos de lo que nadie hubiera supuesto en una formación probeta de cinco voces que previamente no se conocían entre sí. El secreto, obviamente, estaba en la personalidad de cada componente y en los estereotipos que jugaron en público: Geri Halliwell (ahora Halliwell-Horner), hija de emigrante aragonesa, fue Ginger Spice, la voluptuosa líder que transmitía empatía y descaro; Mel B fue Scary Spice, más espontánea y agresiva en actitud y vestuario; Emma Bunton fue Baby Spice, puro recato y melosidad; Victoria Adams (ahora Beckham) fue Posh Spice, aportando poca voz pero mucha elegancia, con cierto aire a femme fatale; y Melanie C fue Sporty Spice, la «Deportista», con mayores dotes para cantar y un talante valiente de virago bravía que la convirtió en icono de la comunidad lesbiana.

Juntas lograron el milagro: en 1996, su primer sencillo, Wannabe, alcanzaría el número uno en las listas de treinta y siete países. El subsiguiente cedé, Spice, vendió más de veintitrés millones de copias, convirtiéndolo en el trabajo más exitoso a cargo de un grupo femenino en toda la historia del pop. Y ellas son el grupo femenino que más ha vendido de todos los tiempos. Tras dos discos más, Spiceworld (1997) y Forever (2000, ya sin Geri), y una lucrativa película que sólo gustó a los fans (Spiceworld, hoy de culto), el quinteto se disolvió en diciembre del 2000, aunque nunca hubo anuncio de una ruptura definitiva y en años sucesivos se ha reunido para giras específicas.

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Después del triunfo mundial que les reportó su imagen festiva y empoderada, felizmente empaquetada bajo el lema feminista «Girl Power!», las cinco cantantes pusieron mucho interés y empeño en emprender sendas carreras por su cuenta. Algunas con mayor decisión (Melanie C y Geri), las demás metiendo el pie en la piscina sin acabar de lanzarse de lleno. En lo que llevamos de siglo, las cinco Spice han transitado trayectorias artísticas muy irregulares y vivencias de lo más singulares.

Geri, la más obsesiva

De todas ellas, Geri era sin duda la que tenía mayor hambre de fama y divismo. Con un rango de voz muy limitado, pero dotada de una enorme inteligencia y sentido del pop, enseguida demostró que quería llevar su ambición más allá del universo Spice. Fue la primera en abandonar el grupo (en mayo de 1998) y en estrenarse en solitario.

Lo hizo además con un disco muy competente, Schizophonic (junio de 1999), producido por Absolute, dúo de compositores responsables de varios éxitos con las Spice. Con un ojo puesto en Madonna, Geri brindó sencillos tan lúdicos como Look at me, donde desafiaba todas las clasificaciones mediante la dicotomía ángel/diabla, o su La isla bonita particular (Mi chico latino).

A finales de 1999 lanza además su «autobiografía», la notable If Only, que vende más de un millón de ejemplares sólo en Gran Bretaña. Escrita en realidad por el australiano Michael Robotham, hoy premiadísimo autor multiventas de género policíaco, Geri nos cuenta allí, con gran detalle y sinceridad, su lucha con sus depresiones y desórdenes alimenticios. Su lado sombrío sale a relucir intermitente: George Michael, quien durante una temporada fue su amigo íntimo y la apoyó en privado y público cuando ella dejó las Spice Girls, se alejó de su lado al advertir que cada vez que se reunían eran emboscados, «casualmente», por varios paparazzi avisados de antemano. Su excompañera Victoria lo confirma en su propia autobiografía, Learning to fly.

La necesidad de reconocimiento popular de Geri le jugó una mala pasada cuando sus dos siguientes trabajos musicales (Scream if you wanna go faster, 2001; y Passion, 2005) fueron un desastre en ventas. Como resultado, ya hace casi dos décadas que no ha vuelto a grabar un larga duración. Actualmente está casada con Christian Horner, jefe de carreras de la escudería Red Bull, a quien este año apoyó incondicionalmente después de que una empleada lo acusara de enviarle fotos y mensajes inapropiados, cargo que ha sido desestimado. El escándalo ha desatado a su vez rumores sobre un posible documental para Netflix sobre la pareja, instigado por la mismísima Geri. Eso sí, desde que firma libros para niños, su imagen mejoró: alguien que escribe literatura infantil no puede ser emocionalmente inestable, ¿verdad?

Victoria Beckham, la más frívola

Ella lo tiene claro: a vivir de la fama, que son dos días. Y a su limitado abanico de virtudes artísticas le ha sacado el máximo rédito. La todavía consorte del exfutbolista David Beckham (de soltera Adams) publicó su cedé de rigor como solista pero, ante el previsible fiasco de ventas, pronto se centró en lo suyo, que es derrochar sofisticación, para desesperación de los amantes de la «buena música», quienes siempre la odiaron con especial ahínco: sólo por ello, «la Spice pija» merece la mayor simpatía. Por si fuera poco, tras su flamante boda empezó a recibir amenazas de secuestro y durante un ensayo sufrió un presunto intento de asesinato (llegó a verse una luz láser contra su torso), por lo que no resulta extraño que prefiera mantenerse alejada de los escenarios.

En 2008 lanzó su propia marca de moda, perfumería y belleza, con la cual ha ganado premios y loas por su creatividad, pero que arrastra una deuda de millones de libras. Con todo, ella sigue estupenda y catalizando sin despeinarse los dramas de las demás exSpice: durante su reciente 50º cumpleaños, las dos mayores divas del grupo (Geri y Mel B) se vieron las caras y la primera negó el saludo a la segunda; al parecer, Mel B va contando que, durante sus giras de antaño, Geri ocultaba a las demás los datos de su pasaporte para que no pudieran atisbar su edad real. O sea, que Geri es mayor de lo que afirma. A Geri eso le sentó como un tiro y, en la foto familiar del evento, ella posa en un extremo y al otro, algo alejada, Mel B, considerada de siempre su mayor enemiga.

En cuanto a Victoria, pese a las dificultades económicas de su marca, sigue siendo la Spice más pudiente, con una fortuna valorada en 450 millones de dólares. Así que ni tan mal. De ahí que no le urja el renacer de las Spice.

Eso sí, la única persona que le ha hecho perder los papeles (por celos) es nuestra mismísima Anita Obregón. Y eso sí tiene muchísimo mérito.

Mel B, la más caótica

Y la menos acaudalada de todas es Mel B, con «sólo» 6 millones de dólares a su cargo. Quizás se deba a su incapacidad para ser calculadora: pese a tratarse de una cantante muy apta, no supo enfilar una carrera musical estable (sólo tiene un cedé en su haber, Hot, del año 2000), lo cual no le ha impedido prodigarse como juez o presentadora en programas del ramo como America’s got talent, La Voz Kids Australia, Factor X Australia o Lip Sync Battle Reino Unido.

Sus primeros roces con Geri los tuvo al declarar en la prensa que se habían acostado juntas. Después derrochó su fortuna personal (casi cincuenta millones de euros) en disfrutar una vida muy por encima de sus posibilidades, por ejemplo regalando caprichos portentosos a su segundo marido, Stephen Belafonte, como una isla privada o una fiesta de cumpleaños con elefantes por doquier. Y eso que el marido le salió un canalla, como Scary explica en su segundo libro de memorias, Brutally honest: un hombre abusivo mental y físicamente, cuyo maltrato la llevó a un intento de suicidio con barbitúricos.

Tras la separación de Belafonte en 2017, ella quedó en la bancarrota, con un diagnóstico de estrés postraumático y un historial de adicciones al alcohol y el sexo. Así que no cuesta adivinar que sea la más interesada en el regreso de las Spice Girls. De hecho, acaba de pregonar en los medios que la fraternidad entre las Spice es tal, que «recibiríamos literalmente una bala defendiendo a las demás», por más que —según propia confesión— sus compañeras la echen día sí y día también del chat que comparten en WhatsApp.

Emma Bunton, la más serena

Emma Bunton siempre se ha mantenido en un segundo plano con respecto a sus más arrojadas compañeras, quizá porque tampoco derrocha carisma. Pero sí sentido común, que es lo que a veces importa para sobrellevar ese alud de fama temprana que le tocó vivir mientras fue integrante de las Spice. Su primer disco en solitario, (A girl like me, 2001) contenía buenas canciones, como la rumbera We’re not gonna sleep tonight, y le otorgó suficientes regalías para garantizar su continuidad en el negocio musical: hasta ahora, ha grabado tres discos más de estudio, el último en 2019, una grata oda al pop de los años 60. La Baby Spice ha sabido conjugar todos estos años serenidad y discreción.

Emma también ha diversificado sus intereses profesionales, desde la participación en programas televisivos (como juez en Dancing on ice, por ejemplo) al diseño de ropa para niños; asimismo, como actriz (mantuvo un papel fijo en la popular y longeva serie Absolutely Fabulous) y como locutora de radio, faceta que se le da de maravilla, ganando en 2017 el premio del Television and Radio Industries Club al Presentador Radiofónico del Año.

Melanie C, la más brillante

No cabe duda de que la Spice con mayores talento y vocación musicales es Melanie Chilshom, una mujer capaz de continuar su carrera contra viento y marea y asumir sin traumas que su éxito individual nunca sobrepasará el del grupo que la lanzó. En el último cuarto de siglo ha grabado ocho discos, siendo el primero de ellos uno de los mejores álbumes que nos ha proporcionado la industria de pop bailable en Gran Bretaña: Northern Star (1999). Cuando la discográfica Virgin no le renovó contrato por la falta de ventas de su segundo álbum, reunió el coraje de fundar su propia compañía (Red Girl Records) para seguir grabando. Al contrario que sus excompañeras, ella nunca tiró la toalla.

Aunque su radio de pegada ha bajado ostensiblemente hasta condenarla a un estatus menor de estrella pop-rock de sello independiente, tanto por voz y destreza compositiva, así como por su saber estar en el escenario, Melanie C se ha ganado el respeto de la prensa especializada. Su repertorio y conciertos son elogiados y el colectivo LGTBI la adora. De momento, es la exSpice con mayor número de oyentes mensuales en Spotify, unos muy dignos 760.000.

Su voz es hermosa e inconfundible, potente y dulce a la vez, y parece que detrás de la artista hay una persona sensata que ni desprecia ni necesita reverdecer laureles con un posible retorno millonario de las Spice Girls.