Qatar 2022: el balón no ha empezado a rodar y los problemas se multiplican
El tema de los derechos humanos es recurrente antes del inicio del torneo y lo que ha pasado a pocas horas de comenzar da para pensar que nada bueno se avecina
Uno de los estadios del Mundial de Qatar. | Bruno Fahy (EP)
Que el Mundial de 2022 iba a ser complejo, era previsible. Que sus problemas comenzaran tan pronto, no. Mientras las autoridades siguen fichando a cantantes después de que Shakira y otros intérpretes se negaran a participar en la ceremonia inaugural del 20 de noviembre, los inconvenientes parecen multiplicarse.
Si bien es cierto que el artista colombiano Maluma, la libanesa Myriam Fares y la estadounidense Nicki Minaj han asegurado su presencia antes del pitazo inicial, otros intérpretes que habían sido invitados para formar parte de la ceremonia inaugural desistieron, entre ellos Dua Lipa y Rod Stewart. J Balvin y Shakira son casos diferentes. Si bien es un hecho que no aparecerán el primer día, se desconoce si había un trato para que aparecieran más adelante. «Me han confirmado que Shakira no va a actuar en la ceremonia de inauguración, pero no me confirman es que tenga algún papel a lo largo del Mundial», ha asegurado Adriana Dorronsoro, periodista de Telecinco.
Y sí, todo tiene que ver con los derechos humanos. Recordemos que, según Amnistía Internacional, existe un sistema de tutela masculina en Qatar: las mujeres viven subordinadas a sus guardianes (padre, esposo, hermano, etc.) y deben pedirles permiso para decisiones importantes como casarse, estudiar o trabajar. La comunidad LGTBI+ también tiene restringidos sus derechos y una manifestación de cariño entre personas del mismo sexo está penada con la cárcel.
Por supuesto, los fanáticos de los artistas presentes en este torneo creen que no es un buen mensaje que se apoye un Mundial en un país represor como Qatar. Y si bien las autoridades locales han dicho que «ningún país es perfecto» y han asegurado que se respetarán algunas costumbres occidentales, como celebraciones y consumo moderado de alcohol, lo que se ha vivido en los últimos días no es para nada alentador.
Contra la libertad de prensa
El reportero danés Rasmus Tantholdt, de TV2, fue amenazado el 15 de noviembre mientras transmitía en directo. «¿Por qué no podemos filmar? Es un lugar público», le pregunta el periodista a tres hombres, autoridades qataríes se presume, que manipulaban un carrito de golf. Todo quedó grabado.
«Señor, ustedes invitaron a todo el mundo a venir aquí, ¿por qué no podemos hacerlo? Es un lugar público», se les escucha a Tantholdt mientras uno de los hombres intenta romper la cámara.
Tantholdt le presentó su credencial de prensa a un policía para demostrarle que tenía todos los documentos en regla. «Tú puedes romper la cámara, ¿quieres romper la cámara?», le reprochó a uno de los guardias que amenazó con destruirla si seguía filmando.
Tantholdt publicó posteriormente que, tras viralizarse el episodio, recibieron una disculpa de la Oficina Internacional de Medios de Qatar y del Comité Supremo.
Otro episodio de censura lo vivió un periodista colombiano, John Balcázar, quien regularmente sube videos a TikTok. El comunicador informó que la acreditación de la FIFA le ha servido de poco debido a que las autoridades le impiden precisamente grabar en las localizaciones que escoge.
«Cuando recogimos la acreditación, nos dijeron que con este permiso teníamos la posibilidad de grabar en cualquier lugar, pero a donde llegamos nos dicen sí, buenísimo el permiso, pero acá no. Acá no se aplica ese permiso», explicó a la revista Semana.
Y añadió: «En todo Doha podemos grabar con esto, pero, al mismo tiempo, en ningún lado podemos grabar. Es una odisea. Son muy respetuosos, pero no te dejan grabar y te piden borrar los videos».
Balcázar, oriundo de Manizales, expuso un punto que pone en su justa dimensión las diferencias culturales: «Dentro de todas las confusiones que hay aquí, para entrar a Qatar, hay un problema grave y es que si usted tiene un solo apellido en la visa, tiene serios problemas para entrar. Estuve doce horas recluido en el aeropuerto de aquí, de Doha, y todo porque culturalmente hay una realidad. Para ellos el último apellido es el segundo, para nosotros el de nuestra madre. Mi segundo apellido es Arboleda».
La censura en los equipos
Qatar 2022 pasará a la historia como el torneo en el que más cosas extrañas han sucedido antes de que se inicie el torneo y siempre por temas de censura. El pasado domingo 13 de noviembre, Carlos Queiroz, conocido en España por su pasado por el Real Madrid, canceló la conferencia de prensa cuando debía dar los nombres de los convocados de Irán para la Copa.
Todos los medios internacionales coinciden en que la razón de esta suspensión tiene que ver con las protestas en este país. De acuerdo con diferentes fuentes, la Federación iraní pretendía que no se llamaran a jugadores que abiertamente apoyaron las manifestaciones de las mujeres por el asesinato de Mahsa Amini, una joven kurda que murió bajo custodia policial. La mujer fue arrestada por supuestamente llevar el velo «de forma inadecuada».
Sardar Azmoun, delantero del Bayer Leverkusen, se manifestó a favor de las protestas y escribió en su Instagram que «las normas de la selección» impedían a los jugadores expresarse sobre estos hechos, pero que estaba dispuesto a «sacrificarse» si era el coste de apoyar a las mujeres. Al final ingresó a la lista de los 25 que convocó Queiroz.
En este contexto está por verse si, tal como se había acordado, los capitanes de las ocho selecciones que así lo han decidido podrán lucir el famoso brazalete «contra la discriminación» en el Mundial. La UEFA lo había anunciado en septiembre, sin embargo, como van las cosas, es probable que esto se eche para atrás y la FIFA no se ha pronunciado.
Se suponía que los capitanes de Ingaterra, Países Bajos, Bégica Suiza, Gales, Francia, Dinamarca y Alemania lucirían este distintivo. Hoy es una incógnita. De hecho Hugo Lloris, el líder de la selección gala, aseveró que no piensa usarlo y este es su razonamiento: «Cuando recibimos extranjeros en Francia, queremos que cumplan con nuestras reglas y tradiciones».
Así pues, parece que Qatar 2022 parece estar destinado a dejarnos muchos recuerdos, aunque no sea precisamente por las polémicas en la cancha o el uso del VAR.
