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Ilustres olvidados

Ana María Martínez Sagi, poetisa, campeona de jabalina y fotorreportera de guerra

La biografía de esta catalana está repleta de hitos variados… y también de ambigüedades

Ana María Martínez Sagi, poetisa, campeona de jabalina y fotorreportera de guerra

Ana María Martínez Sagi. | Archivo

El siglo XX ha sido tal vez el siglo más convulso del que el hombre tiene memoria. Guerras mundiales a una escala nunca vista, descubrimientos científicos y técnicos, descolonizaciones masivas y transformaciones sociales de vértigo. Hay quien naufraga en estos tiempos de agitación, mientras que otros consiguen salir a flote. Pues bien, pocas personas consiguieron surfear el turbulento oleaje del siglo XX como Ana María Martínez Sagi, protagonista de una historia tan variopinta como apasionante.

Esta barcelonesa, nacida el 16 de febrero de 1907 en el seno de una familia de la alta burguesía de la Ciudad Condal, lo fue casi todo en la vida… y lo que no fue se lo inventó. Pero en seguida vamos a eso. La suya fue una vida de logros, pero también de contradicciones y de pasajes ambiguos.

De la jabalina a la poesía

Empecemos por la nómina de hechos confirmados, que son muchos y muy variados. El primero de ellos tiene que ver con el deporte. Martínez Sagi practicó varias disciplinas atléticas como el esquí, el tenis o la natación. No obstante, donde de verdad destacó fue en el lanzamiento de jabalina, en el que llegó a ser plusmarquista nacional. Su inclinación al deporte se plasmó, además, en el ámbito institucional. Así, con sólo 21 años Martínez Sagi cofundó una asociación deportiva para mujeres pionera en España, el Club Femení i d’Esports. No contenta con ello, en 1934 se convirtió en la primera mujer de Europa en formar parte de la junta directiva de un club de fútbol, nada menos que el FC Barcelona.

Martínez Sagi también encarnó como pocas el adagio latino del mens sana in corpore sano. Y es que, mientras lanzaba jabalinas, esta excepcional mujer también escribía versos. Hasta cuatro poemarios llegó a publicar antes del inicio de la Guerra Civil, o lo que es lo mismo, antes de cumplir los 35 años. A ellos se les suma otra obra lírica que vio la luz a finales de los años sesenta y otros escritos póstumos que se publicaron en 2019.

Otra faceta en la vida de Martínez Sagi fue la del reporterismo, íntimamente unido a sus convicciones políticas. De ideología anarquista, la joven escribió en varios periódicos en los años veinte y treinta. Iniciada la Guerra Civil, fue la única fotorreportera española que captó en su lente la contienda, en concreto desde el frente de Aragón.

Ana María Martínez Sagi (a la izquierda), en el frente durante la Guerra Civil.

Tras la guerra, Martínez Sagi se exilió en Francia, donde sufrió la ocupación nazi, un periodo en el que también se dedicó a la pintura. Unos años más tarde, marchó rumbo a Estados Unidos, donde se empleó en dar clases de español y francés en la Universidad de Illinois hasta su jubilación. Con la muerte de Franco, volvió a España y trató de relanzar su carrera como poetisa, con escaso éxito. Se instaló en la localidad barcelonesa de Moià.

Luces… y sombras

Pero la leyenda de Ana María Martínez Sagi también está llena de falsedades. Para ello, es imperativo sacar a colación a Juan Manuel de Prada. El escritor se encontró por casualidad con la vida de esta impresionante mujer y quedó cautivado por ella. Así fue como le dedicó una primera novela, Las esquinas del aire, publicada en el año 2000. En ella, un De Prada apenas treintañero cuenta las luces de la vida de Martínez Sagi, con quien tuvo ocasión de entrevistarse extensamente.

Sin embargo, en lo que él mismo llama su obsesión por este personaje, De Prada fue descubriendo algunas mentiras con las que Martínez Sagi había jalonado el relato de su propia vida. De esta forma, en 2022, el escritor publicó El derecho a soñar, una extensa biografía de 1.700 páginas que también recogía los claroscuros.

En efecto, la vida de Ana María Martínez Sagi fue excepcional, pero ella trató de adornarla aún más contándole a De Prada historias verdaderamente fantasiosas. Por ejemplo, le contó que, cuando tuvo que exiliarse de España, luchó en la resistencia francesa contra los nazis. En realidad, lo más seguro es que se dedicase a falsificar obras de arte para sobrevivir. También que había coincidido con Antonio Machado y Federico García Lorca (de este último llegó a asegurar que había sido su novia).

Martínez Sagi murió el 2 de enero del año 2000, el mismo día en que Juan Manuel de Prada presentaba su primera novela sobre ella, la que la dibujaba como una heroína sin fisuras. Años después, aunque el tiempo ha puesto algunas cosas en su sitio, no caben dudas sobre el excepcional recorrido vital de esta mujer.

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