
Os saludamos con alegría
Berlanga hacía cine futurista. El comité de bienvenida en el puerto de Valencia a esos pobres desgraciados, en el que no habría desentonado una paella para 600, asemejaba un Mr. Marshall coloreado, remasterizado y, ay, pixelado, un remedo levantino de Villar del Río donde el decreto de algarabía tendiera a confundir a redentores y redimidos en una misma e improbable falla estival.