Por qué el Real Madrid aún puede remontar
El público de Castellana es especial. Exigente hasta el extremo, ni se despeina cuando tiene que poner firmes a los suyos
De todas las frases hechas y mantras que fluyen en torno al deporte rey hay una que es mi favorita: «El fútbol es un estado de ánimo». Se le atribuye a Jorge Valdano. Y es mi predilecta sencillamente porque es rotundamente real. Se lo voy a demostrar: hace 15 días, en caliente, tras la bochornosa presentación del Madrid en el Parque de los Príncipes, pregunté vía Whatsapp a socios y peñistas blancos sobre la posibilidad de remontar. La imagen de los de Ancelotti en París fue tan mala que la mayoría me trató de iluso o directamente me mandó a esparragar. Pues bien, a las 24 horas repetí el experimento y más de la mitad de los vikingos descreídos pasaban a cambiar de opinión. La mayoría argumentaba que el Real Madrid, «habiendo realizado el peor partido de la temporada, solo había perdido por 1 a 0» así que la remontada en el Bernabéu «era posible».
Y voy más allá. Dentro del vestuario y en la institución pensaban exactamente lo mismo. La sensación de «haber salido vivos» de la capital francesa era generalizada y el objetivo que Carlo puso como reto a su plantilla fue concreto e innegociable: «Tenemos que sacar nueve puntos de nueve en los tres partidos que tenemos por delante», espetó al vestuario. Dicho y hecho. Puntaje máximo, tres victorias en línea y camino allanado en la Liga. La meta era seguir líderes en el campeonato, claro, pero el remarcado objetivo era otro: recuperar sensaciones y pensar que darle la vuelta a la eliminatoria era, efectivamente, una posibilidad real.
Por suerte para el Madrid no solo aprieta Carletto. El público de Castellana es especial. Exigente hasta el extremo, ni se despeina cuando tiene que poner firmes a los suyos. Ahora bien, sabe cuándo y cómo hacerlo. Dentro de su incomparable idiosincrasia, el aficionado merengue es capaz de discernir cuando se le necesita, y el sábado, contra la Real Sociedad, experimentamos el último capítulo. Minuto 38, el equipo caía al borde del descanso, las llegadas eran escasas y poco claras pero el Bernabéu, esta vez, no silbaba. El estadio, con las 50.000 butacas disponibles ocupadas, actuó como si de un ente pensante único se tratara. Detectó que el equipo necesitaba su ayuda y se volcó para buscar la remontada. En el minuto 45 el Madrid ya le había dado la vuelta al resultado y el Bernabéu cantaba «cómo no te voy a querer si fuiste campeón de Europa una y otra vez». Chamartín es inteligente, el Santiago Bernabéu se acababa de poner en modo Champions.
¿Llegarán Valverde y Kroos?
Ahora la preocupación principal circunda en torno a la baja de Casemiro en medio campo y, sobre todo, en quien será su sustituto. El sábado saltaron todas las alarmas. Ancelotti no pudo contar con Tony Kroos ni Fede Valverde para enfrentar a los Txuri-Urdín, de modo que mis cuestiones, mano a mano con el de Reggiolo, fueron por la senda que quita el sueño al madridismo; «¿llegará Fede contra el PSG, Mr?: Valverde no va a tener ningún problema para llegar». Estupendo, gripe superada pensé para mis adentros. «¿Y Kroos, Carlo?: creo que sí va a llegar, ya se encuentra mejor, dependerá de su trabajo con el equipo».
Lo confieso; me preocupó la respuesta del técnico italiano. Vivimos esta misma situación en el partido de ida. Benzema llegaba renqueante después de una lesión en el biceps femoral. El francés jugó, como mucho, al 60% de su máximo rendimiento y casi ni tocó la bola. Pero, atención a esto, la temporada pasada, el Madrid de Zidane fue eliminado de la Champions contra el Chelsea tras alinear en el partido decisivo de vuelta a Ferland Mendy y Sergio Ramos después de dos largos periodos de lesión y sin estar al 100%. Sería como tropezar tres veces con la misma piedra.
Ahora es Ancelotti quien debe plantearse si apostar por un joven Camavinga, que lo bordó frente a la Real este fin de semana, o tirar de veteranía y experiencia con un (más que probable) mermado Tony Kroos. No estoy seguro de cómo interpretar las palabras de Carletto. Puede que solo juegue al despiste, pero, conociendo sus precedentes y la jerarquía que concede a los veteranos, si el alemán le dice que está para jugar (los futbolistas siempre lo dicen), mucho me temo que lo veremos como titular. Y creo, sinceramente, que Carlo Ancelotti se estaría equivocando.