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Las escuderías de la Fórmula 1 se van a gastar este año 3.068 millones (pero tienen trucos)

En la competición a veces no gana el más rico, pero jamás vence el más pobre, y es por ello que las escuderías requieren una serie de fondos ilimitados

Las escuderías de la Fórmula 1 se van a gastar este año 3.068 millones (pero tienen trucos)

Fernando Alonso junto a su equipo. | Zuma Press

Si el combustible de los monoplazas es la gasolina, el de la Fórmula 1 es el dinero. El conocido aserto es huérfano de autoría, pero más atinado no puede ser. La sencilla razón estriba en que nadie que la conozca un poco pone en duda que hablamos de la especialidad más cara del universo conocido. Engañar la ley que impone el segundero es terriblemente costoso, y apretar las manecillas conlleva un crecimiento de orden geométrico en inversiones financieras.

En la Fórmula 1 a veces no gana el más rico, pero jamás vence el más pobre, y es por ello que las escuderías requieren una serie de fondos ilimitados para dejar atrás al resto. Viajes por todo el planeta, fichaje de brillantes ingenieros, pilotos que aparecen el la lista Forbes de millonarios, materiales traídos del futuro, o sistemas de medida procedentes de la industria aeroespacial hace de los bólidos un agujero negro que traga todo el dinero que seas capaz de echarle.

Fuerzas ‘c€ntrífuga$’

Aunque los promotores del certamen deseen una igualdad entre los participantes, y la Federación Internacional de Automovilismo se esmere en poner coto al gasto alocado, la especialidad y los equipos ingresan cada vez más dinero. Más ganas, más gastas, y el que más invierte, más corre… para ganar más, y vuelta a empezar. Como cada año por estas fechas, el periodista francés Marc Limacher publica las previsiones de gasto de las escuderías de la Fórmula 1 y de ella se pueden sacar interesantes conclusiones. Las cuentas de los equipos no son lo transparentes que nos gustaría, pero entre las que corren en bolsa y han de airear sus cuentas en público, las que atienden a la Companies House británica, donde se reflejan muchos de sus movimientos, o basándose en filtraciones y anuncios de patrocinio, se puede hacer una estimación bastante aproximada. Este 2023 las escuderías se van a fundir entre todas 3.068 millones de euros, 1.000 millones más que en 2021, con un crecimiento monumental según se va alejando la pandemia.

Si correr cuesta caro y ganar un poco más, dejar de hacerlo es lo más oneroso de todo. Es por eso que Mercedes serán este año los que más paletadas de billetes arrojen sobre sus monoplazas, hasta una cifra estimada de 495 millones de euros. Los siguientes serán los líderes y tenedores del último título de escuderías, Red Bull, con una inversión de 484 millones. En la tabla clasificatoria del dinero se sitúa Ferrari, con unos fondos para fundir de 457 millones. En buena lógica este esfuerzo financiero debería notarse a la hora de adquirir velocidad, y de acuerdo con esta escala es más o menos como estos tres liquidaron el año pasado y se repartieron las victorias y visitas al pódium.

Los últimos de esta fila son Williams, con un gasto de 193 millones de euros, Alpha Tauri, con una alcancía rellena con 163 millones, y los menos dotados son los de Haas F1, que disponen en su cuenta bancaria 138 millones de euros para gastar. 

La anomalía

Más dinero equivale a correr más, pero a veces ocurren maravillosas irregularidades en el orden establecido. Un pobre de solemnidad en la categoría más cara del mundo no puede acceder con facilidad a las zonas altas de las clasificaciones, pero de vez en cuando los de la zona media sí que hacen incursiones, y este año esto lo han logrado Aston Martin. Con un presupuesto estimado de 257 millones de euros han logrado saltar por encima de Alpine, McLaren y Alfa Romeo, a los que se presuponen mayores desembolsos a la hora de desarrollar sus monoplazas.

La anomalía protagonizada por el equipo de Fernando Alonso viaja en dos direcciones. Una, que contra todo pronóstico ocupan el segundo puesto en la tabla clasificatoria del mundial. Sus ingenieros esperaban estar cuartos en sus proyecciones más optimistas, pero se han unido varios elementos de juicio para que esto ocurra. Un equipo que está funcionando razonablemente bien, un coche que no solo es rápido, sino que no se rompe, y un excelente Alonso que está en plena forma y no ha fallado en una sola vuelta de este 2023.

Esta especial amalgama ha creado una corriente de optimismo en el seno de los de Silverstone, que está dejando en bastante mal lugar al equipo del que procedía el asturiano. Alpine gasta más, y corre menos, hasta el punto que se baraja la posibilidad de cambios de orden mayor en el seno de la formación con la llegada de fichajes técnicos, y poner a otros gestores al mando.

La otra dirección de lo anormal es que a pesar del enorme acierto en lo técnico, y viendo el tremendo avance, la llegada de ingenieros de postín y las inversiones en las nuevas instalaciones, muchos creen que estas cifras son muy superiores a lo previsto

Las filiales industriales

No es la sospecha ya ni de observadores y los reporteros más relacionados con lo económico, sino del propio Stefano Domenicali, el rector de la categoría. En 2021 y de manera democrática, las escuderías se pusieron unos topes presupuestarios en la búsqueda de un cierto equilibrio entre los más y menos ricos, no desmadrar la escala de inversiones, y encontrar algo de justicia sobre la pista con posibilidades para los llamados a no pillar victorias nunca.

A día de hoy y tras varios ajustes, los equipos tienen un pacto que apunta a que ninguno gastará en desarrollar sus monoplazas más de 141 millones de euros. Si el año pasado se demostró, y se sancionó a Red Bull por abusar de esta administración, se sospecha que esto es moneda común en casi la mitad de la parrilla. No hay nombres, ni acusaciones directas, pero no es difícil pergeñar quienes pueden ser los sospechosos… pues los que tengan más dinero para gastar.

McLaren diluyó parte de su presupuesto participando en la categoría estadounidense Indycar, Ferrari al participar en las 24 Horas de Le Mans con equipo propio, Mercedes y Red Bull se metieron en carreras de barcos, o Alpine se interesó como los italianos en las pruebas de resistencia. Se dice por los mentideros que ese es el agujero negro de un dinero que sale por la puerta, para entrar luego por la ventana. No hay prueba alguna, y alzar el dedo acusador sería aventurado, pero el esquema que flota en el aire es sencillo. «Necesito desarrollar un amortiguador —es un ejemplo—, y no puedo gastarme un millón de euros, pero si puedo pedírselo a una empresa externa que manejo. Lo hacen, me pasan una factura de cien mil, y consigo lo que quiero con un gasto ficticio… y mi otra empresa que palme dinero y ya echaremos cuentas a finales de año».

Tanto a Liberty como a FIA les aterra esta posibilidad, y hay trazas de que puede estar ocurriendo. Los equipos ganan mucho dinero, y tras la pandemia los grandes patrocinadores están volviendo, las audiencias crecen y con ello y de forma indirecta la facturación del conjunto. La lógica legalidad indica que se está creando un atasco de dinero, que se acumula en las cuentas bancarias sin hacer nada con él, pero nadie cree que esto esté pasando. Exceso de dinero en los bolsillos, menudo problema. 

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