'Líneas rojas': Fernando Rueda, las traiciones detrás del espionaje y las «mujeres que pelean»
El periodista especializado en espionaje presenta un nuevo libro sobre las transgresiones que se viven en este oficio
El periodista y escritor Fernando Rueda, en el centro, acompañado por Charo Izquierdo (izquierda) y Natalia Hermosín (derecha). | THE OBJECTIVE
Este jueves se ha celebrado la presentación del libro Líneas Rojas (Penguin Random House) de Fernando Rueda, periodista, escritor y colaborador de THE OBJECTIVE especializado en espionaje y operaciones encubiertas. El acto, que ha tenido lugar en la Asociación de la Prensa de Madrid, ha contado además con las intervenciones de Natalia Hermosín, directora digital de Harper’s Bazaar, así como la de Charo Izquierdo, directora de la sección Enclave ODS en El Español.
La carrera de Fernando Rueda en el periodismo de investigación ha estado centrada desde sus inicios en el mundo del espionaje, las infiltraciones y las operaciones encubiertas. Escribió el best seller Yo Confieso junto a Mikel Lejarza —alias El Lobo—, y es colaborador en La Rosa de los Vientos desde hace 25 años, desde donde ha trasladado a sus oyentes las historias más impresionantes, sórdidas e inverosímiles jamás protagonizadas por las agencias de inteligencia y sus agentes a lo largo y ancho del planeta.
En este nuevo trabajo, como el propio nombre del libro indica, Rueda ha querido centrar su atención en las «líneas rojas», esas transgresiones a su identidad original —y, en ocasiones, hacia sus propios compañeros— que los agentes dobles, espías e infiltrados deben cometer en muchas ocasiones. Recordando una frase de Graham Greene, el famoso escritor británico de novelas de espías, el autor ha recalcado cómo «los juicios morales están singularmente fuera del espionaje», pues no es extraño que un agente doble deba traicionar todo aquello en lo que un día creyó con tal de no romper la solidez de su tapadera.
Las «mujeres que pelean»
El acto se ha centrado, por deseo expreso del autor, en homenajear a Arantxa, uno de los seudónimos por los que se conoce a la única mujer policía que llegó a infiltrarse con éxito en la banda terrorista ETA —cuya historia, además, llega a las salas de cine este mismo viernes a través de La Infiltrada—, así como al resto de «mujeres que pelean y abren el camino» para las que vienen detrás. Después de una breve introducción a cargo de la editora del libro, Sara Esturillo, las dos mujeres que acompañaron a Rueda en el estrado tomaron el relevo como parte de este homenaje.
Natalia Hermosín ha centrado su intervención en Arantxa y en su periplo hasta lograr alcanzar el corazón del brazo operativo de ETA durante sus años más violentos: el Comando Donosti. Hermosín ha comenzado su relato narrando cómo le propusieron a Arantxa infiltrarse en la banda terrorista más sanguinaria del país con tan sólo 22 años, y ella aceptó sin dudarlo. Tal era su convicción de estar ayudando a su patria y a sus conciudadanos que, según recordaba más adelante el autor, llegó a compartir intimidad con dos de los terroristas que conformaban su círculo inmediato dentro de la organización, pues éstos se enamoraron de ella. Líneas que cruzó sin dudar, convencida de su misión. Finalmente, este comando cayó gracias, en buena medida, a su trabajo.
Las líneas rojas
A continuación, Charo Izquierdo ha optado por compartir algunas reflexiones que Rueda nos presenta en Líneas Rojas. Cree que se trata de un libro diferente a todo lo que el autor nos ha brindado hasta la fecha, pero que cuenta con el indistinguible «sello Rueda». Ha compartido cómo se trata de un trabajo que gira en torno a la traición, tanto a los propios principios como a aquellos individuos con los que el infiltrado puede llegar a convivir durante años. También ha querido recalcar cómo, ante todo, este libro es un trabajo de exploración psicológica de todo lo que implica para la psique de un individuo una misión de infiltración.
Izquierdo ha continuado explicando la férrea compartimentación mental que deben realizar estos agentes con tal de enterrar sus identidades originales en un rincón de su cabeza. El mejor infiltrado, como apuntó el autor más adelante, es aquel que lograba aparentar ser «más etarra que los etarras». Izquierdo ha continuado resaltando esta ambigüedad moral que acompaña de forma inherente al trabajo de los espías, retornando a la frase de Graham Greene. «Nada es lo que parece en el mundo del espionaje», concluyó la periodista.
Finalmente, Rueda ha cerrado el acto «donando» el aplauso que esperaba recibir a Arantxa y a las mujeres que lo acompañaban, identificando a todas ellas con ese arquetipo de «mujer fuerte que abre el camino» que ya había mencionado al comienzo de su intervención. Al final, de un modo u otro, todos establecemos líneas rojas en nuestras mentes, pero muy pocos están dispuestos a cruzarlas con tal de defender aquello en lo que creen. Sin duda, este trabajo arrojará luz sobre todo lo que hay detrás de los complejos procesos psicológicos que gobiernan la psique de un infiltrado cuando se enfrenta a esta clase de situaciones.
